El Badajoz espanta a su afición

El equipo blanquinegro vuelve a las cifras de épocas pasadas de mayor desinterés en las que se conformaba con reunir a los 2.500 valientes de siempre. Cada vez hay más asientos libres en las gradas. En el último partido en casa ante el Montijo se congregaron 2.503 espectadores. Mil menos que la media de 3.580 personas resultante de los once partidos anteriores celebrados en el Nuevo Vivero y lejos de los 5.756 de mayor asistencia que acudieron al derbi frente al Extremadura. Pero es que dos semanas antes contra el Villafranca solo fueron 2.300. Unos datos preocupantes teniendo en cuenta que el Badajoz cuenta con más de 3.500 abonados.

Noticias relacionadas

El Juez Único que dejó al Badajoz sin plaza en Segunda RFEF, acusado de supuesta apropiación indebida

El pago de la compra del Badajoz a Parra, pendiente de la Audiencia Provincial de Málaga

El Nuevo Vivero pierde espectadores al mismo tiempo que el equipo pacense se va dejando puntos por el camino y se aleja de sus objetivos. Primero se despidió del ascenso directo y este fin de semana salía del playoff de ascenso. El sábado vuelve a repetir en su estadio ante el Puebla en un compromiso adelantado al sábado a las 17.00 horas.

Los partidos del Badajoz siempre se han movido por la presencia de más de 3.500 aficionados en las gradas. En cinco de los seis primeros encuentros como local superó esa cifra. Solo en la jornada inaugural frente al Olivenza se quedó por debajo con 3.250. Ante el Azuaga (3.986), Llerenense (3.800), Arroyo (3.500), Jaraíz (3.800) y Extremadura (5.756) superó la media. Y a partir de ahí, la presencia de público ha estado rondando los 3.000 contra Pueblonuevo (3.176), Trujillo (2.904), Jerez (2.876), Diocesano (3.100) y Moralo (3.281). Descolgado de la lucha por el ascenso directo tras la derrota en Jaraíz la caída ha sido evidente en los compromisos de Villafranca y Montijo. Ahora está en peligro la participación en el playoff de ascenso y el equipo necesita del máximo apoyo posible.

Las continuas decepciones apartan del Nuevo Vivero a una afición cansada y hastiada de tanto sufrimiento. Pero los incondicionales que se resisten a dejar a su equipo solo ante el peligro señalan al técnico cada vez con más fuerza. «Al final la gente se cabrea, te insulta y poco nos dicen. Lo único que queda es pedir perdón y seguir insistiendo hasta que termine el año», reconocía Luis Oliver Sierra.