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Burbujas vacacionales. Las preferencias de los turistas este año van hacia el menor contacto posible. Prefieren el entorno natural antes que las ciudades; los campings a los hoteles; los bungalows a las parcelas; las casas rurales pequeñas a las de varias habitaciones.En definitiva, los alojamientos de alquiler completo a los que tienen zonas comunes que deben ser compartidas.
La pandemia de covid-19 ha modificado algunas de las demandas de los viajeros. Otras siguen igual. Como en veranos precedentes, el norte de la región registra más visitantes que el sur y la naturaleza y el agua ganan la batalla a los núcleos urbanos.
Todos los tipos de alojamiento que hay en Extremadura tienen en común este año la ausencia de turistas internacionales. «Los hemos perdido por completo», dice Victoria Bazaga, presidenta de Fextur, la asociación de turismo rural. Pero esta afirmación podía ser de cualquiera de sus compañeros.
Los visitantes de otros países de Europa que llegaban a las zonas de acampada o los de Asia que tenían alguna ciudad extremeña entre sus paradas dentro de los tour que realizan por la península han desaparecido con la crisis sanitaria. «Y van a tardar en recuperarse», lamenta Jesús Clemente, gerente del hotel AC en Badajoz.
Ese es el principal cambio en cuanto al perfil de los visitantes que este verano se están desplazando a la región. Aunque no el único. Los grupos familiares son los turistas más numerosos. «Núcleos pequeños, de padres e hijos únicamente», detalla Bazaga. Parece que la intención es repetir el confinamiento, o por lo menos la compañía, pero en un lugar diferente. Detrás de esta realidad, los empresarios detectan el miedo al contagio que hay en la sociedad. Las oleadas de cancelaciones que reciben los establecimientos al conocerse nuevos brotes de la enfermedad así lo demuestran.
Por eso, uno de los objetivos que tiene el conjunto del sector es transmitir seguridad a sus clientes. Los alojamientos han realizado múltiples actuaciones para reducir al máximo los riesgos de contagio. «Estamos poniendo todos los medios necesarios para que nuestros establecimientos sean seguros y no hemos escatimados en medidas de protección para nuestros clientes y nuestros trabajadores», indica Pilar Acosta, vicepresidenta de Cetex, que cree que los mensajes que se lanzan desde las administraciones públicas sirven para contraer el consumo. «No se está comunicando bien y eso nos afecta negativamente», añade.
El volumen de negocio es muy inferior al de años anteriores, con contadas excepciones, porque los diferentes tipos de alojamientos se están comportando de manera distinta. Mientras los hoteles continúan en porcentajes de ocupación cercanos al 35%, cifra muy inferior a la de 2019, las casas rurales de alquiler completo y los apartamentos rurales están teniendo mucha demanda y se encuentran en unos niveles similares a los de otros veranos. «La media de los alojamientos de turismo rural está entre el 55% y el 60% de ocupación, cuando otros años estábamos rondando el 85% en estas fechas», expone la presidenta de Fextur.
Dentro de los múltiples establecimientos que se enmarcan en el ámbito rural, sus características y, sobre todo, su ubicación están influyendo mucho en el modo en el que se están enfrentando a la situación actual. Uno de los datos diferenciales es la zona de baño. «La gente quiere casas con piscina», asegura José Antonio Rodríguez, presidente de la asociación de alojamientos turísticos de la comarca de La Vera (Aturive).
José Antonio Rodríguez | Aturive
En general sí se observa una mejoría en julio y agosto en relación a junio, el último mes del que el Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene datos actualizados y el primero completo en el que los establecimientos pudieron abrir tras el confinamiento, aunque no todos lo hicieron.
Esos números fueron desastrosos para el sector. Los hoteles y apartamentos turísticos perdieron el 82% de los viajeros que recibieron en el mismo mes de 2019, los camping se quedaron cerca del 80% y el turismo rural en torno al 78%.
Esa caída se notó, principalmente, en los turistas extranjeros. Ni campings ni apartamentos turísticos llegaron al 2% de los viajeros foráneos que tuvieron en junio del año pasado; los hoteles superaron levemente el 6% y los alojamientos rurales el 11%. La misma tónica se ha seguido en julio y agosto, según los empresarios del sector.
Hoteles
Preocupación por la situación actual e incertidumbre pensando en el futuro. El sector hotelero extremeño no está volviendo a la normalidad. «Ni mucho menos», puntualiza Pilar Acosta, que además de su cargo en Cetex es gerente del hotel Don Manuel, en la capital cacereña.
El porcentaje de ocupación habitual para esta época del año rondaría el 75% y en la actualidad están más de 40 puntos por debajo. Son las familias y parejas nacionales las que mueven el sector, porque el desplome del turismo internacional ha hecho mucho daño. «El año pasado ya representaba un 20% del total, sobre todo alemanes e ingleses», explica Acosta, que indica que el mes de agosto ha sido tradicionalmente bueno gracias al turismo de paso.
Pilar Acosta | Cetex
Aunque esta afirmación tiene sus peros en función de la localidad. «Agosto es nuestro peor mes del año», comenta Jesús Clemente, del hotel AC de Badajoz, que explica que mientras otras ciudades de la región tienen eventos como el Festival de Teatro Clásico de Mérida o cuentan con un turismo cultural más asentado, caso de Cáceres, el sector en Badajoz vive más de los viajes internacionales organizados, sobre todo de turistas asiáticos, y de los desplazamientos por trabajo, el llamado turismo corporativo. De hecho, en la capital pacense solo están abiertas el 65% de las plazas hoteleras. «Hay tres grandes hoteles cerrados –el AC es uno de ellos–, que se abrirán a finales de este mes», apunta Clemente.
Una de las dificultades que se están encontrando los responsables de los hoteles es la falta de previsión para trabajar. «La gente reserva en el último momento, como mucho con 72 horas de antelación, lo que nos complica organizar a nuestros trabajadores y servicios», advierte Acosta.
En relación a los empleados, una de las dudas que tienen los hoteles es la prolongación de los ERTE. «Que lleguen a diciembre es una necesidad», asegura Acosta, que cree que los más probable es que sea así.
Campings
Han reducido aforo, instalado nuevas medidas de seguridad y reforzado las tareas de limpieza y desinfección. «Están haciendo las cosas muy bien», detalla la presidenta de Fextur, que afirma que los campings de la región están teniendo una buena ocupación en julio y agosto.
Son infraestructuras que se ajustan a la demanda de los viajeros de no tener que compartir espacios. «Las parcelas son grandes, las tiendas están separadas y los protocolos hacen que todos los clientes estrenen, por decirlo así, la ducha o el aseo», explica Bazaga.
Victoria Bazaga | Fextur
Pese a ello, los viajeros están optando más por los bungalows. «Están funcionando mejor», reconocen los gerentes de varios campings. Uno de ellos es Eugenio Rodríguez, de Aguas Claras, en Valencia de Alcántara, que tiene una ocupación del 80% en estas construcciones, mientras que la de las parcelas se reduce al 40% entre semana.
Menos campistas hay en Mérida, donde están por debajo de las cifras de otros años. «Viene gente de paso y se queda un par de días, ya no hay vacaciones de dos semanas», afirma Eva Labrador, responsable de este establecimiento, que asegura que la cercanía a Madrid hace que el norte de la región tenga más turistas.
Allí, Carmen González, gerente de La Chopera, junto a Plasencia, tampoco aporta datos mejores. Dice estar un 40% por debajo del verano pasado.
En cuanto al origen de los visitantes, la falta de extranjeros hace que el norte de España también sea un punto mayoritario de procedencia. «Mucha gente del País Vasco», detalla Rodríguez, que insiste en la ausencia de reservas para las próximas semanas y el mes de septiembre. «Se espera mucho para decidir», añade este empresario, que apostilla que el negocio de estas semanas no va a servir para salvar la temporada. «Hemos perdido la mejor parte del año».
Casas y apartamentos rurales
Son los alojamientos que más ocupación registran. «En agosto estamos al 70% y los fines de semanas cubrimos el 100%», informa José Antonio Rodríguez, propietario de La Casa del Pozo, una casa rural en Villanueva de la Vera.
Este tipo de establecimientos de alquiler completo son los que más demanda están teniendo junto con los apartamentos. Por el contrario, las casas previstas para varios grupos no están al mismo nivel. «Los alojamientos compartidos los tengo casi vacíos», en palabras de Eugenio Rodríguez, empresario del sector.
En términos generales, las casas y los apartamentos rurales están superando sus expectativas. «No esperábamos llegar a los niveles de ocupación en los que estamos», reconoce Bazaga.
Salvo casos puntuales, como la comarca de La Vera y las casas y apartamentos con piscina, esto no supone que se haya vuelto al nivel de otros años. «La media de pernoctaciones es de dos días y medio, aunque hay gente que está siete días, que es inferior a lo que teníamos», indica la presidenta de Fextur, que remarca que en las comarcas de La Siberia y de Zafra, en la provincia de Badajoz, también están presentando buenos datos.
Balnearios
Otro tipo de alojamiento que hay en el ámbito rural es el balneario. «En un año normal este segmento representa el 17% de las pernoctaciones en Extremadura», señala Ignacio Cortés, gerente de El Raposo, en Puebla de SanchoPérez, uno de los dos establecimientos de este tipo que están abiertos en la región. No está siendo así en 2020. «El año es un auténtico desastre y el impacto en el empleo, brutal», detalla Cortés, cuyo balneario ha tenido una ocupación del 25% en julio y del 45% en agosto.
En total son siete balnearios en la región, por lo que cinco permanecen cerrados. El otro activo es el del Valle del Jerte. La suspensión del programa del Imserso, una fuente prioritaria de ingresos, ha influido en la decisión.
Al igual que en otros establecimientos, los balnearios tienen muy difícil planificar el trabajo. «Recibimos reservas en el mismo día; la gente decide venir a última hora y dependiendo de lo que ve en los medios de comunicación», indica el gerente de El Raposo.
Es la zona más demandada en los meses de verano. Eso no ha cambiado en un año tan extraño para el turismo. Las comarcas del norte de Cáceres siguen siendo el destino preferido de la región. «También es donde más alojamientos hay», reconoce Victoria Bazaga, presidenta de Fextur, la federación extremeña de turismo rural.
Sí han cambiado el perfil de los turistas. Los visitantes extranjeros, que este año no están apareciendo por la región, han dado paso a los nacionales. Principalmente de Madrid. «El 85%», puntualiza José Antonio Rodríguez, presidente de Aturive, la asociación de turismo de La Vera, una comarca que está a hora y media de viaje en coche desde la capital.
Este empresario detalla que se trata de un público ocasional, principalmente familias, que ha cambiado la playa por el interior dada la coyuntura sanitaria que estamos viviendo. «No han querido ir a la costa y todo indica que no es un tipo de turista que vaya a repetir su visita otros años», añade.
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