Ana B. Hernández
Martes, 20 de junio 2023, 21:13
La repetición de las elecciones autonómicas en Extremadura era un escenario que pocos contemplaban hasta las diez de la mañana de este martes, 20 de junio. Pero en apenas dos horas y media pasó a ser uno más que probable, porque en ese corto ... periodo de tiempo, durante la constitución del Parlamento regional y la conformación de la Mesa de la Asamblea, quedó patente que no había acuerdo alguno entre PP y Vox, los dos partidos del bloque de la derecha que alcanzan los 33 escaños en que se sitúa la mayoría absoluta en la Asamblea.
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Esa suma les habría otorgado la Presidencia de la Mesa, que el PP de María Guardiola le había ofrecido a Vox en el marco del acuerdo programático con el que buscaba un pacto por la gobernabilidad de la región. Los de Santiago Abascal lo habían rechazado por insuficiente, pues reclaman entrar en el Ejecutivo extremeño a cambio del apoyo de sus cinco diputados, pero en el arranque de la votación quedaba la duda de si finalmente el acuerdo se había producido en el último minuto. De hecho, el PP subió la apuesta y también ofreció a Vox tener un senador autonómico.
No fue así. PP y Vox no sumaron sus votos, cada uno respaldó a su candidato y, a diferencia de ellos, PSOE y Unidas por Extremadura unieron los suyos. Los 32 votos bastaron para elegir a la socialista Blanca Martín presidenta de la Mesa de la Asamblea por tercera legislatura consecutiva, ante su propia sorpresa.
Su inesperada elección sorprendió a buena parte del hemiciclo, también a autoridades e invitados que seguían en directo la sesión constitutiva, y a los ciudadanos que lo hacían a través de los medios de comunicación. Porque a pesar de la falta de acuerdo entre PP y Vox al término de la segunda reunión que los equipos negociadores celebraron el lunes, se entendía que el pacto sería posible, que alguno de ellos cedería en sus requisitos para lograr su objetivo prioritario: acabar con la etapa socialista al frente de la Junta de Extremadura.
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Ese acuerdo ya se intuía como menos probable, aunque ni mucho menos se descartaba todavía, después de que apenas diez minutos antes de que comenzara la constitución del Parlamento, el portavoz político de Vox, Jorge Buxadé, dejara claro que su condición para apoyar al PP seguía siendo entrar en el Gobierno regional. Seguía con la «mano tendida» para conformar una alternativa al PSOE, pero no se movía de su posición.
Una declaración que aún mantuvo después, cuando las votaciones habían concluido en la Cámara, los socialistas se habían hecho con el control de la Mesa y su partido se había quedado fuera de este órgano. «Vox es imprescindible para construir una alternativa en esta región y nuestros votos no se regalan ni van a estar al albur de un chantaje», declaró entonces Buxadé.
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Celestino J. Vinagre
Pero si fue claro el portavoz político de Vox, más lo fue la presidenta del PP de Extremadura. Porque la discreción con la que ambos partidos emprendieron la negociación el 9 de junio, se disipó diez días después, tras el segundo encuentro celebrado este lunes, y ayer saltó literalmente por los aires. Y con ella las dudas que pudieran quedar sobre la posibilidad de que, más allá de lo ocurrido en la Asamblea este martes, ambos partidos pudieran finalmente alcanzar un pacto de gobierno.
En solitario
Tras las contundentes declaraciones de María Guardiola en la sede parlamentaria, la única posibilidad de ese pacto pasa por que Vox acepte su propuesta y la apoye con sus votos para que sea la primera mujer al frente de la Junta. No hay otra opción. Vox no estará en su gobierno.
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«No puedo dejar entrar en el gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI», dijo ayer Guardiola, para garantizar que mantendrá hasta el final su compromiso de gobernar en solitario. Lo que aseguró durante la campaña electoral, tras los resultados del 28-M, en el inicio de la negociación con Vox, en el fracaso de las conversaciones con este partido y en la votación de la Mesa de la Asamblea, aunque le haya supuesto perder su control.
«El camino más fácil hubiera sido ceder y ser presidenta a cualquier precio y traicionar a mi tierra y lo que prometí en campaña», añadió la presidenta del PP.. «Pero no. Esa no soy yo, esa no es mi forma de ser», se respondió. Prefiere ser valiente y fiel a sus principios, dijo también, y transmitir con su posicionamiento sin tapujos un mensaje a Extremadura: «Jamás voy a faltar a mi palabra y a mi compromiso».
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Por eso el escenario de una repetición electoral ha cobrado mucha fuerza desde este martes. Porque el PP de María Guardiola no va a ofrecer nada más a Vox de lo que ya ha puesto sobre la mesa. Además de la Presidencia de la Asamblea y 15 medidas programáticas, que los de Abascal rechazaron, un puesto más en la Mesa y el de senador autonómico que corresponde al PP.
«Por respecto a esta tierra y a los que han pedido cambio he hecho absolutamente todo lo que estaba en mi mano para alcanzar el acuerdo».
No ha sido posible en los términos que lo ha intentado y que, desde su punto de vista, son razonables. «Porque con todo el respeto a sus votantes, el rol adecuado a los resultados de Vox es apoyar al PP y no al revés».
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La presidenta popular ha recordado que su partido ha logrado 28 diputados y un 38,85% de los votos y Vox, cinco diputados y un 8,12% de los votos. «Por eso no voy a firmar un acuerdo de gobierno y un pacto asimétrico y lleno de condiciones. No voy a regalar consejerías ni voy a entrar en batallas culturales que están superadas».
El PP necesita que los cinco diputados de Vox voten a favor de la investidura de María Guardiola como presidenta extremeña, pero ella cree que ese apoyo está de sobra pagado con un acuerdo programático que permite a Vox llevar a cabo algunas de las medidas que plantea. No solicitar a cambio de ese respaldo entrar en la Junta y además establecer las medidas políticas a ejecutar, incluidas las que en el fondo y en la forma chocan de forma frontal con su ideología.
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La presidenta de los populares extremeños considera que una cosa es negociar y otra muy distinta «mercadear», lo que a su juicio hace Vox, y que por el gobierno extremeño no va a renunciar ni a principios básicos para ella ni a lo que quiere para esta tierra. Objetivos que, también ha dejado claro, parecen lejos de la ultraderecha.
«Creo en una Extremadura inclusiva, moderna, respetuosa, permeable, solidaria y responsable y creo, por supuesto, en una Extremadura donde el amor no admita matices».
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Rubén Bonilla
El choque frontal entre Guardiola y Vox en el fondo y en la forma ha impedido un acuerdo de gobierno y nada hace indicar que se pueda revertir. La formación de Santiago Abascal, si quiere que el vuelco político que posibilitan los resultados del 28-M se vaya a llevar a cabo, debe apoyar a la presidenta del PP extremeño en la investidura. No parece factible que lo vaya a hacer. Porque si bien mantiene la mano tendida, insiste en entrar en el gobierno. Así que ante lo que parece una imposibilidad de acercar posturas, noviembre se perfila como el mes en el que se desbloquearía la gobernabilidad extremeña, en el que se celebraría la repetición electoral.
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Un gobierno de Vara
Porque la alternativa de que Guillermo Fernández Vara siga al frente de la Junta no está sobre la mesa. Vox votará en contra y María Guardiola ha dejado claro que el PP también. Y aunque el PSOE ha ganado las elecciones, ha sido el partido más votado, sin la abstención de los populares, no será posible. Los números no le salen. Aun contando con el voto a favor de los cuatro diputados de Unidas por Extremadura, los 32 que sumarían con los 28 que han logrado en las urnas son insuficientes.
Por eso, dijo también Guardiola, «me hubiera encantado que Guillermo Fernández Vara hubiera hecho un último servicio a su tierra y hubiera impedido el bloqueo y hubiera facilitado la gobernabilidad de una tierra que ha pedido el cambio». Pero no ve la presidenta del PP extremeño diferencias entre PSOE y Vox en este sentido. «Quieren estancar esta tierra», ha resumido. «Unos por querer mantenerse de forma artificial en el poder y otros por tratar de conseguir en los despachos lo que no han logrado en las urnas, que es poder suficiente para poder cogobernar Extremadura».
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Insiste ella en que «yo quiero ponerme a trabajar, pero el PSOE y Vox prefieren estancar esta tierra». Y en esta tesitura, tampoco la líder del PP en la región descarta la repetición electoral.
«Me entristece enormemente porque en política hay que demostrar altura de miras», pero, también dice que «si hay que ir a una nuevas elecciones, iremos y volveremos a demostrar que tenemos palabra». María Guardiola cree que este hecho «es importante en la vida y en la política» y confía por ello en lograr en esa nueva cita con las urnas «la mayoría suficiente para poder gobernar Extremadura».
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