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Extremadura sigue siendo una de las comunidades españolas con más contaminación por ozono troposférico, «un fenómeno que se repite año tras año, y que ... requeriría de un análisis en profundidad», señala Ecologistas en Acción en su último informe sobre calidad del aire, presentado el pasado junio. En él apunta varias posibles causas de la persistencia de este problema en la región. «Presumiblemente –citan los investigadores como primer motivo–, esta contaminación está relacionada con el desplazamiento de masas de aire contaminado a lo largo de los valles del Tajo y el Guadiana desde las áreas metropolitanas de Madrid y Lisboa, según la dirección de los vientos dominantes en cada momento». «Así como los fortísimos contrastes interanuales –añaden– que se observan en algunas estaciones, a los que también contribuyen las quemas de biomasa forestal para la producción de carbón».
«No existe un informe científico que concluya que es la contaminación de Madrid y Lisboa la que incide sobre Extremadura, pero todo indica que es eso lo que está ocurriendo», afirma Miguel Ángel Ceballos, coordinador del estudio que la asociación conservacionista publica cada año. Él añade también a Sevilla, «cuya área metropolitana influye en la contaminación del sur de la provincia de Badajoz, mientras que Madrid tiene más efecto sobre la provincia de Cáceres».
«Esa contaminación procedente del exterior de la comunidad autónoma –amplía el experto–, en momentos de elevada insolación como las olas de calor, lo que hace es activar la formación de ozono sobre el territorio extremeño y lo acumula en niveles perjudiciales para la salud».
Miguel Ángel Ceballos
Coordinador del informe de Ecologistas en Acción
Él cita también la orografía como una de las razones que apoyan la tesis de la polución procedente de las dos capitales ibéricas. «Los doscientos y pico kilómetros que separan Madrid o Lisboa de Extremadura –apunta Miguel Ángel Ceballos– no son ni mucho menos una barrera infranqueable para que la contaminación se traslade por el aire, y más teniendo en cuenta que no hay grandes obstáculos montañosos entre unas zonas y otras, de modo que los valles del Tajo y el Guadiana admiten desplazamiento de la contaminación». «Además –continúa–, las temperaturas muy elevadas ayudan a esto, y ocurre cada año de junio a agosto sobre todo, pero también en mayo y septiembre».
Sobre la cuestión de las distancias que cita el coordinador del estudio, hay que recordar que la región ha vivido en los últimos años múltiples ejemplo de hasta qué punto la contaminación es capaz de viajar por el aire. El último es la constatación de que el aire extremeño contiene la huella de los incendios que están recorriendo Canadá, tal como explicaba Marcelino Núñez, delegado regional de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología). Ocurre esto también con el polvo sahariano, y frecuentemente con incendios localizados en Portugal y que acaban oscureciendo el cielo en Cáceres.
Los datos que llevan a Ecologistas en Acción a situar a Extremadura como una de las regiones con mayor contaminación por ozono troposférico están tomados de diez estaciones, ubicadas en Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Barcarrota, Burguillos del Cerro, Jerez de los Caballeros, Medina de las Torres (las tres últimas en el área de influencia de las instalaciones industriales de Balboa), Monfragüe y Zafra.
«En los últimos días está habiendo continuas superaciones del umbral máximo marcado por la ley y del recomendado por la Organización Mundial de la Salud», comenta Miguel Ángel Ceballos antes de detallar algunas de las cifras que ofrece el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en su web. «La de Jerez de los Caballeros lleva 41 días por encima del límite legal y 88 por encima de la recomendación de la OMS, las de Burguillos del Cerro, Barcarrota, Medina de las Torres y Zafra llevan sobre cincuenta días superando la recomendación de la OMS, o sea, toda la primavera, y diez días por encima del límite legal. Y en Monfragüe o Cáceres capital llevan ocho días por encima del límite legal y 45 rebasando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud». «Los elevados niveles de Monfragüe –añade el experto de Ecologistas en Acción– no tienen que ver con ninguna fuente de contaminación ubicada en el parque o su entorno inmediata, sino que lo más probable, casi seguro, es que proceda de Madrid».
Extremadura lleva años en el grupo de las comunidades autónomas con más contaminación por ozono troposférico, pero los valores registrados el año pasado mejoraron de forma sustancial los de la media de los últimos años, y particularmente en la ciudad de Badajoz, donde «la mejoría fue especialmente relevante, con una reducción del 68% en el número de días que se superaron los valores topes marcados por la ley», detalle el último informe de calidad del aire de Ecologistas en Acción. Por el contrario, en la otra capital provincial extremeña, «de manera puntual, el ozono aumentó sobre el promedio del periodo 2012-2019», señala la investigación. Su coordinador, Miguel Ángel Ceballos, explica no obstante que en estos datos «influye la ubicación de las estaciones medidoras». «Las dos son periféricas, es decir, no están en lugares con tráfico, y por tanto recogen niveles elevados de ozono, ya que este tiende a acumularse a una cierta distancia de los tubos de escape o las industrias».
El propio Ministerio alude a este asunto en sus 'Bases científicas para un plan nacional de ozono', donde destaca «la persitencia de las superaciones en las comunidades de Madrid, Andalucía y Extremadura. Para esta última, cita como una de las causas de los altos niveles de ozono troposférico «la extracción de grasas y aceites». «Las tres actividades que más contribuyen al potencial máximo de formación de ozono en Extremadura son la gestión de estiércol, la quema de residuos agrícolas y la extracción de grasas y aceites», recoge el Ministerio en su informe.
En él también «recomienda aplicar medidas de reducción de precursores de ozono con especial énfasis en las zonas con mayor frecuencia e intensidad de incumplimientos normativos de los parámetros referidos a la protección de la salud, que están situadas principalmente en Madrid y alrededores de Madrid, Andalucía, norte de Barcelona, Comunidad Valenciana y Extremadura».
Pese a las malas cifras de la comunidad, la situación mejoró el año pasado en comparación con la mayoría de los anteriores. «Al igual que en 2020 y 2021, los niveles de ozono fueron en Extremadura significativamente más bajos que en años anteriores, pese a las elevadas temperaturas alcanzadas durante el verano», apunta Ecologistas en Acción en su último informe anual». «Así –sigue–, se redujeron las superaciones del valor objetivo legal en un 26% respecto al promedio del periodo 2012-2019, siendo en conjunto las registradas en 2022 las más bajas de la última década, después de las de los ejercicios de 2014 y 2021».
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