
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¿Podría ocurrir en Extremadura un terremoto como el que ha matado a más de 2.900 personas en Marruecos y que llegó a sentirse en la región ... ? Puede que algunos en la comunidad autónoma se hayan hecho la pregunta en los últimos días, a raíz del movimiento de tierra de magnitud 7 registrado el pasado día 8 con epicentro en la zona del Alto Atlas. «Es muy poco probable», responde Carmen Pro, doctora en Físicas y profesora de la Universidad de Extremadura (UEx), donde también participa como integrante del grupo de investigación Kraken, que reúne a especialistas en distintas disciplinas relacionadas con las Ciencias de la Tierra.
Del área de sismología se encarga esta experta que da clases en el campus de Mérida, y que lleva años estudiando a la región desde el punto de vista sísmico. De entrada, se trata de una zona «con una peligrosidad baja», contextualiza Pro. «Que sepamos, en Extremadura no ha habido nunca un terremoto de gran magnitud, y desde los años 60, que es cuando empieza a haber registros fiables hasta hoy, no llegan a 120 los terremotos con epicentro en la región con una magnitud superior a dos».
Carmen Pro
Doctora en Físicas, profesora e investigadora de la Universidad de Extremadura
Este último dato equivale a una media aproximada de dos temblores al año de magnitud dos o más, uno de ellos de magnitud en torno a tres. El más grande con epicentro en la región registrado hasta ahora es el de Feria, donde el suelo tembló en el año 2006 con una magnitud de 4.4 y una intensidad de 5. La primera variable mide la energía liberada y no tiene tope –el valor más alto hasta hoy son los 9.5 del que sufrió Chile en 1960–, y la segunda los daños ocasionados y hasta qué punto ha sido sentido por los ciudadanos, y va de cero a doce.
«Esos 120 terremotos registrados en nuestra comunidad desde los años sesenta hasta nuestros días fueron todos superficiales, es decir, con una profundidad inferior a cuarenta kilómetros», explica la experta.
«La peligrosidad sísmica es ligeramente mayor en la provincia de Badajoz que en la de Cáceres, pero en cualquier caso es baja», apunta Carmen Pro, que aclara que este concepto mide la probabilidad de ocurrencia de un sismo de cierta magnitud en un determinado periodo de tiempo. Para establecerla se tienen en cuenta los ocurridos en el territorio a analizar, pero también aquellos otros que tuvieron su epicentro fuera de ese espacio físico pero que de algún modo afectaron a la región a estudio. Es decir: para concluir que la peligrosidad sísmica en Extremadura es baja, se han tenido en cuenta los movimientos ocurridos en la región pero también aquellos con epicentro en otro lugar pero que tuvieron efectos en ella.
«La zona de mayor peligrosidad que más nos afecta es la situada al suroeste del cabo de san Vicente, donde se han localizado varios terremotos importantes, como el de 1969 o el famoso de Lisboa del año 1750», sitúa la profesora, que recuerda que todos los sismos ocurridos en la región son de origen tectónico. La otra opción es que sean volcánicos, pero Extremadura carece de este tipo de accidentes del terreno.
En la fotografía tectónica de la región, destaca la falla de Plasencia, la mayor del mapa autonómico y una de las más destacadas de la península ibérica.
Tiene 550 kilómetros, según recoge su ficha en el portal del Instituto Geológico y Minero de España. Abarca desde el Cabo de San Vicente, en el Alentejo (sur portugués), hasta las proximidades de la ciudad de Ávila. En su tramo extremeño, va de Alburquerque al puerto de Tornavacas, y una de las fosas que originó su actividad coincide con el Valle del Jerte. «Es una falla grande, y hay terremotos vinculados a ella, pero muy pequeños, todos con una magnitud inferior a cuatro y muchos no sentidos por la población», tranquiliza Carmen Pro, que añade que esta falla «es más activa en el Atlántico».
En cuanto a qué hacer al sentir un terremoto, la investigadora aconseja «si estamos en casa, protegernos alejándonos de muebles, estanterías, lámparas y demás elementos que puedan dañarnos al caerse, por ejemplo colocándonos bajo una mesa o bajo el marco de la puerta». «Si estamos en el coche –concluye–, lo mejor es pararnos, y por último, si estamos en la calle, debemos alejarnos de edificios, porque como solía decir un catedrático que me dio clases, no matan los terremotos, sino las casas».
Carmen Pro lleva lustros investigando sobre terremotos, pero solo ha sentido uno. Fue el ocurrido a las 17.26 horas del domingo 22 de enero de 2006 en Feria. Es el más grande del que se tiene constancia en Extremadura, y alcanzó una magnitud de 4.4 (sismos significativos que mueven objetos en las viviendas y provocan ruidos pero raramente daños». «Noté las vibraciones de la cristalería que estaba en un mueble», recuerda la experta de la UEx, que asegura que «sentir un terremoto impresiona, enseguida se nota que es algo distinto». «Notas un ruido similar al del paso de un vehículo de gran tonelaje, pero percibes que viene del interior de la tierra». «Lógicamente –termina–, se nota más en un octavo piso que en un bajo».
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