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estrella domeque
Domingo, 1 de abril 2018, 10:00
Las ansiadas precipitaciones de los últimos días, tan bien recibidas sobre todo por agricultores y ganaderos, también lo son para la naturaleza. Y es que, si en época de sequía, hay edificios y otros tesoros que salen a la luz, en tiempos de lluvia la naturaleza igualmente saca a relucir encantos que habían quedado ocultos por la falta de agua.
Es lo que le ha ocurrido al puente de Santa Natalia, a debate por su estado de conservación hace unas semanas, y que con este episodio de lluvias se ha convertido en enclave turístico. No obstante, el río Guadámez, a su paso por el término municipal de Don Benito, ha experimentado estos días un aumento del caudal que ha reavivado la cascada que queda a sólo unos metros del puente, recientemente reformado, y que sirve para cruzar el río.
Un paraje natural, conocido sobre todo por senderistas y ciclistas, pero inexplorado aún por muchos de los que estos días aprovechan los días festivos de Semana Santa para descubrirlo. De hecho, el trayecto a la cascada de Santa Natalia ya aparece desde hace años en algunas páginas web especializadas en rutas para bicicletas de montaña, por lo que son muchos los deportistas que ya conocían esta zona, que ahora algunos visitan por primera vez.
Un lugar de gran interés natural, por el paisaje que genera el propio río, además de las zonas de campo de cultivo y explotaciones ganaderas que lo rodean.
Llegar al lugar no es complicado, siempre que uno reciba las indicaciones precisas, lleve zapatillas cómodas y esté dispuesto a lavar el coche después del trayecto. En concreto, el puente de Santa Natalia se encuentra a unos 16 kilómetros del casco urbano a través de la carretera autonómica EX-345 en dirección al Valle de la Serena y que lleva a la ermita de Las Cruces.
La ermita de la patrona dombenitense puede servir de orientación para los visitantes, pues el sendero que lleva a la cascada se encuentra a la derecha, unos kilómetros más adelante. Ya entonces, puede contemplarse el efecto de la lluvia en los paisajes extremeños, ya coloreados en un verde intenso gracias al agua recibida.
Ocho kilómetros son, en concreto, los que separan el santuario del primer sendero en el que hay que adentrarse y que se encuentra aproximadamente en el kilómetro 15,300 de la citada carretera.
Al llegar a ese camino, algunos aparcan el coche para llegar andando hasta la cascada. Se trata de una distancia de algo más de dos kilómetros. Otros llegan hasta aquí en bicicleta para seguir una ruta que no es muy exigente. Aunque también se pueden completar los dos kilómetros hasta el puente en coche.
Una vez se vislumbra el puente de Santa Natalia, se puede comprobar por la cantidad de coches aparcados en la zona que es, actualmente, uno de los enclaves naturales de mayor afluencia de público en la localidad dombenitense, en parte, gracias a la cascada.
Aquí llega la parte más fácil, ya que desde el puente sólo hay que seguir el sonido del agua y los comentarios de los que ya han llegado al lugar para encontrar la cascada que queda a la izquierda en una zona de arbolado, por la que antes solía transcurrir el río Guadámez, hoy ya con un cauce más estrecho.
Conocida por muchos y desconocida para otros tantos, la cascada suele ser para estos últimos una grata sorpresa. «Nosotros es la primera vez que veníamos, no la conocíamos y habíamos oído hablar de la zona hace unos días», dice una familia que, tras visitar la cascada se ha organizado para comer en los alrededores, en plena naturaleza.
«Yo sí que la conocía porque había venido en alguna ruta en bicicleta, pero hoy he venido con la familia, porque no la habían visto todavía», comenta Rubén, aficionado al ciclismo y armado con una cámara de fotos para intentar sacar una perspectiva diferente a las que ya ha visto en sus anteriores visitas. «La cascada siempre trae agua, pero es verdad que esta vez el caudal es algo mayor», afirma.
Otros optan por pasar la jornada en los alrededores, con actividades como el 'Geocaching', que consiste en esconder y encontrar 'tesoros' con la ayuda del GPS de los teléfonos móviles. De esta forma, los paseos pueden convertirse en una yinkana o búsqueda de tesoros. Uno de ellos, se encuentra precisamente en el puente de Santa Natalia.
De este modo, basta con descargar la aplicación y buscar el 'caché' que se encuentra escondido, según la pista, «debajo de un árbol singular». En definitiva, cualquier excusa es buena para disfrutar de la naturaleza, ahora que vuelve a mostrarse más viva que nunca.
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