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«A ver si aparece la gran puerta». Sebastián Celestino Pérez, arqueólogo, codirector junto a Esther Rodríguez, del proyecto Construyendo Tarteso, esboza el objetivo. En el término de Guareña, en el yacimiento de Casas del Turuñuelo, una de las joyas arqueológicas del país ... aún a medio descubrir, han vuelto esta semana los trabajos de excavación. Se ha reanudado una nueva campaña, la sexta, que durará hasta mediados de junio.
El pico y la pala han regresado a la zona este del monumento tartésico. Se sigue excavando en orientación al sol naciente porque las investigaciones apuntan a que en esa cultura, considerada la primera del mundo occidental, las puertas de entrada a sus recintos estaban por el este.
«Nos queda mucho aún por excavar, mucha tierra por quitar. Cuando terminemos esta campaña nos quedará aún el 60% del terreno. Estamos deseosos de encontrar la puerta pero el Turuñuelo nos puede deparar muchas sorpresas, como se ha visto«, refrenda Celestino.
La sexta campaña de excavación cuenta con dieciséis trabajadores, la mitad peones. El trabajo de los técnicos de laboratorio también es relevante. La plantilla se ha mantenido respecto a la del año pasado.
El túmulo de Guareña es el imponente edificio construido en tierra, considerado como el mejor conservado del Mediterráneo occidental. Conserva dos plantas constructivas, es decir, es posible caminar tanto por el piso superior como por el inferior.
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Su excelente estado de conservación permite aventurar nuevos y fabulosos hallazgos. Como el de los rostros del año pasado.
Casas del Turuñuelo ha sacado ya a la luz una gran escalinata, los pies de una escultura griega de mármol, un cuerpo humano que podría ser el centinela del edificio, sarcófagos/bañeras, piezas de bronce, restos de madera, esqueletos de animales... y las esculturas de rostros humanos tartésicos. Lo mejor es que queda el 70% del espacio aún por excavar.
«Nunca se había llegado a estudiar. Antes de hacer las primeras catas se decía incluso que era romano. Cuando tuvimos los primeros datos supimos que era tartésico y un gran yacimiento», incidía el año pasado Celestino a HOY.
Sebastián Celestino
Coordirector del proyecto Construyendo Tarteso
El arqueólogo extremeño (nacido en Puebla de Alcocer), presentó el proyecto 'Construyendo Tarteso', logró financiación y gracias a ello se habla hoy que una de las maravillas de la arqueología mundial está en Extremadura. La primera excavación se realizó en 2015.
A partir de ese año se iniciaron las campañas de excavación e investigación gracias al dinero público tanto del Gobierno como la Junta de Extremadura (entre ambos componen el Instituto de Arqueología de Mérida, al que están adscrito los investigadores) y la Diputación Provincial de Badajoz.
El Turuñuelo estaba en una finca privada cuando se iniciaron los trabajos. Ya es pública, de la Junta, tras un complicado proceso de compraventa que acabó en expropiación.
En 2017 se descubrió una magnífica escalinata que conducía a un patio donde se halló la mayor hecatombe animal documentada de la protohistoria. El sacrificio de más de medio centenar de ejemplares fue impactante. Se hallaron huesos de 41 équidos. La mayoría caballos, pero también mulas y un asno, así como varias vacas, cerdos y un perro.
Tarteso es el nombre con el que los griegos conocían a la que creyeron que fue la primera civilización de occidente, que comienza a formarse hacia el siglo IX antes de Cristo y termina en el siglo V.
Ocupó el suroeste de la Península, entre las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla para recalar finalmente con fuerza en la de Badajoz, sobre todo en el Valle del Guadiana y su entorno.
Las famosas caras de Casas del Turuñuelo están en Madrid. Salieron desde el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, donde estuvieron expuestas el año pasado durante dos semanas, tras aparecer el 18 de abril de 2023 en el yacimiento de Guareña en lo que supuso un hallazgo extraordinario. Cerca de 17.000 visitas pasaron por el Museo Provincial para ver las caras. Desde junio pasado se encuentran en la capital del país para ser analizadas y restauradas. Cuando termine esta labor, volverán de nuevo a tierras extremeñas. Están consideradas como las primeras representaciones humanas descubiertas de la cultura tartésica. Cinco esculturas de rostros humanos halladas en el Turuñuelo con una antigüedad de alrededor 2.500 años.
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