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Entrevista
Cuando Carlos Arjona Mateos (Jaraíz de la Vera, 1954) empezó a ejercer como doctor en Zarza la Mayor, un pueblo de apenas 1.200 habitantes, ... no había ni consultorio. Era el año 1980 y atendía a sus pacientes en un local que él mismo tuvo que alquilar. No había horarios y apenas recursos. Era un veinteañero con la carrera recién terminada y por aquel entonces casi todo estaba por hacer. Luego ejerció en Valdefuentes, donde comprobó la importancia de la medicina rural. Trató a varias generaciones. Abuelos, padres y nietos de una misma familia, con la cercanía que siempre ha caracterizado al médico de cabecera. Su última etapa profesional la ha pasado en el centro de salud Manuel Encinas de la capital cacereña y hoy, el que ha sido durante 16 años presidente del Colegio de Médicos de Cáceres, se jubila. A sus 70, cuelga la bata orgulloso de su trabajo, pero consciente de que la atención primaria tiene una herida difícil de curar.
–¿Cómo afronta esta etapa?
–Siento alegría por todo lo que he realizado en estos años y ahora le dedicaré tiempo a mi familia, mi mujer, mis dos hijos y mis cinco nietos. Tendré una vida un poco más tranquila, que hasta ahora no he podido. Aprovecharé para ir más a la casa de campo que tengo cerca de Cáceres y podré leer más. Eso sí, seguiré cerca de la Medicina. Eso siempre irá conmigo. Uno nace médico y muere médico. Continuaré en contacto con el Colegio, con los compañeros y con sociedades científicas. También me incorporaré al grupo de educación sanitaria de los médicos jubilados del Colegio. Soy un apasionado de la Medicina y no puedo dejarla de un día para otro.
–¿Con qué se queda de su vida profesional?
–Con la buena relación que he tenido con mis pacientes. Como presidente del Colegio de Médicos podría haber estado liberado, pero he estado trabajando durante todo estos años.
–¿Cree que esa relación del médico de cabecera con sus pacientes se está perdiendo?
–Sí, hay más cambios de profesionales, con muchas rotaciones. Si el médico cambia cada pocos meses esa confianza se pierde. Hay muchos estudios que aseguran que cuando un doctor atiende a una misma familia durante muchos años disminuye la mortalidad. Y eso es así. Es fundamental conocer a tus pacientes porque muchas veces las enfermedades vienen por problemas sociales que no se resuelven solo con medicamentos.
–¿Qué ha sido lo más complicado de ejercer en atención primaria?
–La primera época, en Zarza la Mayor. Allí el trabajo era las 24 horas. No había centro de salud ni guardias. Si salías de casa había que poner un cartel en la puerta porque siempre tenías que estar disponible y con unos medios muy precarios. Aquello no tenía nada que ver con lo que hay ahora.
–¿Fue incluso más difícil que la pandemia?
–Sí. Era muy distinto a lo que viví con la pandemia, donde lo complicado era ver que no dábamos a basto con la cantidad de pacientes que teníamos que atender. A eso se sumaba que era un virus nuevo que no sabíamos muy bien diagnosticar ni tratar. Era una situación difícil, pero recuerdo peor la soledad del médico rural.
–Y en cuanto a la presidencia del Colegio de Médicos, ¿qué ha sido lo más duro?
–La situación que se dio en 2015, cuando se publicó un nuevo plan de recursos humanos. Ese año los colegios de médicos advertimos a las administraciones lo que iba a suceder con la falta de profesionales y nadie nos hizo caso. Fue muy triste tratar de demostrar lo que pasaría en nuestra comunidad autónoma y en España y que nadie nos tuviera en consideración. Pedimos un incremento de plazas MIR, de vacantes en las universidades y que permitieran a los médicos continuar trabajando hasta los 70 años. Eso no se hizo en su momento y aquí tenemos las consecuencias. Como presidente de los médicos de Cáceres también es triste que no se haya acabado la segunda fase del hospital. Siempre tuve la ilusión de que se inauguraría siendo presidente, pero me marcho y no ha sido así. Eso no lo veremos hasta 2027 o 2028. También duele ver la situación en la que está la atención primaria y espero que los próximos años los jóvenes quieran volver a ser médicos de familia.
–Comenta que los representantes políticos no les hicieron caso cuando alertaron de la falta de profesionales. ¿Ha tenido momentos de tensión con los consejeros de Sanidad en estos años?
–En el tiempo que he estado como presidente han sido consejeros de Sanidad Guillermo Fernández Vara, María Jesús Mejuto, Luis Alfonso Hernández Carrón, José María Vergeles y ahora Sara García Espada. La relación con todos ellos siempre ha sido correcta y han entendido que cuando les decía algo era por el bien del sistema sanitario o de la formación de los médicos, que también nos preocupa mucho y hemos aportado ideas.
–En Extremadura, han quedado plazas de desiertas de formación sanitaria de Medicina de Familia en los últimos tres años. ¿Qué se puede hacer para que eso no ocurra?
–Ya dijimos que tenían que hacer contratos largos para que los médicos jóvenes se quedasen y al final se ha hecho. Además, hay que potenciar la figura del médico de familia, que se siente abandonado por la Administración. Parece que todo tiene que ser hospitalario y es necesario impulsar los centros de salud con recursos y disminuir los cupos de pacientes por médico, cuando haya suficientes profesionales. En la atención primaria las consultas no pueden tardar más de 24 o 48 horas. Porque si eso no sucede empiezan muchos problemas, se saturan los servicios de urgencia y la gente deja de confiar en el sistema sanitario. De hecho, cada vez se sufren más agresiones en los centros de salud y eso lo que demuestra es una pérdida de confianza en el médico. Antes no sucedía, los pacientes nos respetaban mucho. Ahora se producen porque están descontentos con el sistema, porque no han sido atendidos cuando querían o se les ha denegado una receta, por ejemplo. Ya no es cuestión de botón del pánico o guardias de seguridad, sino que hay que recuperar la confianza del paciente en su médico de familia.
–¿Qué le enorgullece de su paso por la presidencia del Colegio de Médicos?
–Creo que hemos potenciado la labor del conocimiento de los colegios. Antes se veían como algo extraño y ahora se ve como propio de los médicos. También hemos conseguido que los diferentes entidades colegiales de sanitarios tengan muy buena relación y estén coordinados para diferentes asuntos, así como la formación continuada de los profesionales. Antes se veía al médico como un profesional más distante y creo que nos hemos acercado al ciudadano.
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