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Arroyo de la Luz, la zona cero de la pandemia
Los momentos más duros. ·
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Los momentos más duros. ·
Se cumplen tres años desde que falleció Claudia, la primera víctima mortal del virus en ExtremaduraEn la puerta de la residencia de mayores de Arroyo de la Luz hay un cartel en el que se puede leer 'La vida te ... ha retado a una dura batalla, pero no te preocupes. ¡Tú puedes vencerla!'. Lleva ahí desde el inicio de la pandemia y simboliza la lucha del pueblo cacereño que es ya la zona cero de la covid en Extremadura.
Los arroyanos fueron los primeros de esta región en enfrentarse a un virus que ha matado a 2.691 extremeños. Actualmente hay 23 hospitalizados, un 35% más que hace una semana.
Este sábado, 11 de marzo, se cumplen tres años del fallecimiento de Claudia Parra, la primera víctima mortal del virus en esta comunidad autónoma. Su muerte marcó un antes y un después para un pueblo que no olvida.
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En la residencia de mayores, donde ella trabajó 15 años antes de convertirse en bibliotecaria, fallecieron 20 personas. «En la segunda semana de marzo de 2020 ya algunos mayores empezaron a enfermar y el día 10 cerramos el centro. Empezó a haber muchas bajas de profesionales, mucha gente en el pueblo con covid y el director del Sepad nos llamó para hacer una reunión urgente en la que se decidió intervenir la residencia. El día 16 ya contábamos con dos médicos y dos enfermeras del SES. A partir de ahí, la residencia se convirtió en un pequeño hospital y eso fue lo que salvó a muchos mayores», recuerda Adriana Ramos, la directora de la residencia.
Francisca López
Vecina de Arroyo de la Luz
Carlos Caro
Alcalde de Arroyo de la Luz
María Merino
Vecinad e Arroyo de la Luz
Ella también fue una de las primeras en contagiarse (estuvo ingresada con neumonía bilateral), como gran parte de la plantilla de ese centro. «Tuvimos que buscar mucho personal en poco tiempo. Ya con el pueblo cerrado era muy complicado. La gente tenía miedo y no quería venir», cuenta Mari Luz Paniagua, administrativa en la residencia. «Fue muy duro. Tuvimos miedo, pero no paramos de trabajar. Nos armamos de valor», recuerda.
Ahora, tras el paso del tiempo, «nos ha servido para darnos cuenta de la solidaridad de todo un pueblo», añade Adriana.
A ambas les cuesta no emocionarse cuando hablan de los momentos más duros. El dolor está en la memoria colectiva de todo un pueblo. «Aquí hubo mucho covid. Mi marido se contagió y falleció en la quinta ola y yo estuve a punto», cuenta la arroyana Francisca López.
Los primeros días también los recuerda con angustia. «Eso mejor olvidarlo. Estuvimos dos meses encerrados, fue horroroso. La guardia civil y el ejército estaba por todos sitios», cuenta.
María Merino, otra arroyana, también fue una de las personas que se contagiaron. «Fue en la primera ola poco tiempo después de dar a luz. Me quedé sin matrona. Esto fue un caos. Lo pasamos muy mal».
De aquello ya han pasado tres años y en la retina de los arroyanos han quedado grabadas duras imágenes. No porque los demás extremeños no las vivieran, sino porque fueron los primeros en sufrirlas. Fue la localidad extremeña que primero confinaron y la segunda de España (el 12 de marzo de 2020 decretaron el cierre perimetral del pueblo catalán de Igualada, el 13 el de Arroyo y el 14 el de toda España).
Para entonces, los arroyanos ya habían visto a los militares desinfectando las calles y a la guardia civil a las afueras del pueblo parando a cada coche. Los funerales sin familiares a los que asistió el párroco Juan Manuel García vendrían después, al igual que su bendición desde el tejado de la iglesia.
Precisamente, sentado frente a ella, Andrés Cordero también hacía referencia este viernes a esos primeros días de pandemia. «Fue mucho tiempo sin salir de casa. Lo pasamos muy mal», comenta este hombre de 92 años que sigue usando las mascarilla en la calle. «No le tengo miedo a la covid, pero esto evita coger constipados», dice. Emiliano Cid, de 74, reconoce que sí tuvo «miedo pero había que tirar adelante».
Y así lo hicieron. Con fuerza, unidos y con solidaridad. Ese es el mensaje que también lanzan todos los vecinos. «El pueblo dio una lección de magnífico comportamiento y de unión. Un ejemplo fue la plataforma 'Fuerza Arroyo' que pusimos en marcha desde el Ayuntamiento para canalizar la ayuda. Desde acompañamiento telefónico a personas que estaban solas y compras a mayores hasta confección de material de protección y asesoramiento a empresas, entre otros servicios. De hecho, la Diputación de Cáceres lo reconoció con los premios San Pedro de Alcántara», apunta el alcalde de Arroyo, Carlos Caro.
«Con la unión de todo un pueblo lo superamos y salimos adelante, especialmente en la primera ola, que nos afectó tanto y de forma tan inesperada», recuerda este alcalde que apenas llevaba ocho meses en el cargo y se enfrentó a la mayor crisis sanitaria de la historia reciente.
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