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El extremeño que conquista Suiza con su 'food-truck' de churros

El extremeño que conquista Suiza con su 'food-truck' de churros

Carlos Martínez, de Alconchel, lleva doce años en el país alpino trabajando como soldador, pero hace tres primaveras, compró una caravana y ahora se dedica a repartir sabor con sus frutas de sartén hechas al momento

Jueves, 20 de febrero 2025, 12:47

El alconchelero Carlos Martínez Botello nunca imaginó que el olor a churros recién hechos le cambiaría la vida. Hace doce años llegó a Suiza como soldador, un oficio que le encanta y le dio estabilidad, pero hace tres, cambió de rumbo laboral y ahora pilota una 'food-truck' de churros conocida como 'Chez les Espagnols'.

Hijo de autónomos y manitas de nacimiento, el gen del emprendimiento lo lleva grabado prácticamente a fuego. Un día, su inquietud le hizo meterse en Internet sin saber muy bien qué buscaba. Sus ojos se iluminaron cuando se topó con una preciosa caravana de color rojo brillante, estilo vintage y con una cocina en su interior, lo que se conoce como 'food-truck'. La compró y el siguiente paso fue decidir qué elaborar en ella.

«Podía haber hecho hamburguesas o cualquier otra cosa, pero pensé en los churros por un lado, por nostalgia, porque es algo que solo como cuando estoy en España, y por rendimiento. Además, era un producto que en Suiza no existía tal y como lo hacemos en Extremadura: una rosca de porras... Los que había eran los típicos lacitos y pensé: 'por qué no...'».

Pero Carlos no tenía nada de experiencia en cocina, así que contrató a un profesor y allí, dentro de la caravana, aprendió todos los secretos para hacer la masa perfecta. Y lo consiguió. Esponjosos, crujientes por fuera y alveolados por dentro, sus churros son 16 o 17 centímetros de pura tentación. «Para comerlos no necesitas tener hambre, simplemente que se te antojen», dice.

La idea fue tomando forma y, a principios de 2022, empezó a rodar por las calles suizas. Al principio, combinó el proyecto con su trabajo de soldador: de lunes a viernes en la construcción, y los fines de semana, en eventos. Pero la demanda fue creciendo tanto que este alconchelero de 38 años finalmente dio un cambio de rumbo a su vida laboral con su «carrito», como se refiere a este vehículo. Ya tiene incluso una rutina muy establecida. Los lunes los dedica a la limpieza del 'food-truck', un ritual imprescindible para mantener todo impecable. Los martes y viernes se instala en Lausana, mientras que los miércoles y jueves despliega su aroma a churros en Yverdon-les-Bains.

Sale de su casa (vive en Estavayer-le-Lac, en el cantón de Friburgo) aproximadamente a las siete de la mañana y llega a su ubicación a las 8.30, donde permanece sirviendo churros, café y chocolate hasta las siete de la tarde. También tiene para los más pequeños algodón de azúcar y palomitas. En verano, añade a su catálogo granizados y helados italianos.

Carlos es un emprendedor que habla cuatro idiomas y que ha encontrado en esta caravana vintage un vehículo de vida.
Imagen principal - Carlos es un emprendedor que habla cuatro idiomas y que ha encontrado en esta caravana vintage un vehículo de vida.
Imagen secundaria 1 - Carlos es un emprendedor que habla cuatro idiomas y que ha encontrado en esta caravana vintage un vehículo de vida.
Imagen secundaria 2 - Carlos es un emprendedor que habla cuatro idiomas y que ha encontrado en esta caravana vintage un vehículo de vida.

'Chez les Espagnols' tiene tanto trabajo que Carlos ha tenido que contratar a una persona durante la semana. Los fines de semana, para los eventos, van cuatro. Así reducen los tiempos de espera de unos clientes deseosos de churros. Uno de sus mejores días llegó a vender 5.000 unidades. En su camión lleva lo esencial: harina de trigo, aceite de girasol y agua. Amasa a mano, y si el stock empieza a escasear, se pone a preparar más en el momento, con tiempo suficiente para que repose la masa. «Esto es una ventaja frente a las hamburguesas o platos más elaborados, que si se acaban, se acabaron», indica.

Sus porras extremeñas recién hechas han conquistado el paladar de su clientela internacional. «Hay muchos portugueses en Suiza y su 'fartura' es igual a nuestro producto, así que les encanta. A las personas de nacionalidad china también les apasiona», cuenta. De hecho, aunque los orígenes de los platos populares siempre están difusos, se dice que los portugueses conocieron en China el 'youtiao', una tira de masa frita que se servía en el desayuno, y se la trajeron a Europa.

Nuevos proyectos

A raíz de tener el «carrito» y dada su facilidad para las tareas manuales, desde la electricidad hasta la reparación de construcciones metálicas, Carlos recién ha arrancado con un negocio de reparación de 'food-trucks'. «Yo siempre estoy con el mío arreglando algo, mejorándolo, dejándolo a punto... Y otros compañeros me requieren para los suyos». Sin duda, el resultado de fusionar sus dos pasiones no solo le ha llevado a triunfar en un país extranjero, sino que también le ha demostrado que, a veces, el sabor de casa puede ser el mejor camino hacia la felicidad.

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