'Arrieros Plasencia' deja buen sabor de boca y promete segunda edición

Ricardo Señorán siempre ha tenido Plasencia en la boca y en el corazón. Lo ha hecho cuando ha recibido reconocimientos, como el Sol de la guía Repsol, cuando puso en marcha su restaurante en Gijón –Farragua– y, por supuesto, cada vez que le preguntan de dónde es. «Estoy tan flipado con mi ciudad que tenía muchas ganas de que mis compañeros de oficio la conocieran», confesaba durante la preparación de su evento 'Arrieros Plasencia'.

Y ese momento, que tuvo lugar en el Palacio Carvajal Girón en la noche de este jueves, no pudo ser más especial: una cena de altura, con un menú degustación de diez pases, y con un fin solidario.Todo lo recaudado fue íntegramente donado a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer Norte de Cáceres (Afads). Sus usuarios quisieron agradecer el gesto dejando uno de sus recuerdos plasmados a mano en un papel dentro de un botecito, como un auténtico tesoro.

Para Señorán, que dejó Plasencia hace casi dos décadas para desarrollar su carrera entre fogones, lo que sucedió en el espectacular claustro renacentista del siglo XVII fue un sueño cumplido. Inicialmente, el aforo se fijó en 80 personas, pero la demanda fue tal que se habilitaron varias mesas más, hasta alcanzar finalmente los 106 comensales. Aun así, mucha gente se quedó sin entrada. Entre los que sí pudieron asistir había caras conocidas, autoridades y personas deseosas de disfrutar de un primer evento que impregnaba el ambiente de celebración.

Así que esa noche, nervioso y con su característico 'toque blanche' —símbolo de respeto a la profesión y ya emblema de Arrieros—, Señorán encabezó un homenaje a la arriería y a la tierra que siempre ha llevado consigo. A su lado, entre fogones, un elenco de chefs de primer nivel, llegados desde distintos puntos del país para formar parte de esta edición histórica de Arrieros. Desde Asturias, Xune Andrade, de Monte (Lena), y Natalia Menéndez, de Casa Chuchu (Mieres); desde Salamanca, Carlos Hernández, de ConSentido; desde Dénia, José Manuel López, de Peix & Brases. De la región, el equipo de Versátil (Zarza de Granadilla) y del propio Palacio Carvajal Girón, aunque se echó de menos a su chef ejecutivo, Carlos González, que tuvo que ausentarse, pero su recuerdo estuvo bien presente.

La velada comenzó por todo lo alto con un bacalao salado, hinojo y caviar, un plato elaborado por Carlos González, que emulaba con sus colores a la bandera extremeña. Le siguió un gazpacho de poleo con espuma de huevo frito del propio Señorán. Para abrir boca, el vermut natural de bodegas Recuero (Antier Magia Negra).

Las verdinas con colágeno de merluza y almejas de Natalia Menéndez y el escabeche de cítricos y trucha asturiana del propio Señorán se armonizaron con el goloso verdejo de bodegas Ruiz Torres. Levantó muchos aplausos entre los comensales el emblemático carpaccio de presa ibérica con esencia de las Hurdes y queso del Ambroz de Alejandro Hernández. Señorán elaboró otro de sus platos «asturmeños»; la merluza del Cantábrico con salsa verde placentina y con trigueros que cogió esa misma mañana junto a su perro Rayo. Ambos bocados se maridaron con Finca Lumbrarillo de Castúo Wines, elaborado de manera artesanal, con sus propias levaduras en tinajas de barro.

Para culminar, el Haragán de Pago de los Balancines, armonizó a la perfección con el arroz meloso con cerdo de montanera y picada de verduras, de José Manuel López, y con el cuello de cordero, apionabo y migas de Carlos Hernández.

Antes de los postres, los asistentes pudieron probar la sidra de hielo Viuda de Angelón, tan deliciosa que cuando llegó la leche guisada de Señorán, a más de uno se le había acabado la bebida, pero llegados a ese punto de la noche (la ceremonia gastronómica terminó en torno a la una de la madrugada), poco importaba. Xune Andrade puso el broche con su famosa tarta de queso azul, de la que dijo que no han cambiado ni un ápice de la receta desde 2019.

Cuando llegó el momento de las despedidas, el sentimiento era unánime: Arrieros Plasencia no podía quedar en un solo encuentro. Señorán, emocionado y agradecido a un equipo volcado de chefs y camareros, dejó caer la promesa de una segunda edición el próximo año. Diferentes platos, pero mismo espíritu de celebración, homenaje y solidaridad.

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