![El cementerio de Montánchez, en donde fue enterrado Andrés G. L. en diciembre de 1914.](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/09/27/1_20230927193725-RGOc5ocHveKiyp3xgvXG1yI-758x531@Hoy.jpg)
![El cementerio de Montánchez, en donde fue enterrado Andrés G. L. en diciembre de 1914.](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/09/27/1_20230927193725-RGOc5ocHveKiyp3xgvXG1yI-758x531@Hoy.jpg)
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El 20 de febrero de 1917, el periodista Narciso Maderal (Zamora, 1879-Cáceres, 1962) escribió un demoledor artículo en la primera página de la publicación ' ... El Mundo', en el que denunciaba que por tercera vez, se había aplazado en Cáceres el juicio contra los acusados de matar de una manera atroz a un vecino de Montánchez. En el artículo contaba así cómo había sido el crimen:
«El delito se perpetró en la noche del día 2 de diciembre de 1914. A la mañana siguiente los vecinos de Montánchez, que transitaban por la calle de Doña Sol Alta, vieron, con el natural asombro, que la casa donde vivía completamente solo el anciano de 74 años, Andrés G. L. estaba abierta, observando, al mismo tiempo, que en el tejado había una gran abertura.
Avisados los hijos del desventurado Andrés, entraron en la casa, pudiendo apreciar las huellas evidentes del robo y manchas de sangre en el zaguán y en la habitación donde acostumbraba a dormir el desgraciado anciano. También hallaron en la misma habitación un moquero empañado de sangre; pero sin hallar al Andrés ni en su cama ni en ninguna otra habitación de la casa, hasta que después de buscarlo infructuosamente por todas partes, al introducir un legón (especie de azadón) en una de las tinajas que con bagazo de vino había en la bodega, el legón tropezó con un cuerpo duro, que resultó ser el cadáver del anciano.
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Avisado el Juzgado, éste procedió a la extracción del cadáver, que se hallaba descalzo, con el pantalón puesto y sin americana ni chaleco, y con dos pañuelos atados: uno fuertemente al cuello, que lo estranguló, y otro con dos nudos colocado en la boca, que le produjo la asfixia por sofocación.
El cadáver tenía, además, erosiones en el labio superior e inferior y en el dorso de la mano izquierda; equimosis en las dos rodillas y en el dorso del pie izquierdo; una herida contusa en la región frontal y otra inciso-cortante en la región parietal derecha, herida de ocho centímetros de extensión, que hacía caer en colgajo la piel del cráneo.
Del registro practicado en todas las piezas de la casa, se observó que los cajones de todas las mesas estaban abiertos, y que solo en uno de ellos se hallaron tres monedas de cinco céntimos».
Narciso Maderal, que fue presidente de la Diputación de Cáceres de 1936 a 1937, y alcalde de Cáceres de 1937 a 1940, señalaba nueve años antes de su vinculación con el dictador Franco, en el artículo de El Mundo, que una vez cometido el crimen se detuvo a los presuntos culpables, a cuatro hombres con antecedentes: al zapatero Juan L., al albañil Romualdo M. H. y a los carniceros Francisco F.M. y Bonifacio C.P. Precisamente en la investigación de la causa se dijo que los golpes que había recibido el difunto se los habían dado con un descuartizador de carnicero.
Hubo una vecina que declaró que la noche en la que cometieron el crimen ella estaba enferma, no podía dormir, y los vio y escuchó en la calle cuando se dirigían a la casa de Andrés.
Los cuatro fueron encarcelados. Un año después el fiscal pensó que podían ser puestos en libertad pagando una fianza, y así se lo pidió al juez instructor.
El pueblo de Montánchez se enteró, y enseguida se creó una comisión para pedir que los acusados siguieran en prisión hasta ser juzgados y condenados. La comisión organizó una manifestación por el pueblo en la que participaron 4.000 personas y de la que se hicieron eco bastantes periódicos de Madrid. Se realizó una protesta escrita que los periódicos indicaban que la firmó casi todo el vecindario, «figurando en la misma –escribieron– abogados, médicos, sacerdotes, propietarios, el notario, el registrador de la propiedad, el exdiputado provincial señor Gómez Lozano y otros elementos sociales igualmente prestigiosos, que pedían que no se concediera una libertad que consideraban injustificada, dado lo horrendo del delito, después de las pruebas abrumadoras que existían en la causa, y los antecedentes y conducta de los acusados».
No salieron en libertad, pero la gente estaba molesta porque no eran juzgados. Resulta que los acusados tenían a dos abogados defensores: a Luis Pérez Córdoba y al letrado Naranjo. Pero cuando se señaló una fecha para el juicio enfermó el abogado Pérez Córdoba. Se tuvo que aplazar, y en un segundo señalamiento enfermó Pérez Córdoba. También se tuvo que aplazar. Se da la circunstancia de que Pérez Córdoba, al igual que Maderal, fue periodista y alcalde de Cáceres, gobernó esta ciudad de 1930 a 1931. Murió en Cáceres, la ciudad en la que nació, en 1954, con 74 años.
La tercera vez que se puso fecha para comenzar la vista con tribunal de jurado, fue para primeros de febrero de 1917; pero no se pudo celebrar porque se murió un acusado. Fue encontrado muerto en el penal del Puerto de Santa María Juan L., el zapatero.
El juicio se celebró definitivamente en marzo de 1917. El jurado dictó veredicto de culpabilidad, y el tribunal dictó una sentencia que condenaba a muerte a los dos carniceros y al albañil.
El 24 de enero de 1918 el diario 'El Noticiero' publicaba que los tres reos se libraban de la pena de muerte: Habían sido indultados por ser el santo del rey Alfonso XIII. Se les conmutó la pena de muerte por la de cadena perpetua.
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