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Campanas contra la despoblación de Extremadura. Contra el riesgo real de revivir el drama de la emigración que dejó a Extremadura sin miles de personas ... a partir de la década de 1960. Campanarios de iglesias y ermitas de las tres diócesis de la región (la de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y la de Plasencia) han vivido a partir de la una de esta tarde una protesta sonora, con el repique manual (menos extendido) o eléctrico (el generalizado), de campanas para expresar su preocupación por lo que denominan la Extremadura vaciada.
Los tres obispos extremeños se suman de esta forma ante una realidad cada vez más evidente, la de la pérdida de habitantes en Extremadura y el envejecimiento de los extremeños que deciden quedarse a vivir en nuestros municipios. En una carta firmada la semana pasada bajo el título de 'Por amor a nuestro pueblo', los obispos citaban, entre otras cosas, la falta de oportunidades y la necesidad de infraestructuras que potencien nuestro desarrollo y atraigan empresas para alentar al toque de campañas a las 13 horas de 31 de marzo.
En Salvatierra de los Barros (1.559 habitantes, comarca Sierra Suroeste), las obras en el tejado de la iglesia parroquial de San Blas han impedido que el toque de las campanas fuera manual porque se ha impedido el acceso de personas al campanario. Por eso hoy han sonado pero con el toque eléctrico. Salvatierra es uno de los pocos pueblos de Extremadura que conservan en buena medida el toque manual. Y cada año organiza un concurso para valorar a los mejores campaneros coincidiendo con las fiestas del Santísimo Cristo de las Misericordias.
En Almendral (1.197 vecinos, comarca de Olivenza), José Joaquín Pérez Guedejo lidera una escuela de campaneros. Hoy se han subido a la torre de la iglesia de San Pedro Apóstol para hacer sonar las campanas ante la petición de los obispos de Extremadura. «Nos hemos sumado con mucho gusto a esa iniciativa», reafirma Joaquín a HOY.
Salvatierra y Almendral son, de otro lado, claros ejemplos de pérdida notable de población en las últimas décadas. En la carta de los obispos se indica que en enero de 2024, de los 388 municipios con que cuenta la región, 144 han visto aumentar su población, 231 han experimentado un descenso y en 13 la cifra se ha mantenido estable.
El Instituto Nacional de Estadística «he dejado claro» que Extremadura había perdido habitantes durante la última década a un ritmo de doce al día, o sea, uno cada dos horas, han destacado, junto con que según las estimaciones, la caída de población se mantendrá casi igual lo largo de los «próximos diez años».
A pesar de ello, en una parte del escrito de los obispos también se citan como «signos de esperanza las familias que llegan atraídas por la calidad de vida y la posibilidad de teletrabajo, la solidaridad que se da entre nuestras gentes, iniciativas de emprendimiento en nichos laborales ligados a la producción propia de un entorno rural, e incluso descubriendo otros nuevos».
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