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¿Qué ha pasado hoy, 22 de febrero, en Extremadura?
Una preciosa máquina de escribir Oliver con décadas de historia en sus teclas octogonales. JORGE REY
El archivo histórico de BVA viajará por la región hasta abril

El archivo histórico de BVA viajará por la región hasta abril

Datáfonos, calculadoras o máquinas de escribir con más de un siglo de historia

ALBA BARANDA

Domingo, 23 de septiembre 2018, 09:36

«Cambia tu opinión pero mantén tus principios. Cambia tus hojas pero mantén tus raíces», decía el escritor francés Víctor Hugo allá por el siglo XIX. Esto mismo es lo que ha hecho BBVA a lo largo de sus casi dos siglos de vida; conservar un amplio archivo histórico y mostrarlo ahora con orgullo y cariño en una exposición itinerante.

Corría el verano de 1857 cuando el Banco de Bilbao abrió sus puertas en una pequeña oficina pegada a la ría de la capital vizcaína. A partir de ese día, miles de personas han trabajado y lo siguen haciendo por ofrecer el mejor servicio a los ciudadanos, pero las formas han ido evolucionando.

Hoy en día resulta difícil imaginar una oficina sin escáner, impresora, internet... Pero, a pesar de que BBVA ha sido pionero en la informatización de los procesos de trabajo, los bancos iniciales solo tenían una rudimentaria sección de ofimática. La primera máquina de escribir que se conserva en este archivo histórico es una portátil que data del año 1890. También hay una calculadora de 1960, una estampadora de tarjetas de 1970 muy curiosa, puesto que solo hubo tres de este modelo en toda España (BBVA fue el primer banco nacional en realizar tarjetas de crédito), o el objeto más reciente de la muestra: un datáfono del año 1970.

Todos ellos, junto con fotografías de inauguración de oficinas, o regalos de merchandising, entre otros, conforman un entramado de historias por el que merece la pena pasear la vista y viajar al pasado. El responsable de esta sección histórica es José Víctor Arroyo Martín, que junto con su equipo, han venido desde Bilbao hasta Cáceres para preparar esta exposición que estará abierta a los clientes y no clientes en la sede central de la entidad bancaria, situada en la avenida de España número 3 hasta mediados de noviembre. Después viajará a_Badajoz, donde permanecerá hasta enero, y por último, todas estas piezas históricas lucirán en Mérida hasta abril.

«Hay que saber de dónde venimos para saber hacia donde vamos»

José Víctor conoce todas estas máquinas a la perfección, sabe dónde esconden sus rasguños, cómo funcionaban y por supuesto, su año de nacimiento. Tanto es así que mientras habla de ellas, le resulta imposible ocultar su entusiasmo. «BBVA es un banco de futuro, pero hay que saber de dónde venimos para saber hacia donde vamos. Además, estamos orgullosos de poder conservar nuestra historia y así haber conformado nuestra identidad», explica.

La inauguración de esta muestra tuvo lugar el pasado jueves 20 de septiembre. A ella acudieron amigos y antiguos trabajadores de banca con numerosas anécdotas sobre el edificio en el que se asienta actualmente la sede central de BBVA en la capital cacereña. Los recibieron Juan Sebastián Trinidad Marín, director CBC y Manolo Parra, director de la zona de Extremadura. Ambos incidieron en que les parecía muy bonito poner todo ese patrimonio de una forma altruista al servicio de la sociedad.

Manolo Parra, José Víctor Arroyo y Juan Sebastián Trinidad. JORGE REY

«Una hucha como esa me dieron a mí cuando me abrí la cuenta para la universidad», se escuchó entre algún asistente. Las máquinas de escribir provocaron callada admiración entre los presentes, pero el merchandising arrancó más de una historia personal.

Pero no solo hay máquinas en la muestra. Uno de los objetos que quizás tenga más alma es una gorra que fue utilizada por uno de los botones del banco en los años 60. Asimismo, hay varias donaciones de clientes que han conocido la tarea del BBVA de atesorar su archivo histórico y han decidido colaborar. Por ejemplo, han regalado una hucha que se daba junto a la cartilla cuando nacía un niño, o una de las primeras tarjetas de crédito en todo el territorio nacional, expedida en 1971 y sin banda magnética. La mayoría de máquinas expuestas todavía funcionan a la perfección, aunque algunas, como una preciosa Olivetti roja, podrían perfectamente estar en una galería de arte debido a su aspecto retro.

Emociona pensar que mientras Víctor Hugo acuñaba la frase del inicio, alguien tecleaba con esmero en una de ellas.

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