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SERGIO LORENZO
Jueves, 9 de julio 2015, 00:37
«Estamos pendientes de que nos envíen los forenses de Cáceres el informe definitivo de la autopsia; pero, por lo que ya se sabe, ella murió por un golpe o varios que tenía en la cabeza, y se los pudo provocar el marido golpeándole contra el asfalto». Son palabras de Aurelio Aranda, abogado de la familia de Tamara, la joven que murió el pasado 11 de marzo en Cáceres en un supuesto caso de violencia de género.
Tamara y su marido, Jesús Jiménez, habían acudido aquel día al mercadillo de los miércoles de Cáceres, como otras veces, a poner su puesto de zapatillas de mujer. Él tenía 24 años y ella 23 y llevaban dos casados. Vivían en Madrid, pero los miércoles solían ir a Navalmoral de la Mata, donde reside la familia de Tamara, le dejaban su hijo de año y medio y se iban a vender a Cáceres.
Parece que una vez que terminó el mercadillo fueron a ver a un cliente de Aldea Moret y luego se confundieron de carretera para regresar a Navalmoral de la Mata. No está confirmado.
Lo cierto es que a las cuatro y media de la tarde, la furgoneta estaba estacionada en el kilómetro 555 de la autovía A-66, cerca de Aldea Moret, en el carril de incorporación a la autovía. Según el primer testigo del supuesto crimen, ella aún estaba con vida, sangrando por la boca. Ese testigo fue el que llamó a urgencias. «Es importante saber», indica el abogado Aurelio Aranda, «que al ver las llamadas que se habían realizado desde el teléfono móvil de Jesús Jiménez, se comprueba que él no había llamado al 112 ni a urgencias para pedir ayuda para su mujer; a quién llamó fue a su padre».
Tras el presunto homicidio o asesinato, Jesús Jiménez ingresó en el centro penitenciario de Cáceres, antes de ser trasladado a la cárcel de Soto del Real; ahora está en Valdemoro, ambas en Madrid. En todas sus declaraciones ha mantenido que él no mató a su mujer, que había discutido con ella y que cuando iba conduciendo la furgoneta, ella abrió la puerta y se tiró, con tan mala suerte que se golpeó en la cabeza.
El abogado Aurelio Aranda comenta que sus declaraciones están llenas de contradicciones, sobre todo a la hora de decir a qué velocidad iba la furgoneta.
Lo cierto es que desde un primer momento la Fiscalía de Cáceres no ha creído la versión del sospechoso, ya que en el cuerpo de la víctima no había síntoma alguno de haber caído al asfalto desde un vehículo en marcha. La ropa de Tamara estaba intacta, sin rasguños. Los pantalones vaqueros no estaban rotos, tampoco se había roto el bolso que llevaba de bandolera. No se habían desprendido sus zapatos de los pies, tenía los pendientes y ni siquiera se había roto la cadena que llevaba al cuello con la figura de un oso. En su piel tampoco había raspaduras. Lo que sí tenía era roto un tobillo. Él presentaba un arañazo en la cara.
La familia de Tamara también ve sospechoso que cuando estaban enterrando a la joven en Navalmoral de la Mata, robaron en la vivienda que ella y su marido tenían en Madrid. Sospechan que alguien entró para destruir pruebas.
El juicio tendrá lugar en Madrid, al ser el lugar donde residía Tamara Simón; Jesús Jiménez será juzgado por un tribunal de jurado.
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