
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Tras 142 años de historia y formar a las generaciones de todo un pueblo, la Congregación de las Carmelitas de la Caridad Vedruna ha comunicado ... el cierre del colegio Santa Teresa en la localidad pacense de Cabeza del Buey. No pueden hacer frente a una situación económica al límite que está motivada sobre todo por el descenso de las matriculaciones.
Es lo que se esgrime de la carta que han recibido las hermanas de esta congregación, así como la comunidad educativa de este colegio concertado que actualmente cuenta con 145 alumnos de primero de Infantil a 4º de Educación Secundaria.
La congregación también lo ha comunicado a la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura, con la que ha estado en contacto en los últimos meses para buscar soluciones que permitieran la continuidad, algo que finalmente no ha sido posible, según la misiva que han emitido, y su cierre está previsto para el 31 de agosto de este 2024.
Al descenso de matriculaciones generado por la caída de la natalidad que afecta a toda Extremadura y más en concreto a las zonas rurales de la región, se suma la falta de capacidad por parte de la congregación para hacerse cargo de la labor educativa, lo que alude directamente también al descenso de vocaciones religiosas en los últimos años. De hecho, en el colegio de Cabeza del Buey no hay hermanas trabajando desde hace años, sino 24 trabajadores laicos.
Precisamente, ellos junto a las familias son los que intentan 'in extremis' salvar al centro educativo del inminente cierre.
Para ello están manteniendo reuniones desde este jueves. Por un lado, los trabajadores se han citado con los representantes sindicales para buscar soluciones y también con las familias de los alumnos que estudian en el colegio concertado. «Una de las posibilidades pasa por donaciones de los propios profesores. La situación económica es complicada y lo que aporta la Administración a los colegios concertados no es suficiente», apunta Antonio Luis Delgado, director del centro.
Además, prevén pedir a la congregación una moratoria de tres años para intentar mejorar la salud económica del centro, una situación que según las religiosas arrastran desde hace décadas.
Esta congregación tiene 31 colegios en todo el país y en Extremadura cuenta con otros dos, además del de Cabeza del Buey. Uno es el colegio Nuestra Señora del Carmen de Villafranca de los Barros y otro el Santa Cecilia en el centro de la capital cacereña.
Lo sucedido con el colegio de Cabeza del Buey evidencia uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los centros educativos en los últimos años. La caída de la natalidad y, en consecuencia, de las matriculaciones, pone en peligro las escuelas. De hecho, en Extremadura ha habido varios cierres en los últimos años.
En 2020, el colegio El Cristo de Villanueva de la Serena dejó de impartir clases de Infantil y Primaria ante el descenso paulatino de matriculaciones. En el año del cierre, el centro contaba con 53 alumnos, lo que suponía menos del 12% de su capacidad, que eran 450 plazas. Por este motivo, la Consejería de Educación decidió reubicar a los escolares en el resto de colegios de la ciudad.
En 2022, el colegio público Juan XXIII, en el barrio de San Juan de Mérida, también se cerró. En sus últimos cuatro procesos de escolarización recibió cero, uno o dos solicitantes y desde 2017 no hubo nunca más de dos familias interesadas por apuntarse a este centro.
Precisamente, en 2017, cerró sus puertas el colegio Jesús Obrero, en Badajoz. Este centro empezó su declive en 1997 por la riada de la capital pacense porque muchas familias se marcharon del barrio. En su mejor época llegó a contar con 47 alumnos, pero en el año de su cierre solo había diez.
Y es que la caída de la natalidad hace mella desde hace ya muchos años en la escuela extremeña. De hecho, la bajada constante de alumnos es algo que se viene produciendo desde que comenzó el siglo y va a más.
Según los datos del Ministerio de Educación, en el curso 2002-2003 la región contaba con 192.520 escolares. Esa cifra bajó diez años después hasta los 184.777 que había en el curso 2012-2013. Son 7.743 estudiantes menos en una década.
En la segunda década, el golpe ha sido mayor. El pasado curso, 2022-2023, la matrícula en Extremadura bajó hasta los 171.015 alumnos o, lo que es lo mismo, 13.762 estudiantes menos con respecto al curso 2012-2013.
Los números no son esperanzadores para los centros educativos de la región extremeña, pues la escuela ha perdido más de mil alumnos cada curso durante la última década, motivado por la bajada de la natalidad especialmente.
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