Cuando toca pedir el voto hay una colección de datos, cifras y logros que se airean a favor del propio partido y en contra del ... adversario, pero a estas alturas de campaña conviene simplificar el mensaje final y este martes en Badajoz Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, resumió la batalla electoral entre «progreso o retroceso». La dicotomía la tomó prestada del discurso que pronunció antes el candidato local Ricardo Cabezas.
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El presidente del Gobierno, acostumbrado a ir soltando anuncios durante esta campaña municipal y autonómica que muchos interpretan como un plebiscito sobre su gestión, proclamó en Extremadura sus últimas medidas recién salidas este martes del Consejo de Ministros, las cuales afectarán a Extremadura. Habló de 580 millones de euros que transferirán a las comunidades autónomas para que refuercen la atención primaria y, también en el ámbito sanitario, de 38,5 millones más a repartir entre las regiones para poner en marcha una estrategia sobre salud mental.
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Era la tercera vez en este año que el presidente del Gobierno viajaba a Extremadura para animar un acto del PSOE. Ahora, a cinco días de ir votar, tras la suspensión del acto el pasado viernes por los incendios del norte de Cáceres, los socialistas apostaron por no renunciar a una baza importante para ello, que decante el domingo las elecciones locales y autonómicas. De los nervios hasta última hora, mirando al cielo ante la amenaza de tormenta en todas las previsiones (llegaron a abrirse paraguas justo antes del comienzo), la organización puso gradas y colocó sillas sobre la explanada de la Alcazaba, a cielo abierto y donde repartieron banderas de Extremadura, del PSOE y, sobre todo, de España. También contrataron un grupo de música, Entre Notas, de Almendralejo. En total, más 5.000 personas (hubo gente que se quedó de pie) que salieron la mayoría de 80 autobuses procedentes desde decenas de pueblos para escuchar en Badajoz a Pedro Sánchez.
Metidos en transportes, el presidente del Gobierno habló del tren extremeño, aunque de forma escueta: «Que no te quepa duda, Guillermo que los próximos años vamos a hacer realidad esa demanda justa y legítima de una tierra que ha sido postergada durante muchos años ante la desidia de gobiernos de la derecha», afirmó.
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Guillermo Fernández Vara mostró su cara más enérgica desde el atril en lo que va de campaña. Pese a que reivindicó su experiencia para que los extremeños le dejen gobernar «con estabilidad» cuatro años más, dijo haberse emocionado este martes cuando le hicieron llegar fotos a su móvil de autobuses con seguidores llegando a Badajoz. Además, pidió que el domingo se vaya a votar en masa, para conjurar la posible abstención de los votantes socialistas y porque los «votos construyen escuelas y hospitales»
Vara tuvo palabras para los bomberos que han trabajado en Hurdes y Sierra de Gata, a los que llamó «héroes» y el público estalló en aplausos antes de ponerse en pie en señal de homenaje. También afeó a otros partidos sin nombrarlos que el día del incendio siguieran en campaña.
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Además, reiteró que Extremadura será la región de España que más energía renovable va a producir y también sus componentes, un mensaje que ha sido uno de sus ejes de esta campaña en la que los socialistas han tenido que reivindicar su españolismo con urgencia por culpa de Bildu. «Me gusta mucho ver en un acto del Partido Socialista tantas banderas de España. Porque somos el partido que más se parece a este país y a esta región», exclamó.
Sobre los grandes temas, el presidente extremeño se decantó por hablar del campo al principio, asegurando que el PSOE ha sido el partido de los agricultores. «Que sepan que no están solos», les prometió. Después recordó otros logros como la bajada del ratio a 22 alumnos en las aulas o, según dijo, haber reducido el paro a la mitad.
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Los impuestos también salieron a la palestra. Primero lo hizo Vara para explicar que de ellos salen los servicios públicos –«somos el único partido que le habla a la cara a los ciudadanos, tanto de derechos como de deberes», señaló–, y luego lo hizo Pedro Sánchez, que detalló lo que cuesta un trasplante de cadera o una estancia en la UCI. «No quiero un país en el que la gente se tenga que endeudar para afrontar un tratamiento de cáncer» fue otra de las frases que volvió a emocionar a un auditorio entregado que aplaudió el relato de los logros de su Gobierno: subida del salario mínimo, de las pensiones, la estabilidad de los contratos o la paz social «pese a que la derecha solo ve el apocalipsis por todos lados» en una legislatura complicada que el PSOE ya ha bautizado como «de la pandemia y la guerra».
Primero habló Concha Baños, en la lista del candidato local Ricardo Cabezas, que reivindicó el feminismo asociado al socialismo y pidió que Badajoz se convirtiera en una ciudad «más amable e inclusiva». Después Cabezas recitó casi todos los barrios de Badajoz y sus pedanías, donde aseguró convencido que «arrasaremos el próximo domingo».
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Subrayó las desigualdades entre barrios que dice haber generado el PP en sus 28 años de gobierno en la ciudad. También señaló las obras fallidas y descreyó las medidas que ha ido anunciando su rival Gragera, al que se refirió como «el tránsfuga». Cabezas animó a votar y elegir entre «progreso y retroceso» en unas elecciones en las que, dijo «esta vez tenemos que ganar y gobernar», ideas que luego le cogió prestadas Pedro Sánchez, muy consciente de que la ciudad de Badajoz se les escapó en 2019 a los socialistas entre los dedos; razón de sobra para regresar este martes a esta ciudad incluso con los nubarrones amenazando el acto central del socialismo en la región antes del 28 de mayo.
Pedro Sánchez llevaba en su muñeca derecha una pulsera con la bandera de Extremadura, recordatorio de su ubicación. Este martes venía de Jerez de la Frontera, pero su cabeza no le jugó ninguna mala pasada, como a Feijóo, presidente del PP nacional cuando inició la campaña en Badajoz y se refirió en un lapsus a Andalucía. El episodio lo iba a provechar el PSOE sí o sí y de nuevo este martes en la Alcazaba pacense fue recordado. Primero Ricardo Cabezas, candidato local, y después Fernández Vara, que al hilo de que el dirigente del PP estaba en Cáceres al mismo tiempo ironizó sobre que quizás pensara que estaba en Castilla y León. Esto le dio pie a Vara para luego decir que al político gallego lo aprecia porque lo conoce hace 25 años, pero a continuación, entre aplausos y en tono de agravio, gritó: «¡Le pido respeto para Extremadura. Ahora le toca a Extremadura, es nuestro momento, nuestra hora!».
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