El primer debate sobre el estado de la región de María Guardiola como presidenta de la Junta afianza la división en dos bloques de la política extremeña. Por un lado, PP y Vox liman asperezas y estrechan lazos, aunque sigue abierta la duda generada en ... la coalición sobre el regadío de Tierra de Barros. Por otro, PSOE y Unidas por Extremadura coinciden en buena parte de su análisis sobre la labor del gobierno de coalición.
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El debate sobre orientación política general de la Junta de Extremadura, conocido como debate sobre el estado de la región para emular el que se celebra en el Congreso de los Diputados con la nación como protagonista, celebró ayer su segunda y última jornada. Tras la intervención de los grupos parlamentarios se dio paso a la presentación de propuestas de resolución, que fueron defendidas y votadas para poner fin a la sesión plenaria.
La cita más destacada del año en la Asamblea de Extremadura, junto con el debate de los Presupuestos de cada ejercicio, comenzó el lunes con la intervención de la presidenta de la Junta. María Guardiola hizo repaso de su primer año de gobierno, del que destacó los datos positivos en materia de empleo; acusó al Ejecutivo nacional de Pedro Sánchez de perjudicar a la región, con medidas como el cierre de Almaraz; y planteó algunas medidas para el futuro de la región. Entre ellas, una deducción de hasta el 75% del IRPF para nuevos residentes en la comunidad y un plan de empresa competitiva dotado con 242 millones de euros.
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Juan Soriano
El discurso de Guardiola destacó también por una ausencia destacada, ya que no hizo ninguna mención a su socio en la Junta ni al pacto de gobierno, mientras que hizo referencia al programa electoral de su partido, el PP. Tampoco citó el proyecto que ha generado desencuentros en el Ejecutivo regional, el regadío de Tierra de Barros. Por ese motivo, en la segunda jornada del debate, en el turno de los grupos parlamentarios, buena parte de la atención estaba puesta en Vox y en cómo iba a replicar a la presidenta extremeña.
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El presidente del Grupo Parlamentario de Vox en la Asamblea, Ángel Pelayo Gordillo, se mostró conciliador, apelando a la lealtad, la fidelidad al acuerdo y el respeto institucional, «como ha venido siendo hasta el día de hoy». Negó por tanto cualquier crisis.
También ensalzó las medidas adoptadas hasta la fecha por el gobierno de coalición, como la reforma fiscal que permitió bajar el IRPF, eliminar el impuesto de patrimonio y reducir el de matriculaciones. Aunque incidió en impulsar cuestiones que considera pendientes, como más rebajas impositivas y que los padres se puedan oponer a lo que consideren una educación de carácter ideológico, lo que se conoce como pin parental. Una cuestión que ya ha generado desencuentros con el PP en el Parlamento regional.
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Pero hay un asunto que ha abierto un resquicio en el gobierno de coalición y que tras el debate permanece sin cerrar. Ante las dificultades para que el regadío de Tierra de Barros cuente con financiación europea y nacional, Vox insiste en que el proyecto salga adelante con fondos autonómicos, para lo que reclama una dotación adecuada en los próximos Presupuestos regionales. De lo contrario, ha afirmado que no dará su apoyo a las cuentas, según expuso el director general de Infraestructuras Rurales, José María Sánchez Cordero, en una comparecencia en el Parlamento regional. Gordillo no llegó ayer hasta ese extremo, pero mantuvo la postura de su partido e insistió en que en 2025 debe haber una partida para esa actuación, que considera clave para la región.
Por su parte, la presidenta de la Junta afirmó ayer que en su intervención del lunes habló en nombre de un gobierno unido y mostró su confianza en Vox. Con una anécdota, ya que al mismo tiempo que defendía la labor de su socio de gobierno confundió en dos ocasiones el nombre de su líder en la región, Ángel Pelayo Gordillo, a quien llamó por error García Pelayo. Después pidió perdón por el lapsus, al que el propio interesado restó importancia.
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La presidenta extremeña volvió a incidir en que su partido y Vox tienen diferencias. Así quedó de manifiesto ayer en la votación de las propuestas de resolución. Cuatro iniciativas del PP sobre atención al colectivo LGTBI, las oficinas de igualdad y las víctimas de violencia de género no recibiero el apoyo de su socio de gobierno. Pero Guardiola recalcó que hace un año fueron capaces de plantear un proyecto de futuro para la región. Y que todas las cuestiones que les separan quedaron fuera del acuerdo de gobierno, como las relativas a los temas objeto de esas cuatro propuestas de resolución.
En cuanto al proyecto de Tierra de Barros, Guardiola no respondió a las peticiones de Vox. En su lugar, incidió en la comisión de investigación que se pondrá en marcha en la Asamblea, con la que espera depurar responsabilidades políticas por la gestión del PSOE sobre este proyecto. Gordillo replicó que «la comisión de investigación no puede parar el proyecto», en una clara alusión a que hay que trabajar en paralelo para su ejecución.
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También limó asperezas con Vox el portavoz del grupo popular, José Ángel Sánchez Juliá, quien recalcó que el Gobierno regional está formado por dos partidos que han puesto por delante los intereses de los ciudadanos. Asimismo, afeó a los grupos de la oposición que no hayan dado ninguna réplica a las 43 medidas que puso sobre la mesa la presidenta de la Junta en la jornada del lunes.
Durante el debate han quedado de manifiesto las diferencias entre PP y Vox, pero también el espíritu de colaboración con el que se inició la legislatura tras la investidura de Guardiola y que tuvo su mejor reflejo en la aprobación de los Presupuestos de la Junta para este año.
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Mientras los grupos que sostienen al gobierno mantienen su colaboración a pesar de diferencias como el regadío de Tierra de Barros, los grupos de la oposición coincidieron en las líneas generales de su intervención. PSOE y Unidas por Extremadura, rivales en las dos últimas legislaturas, afearon a María Guardiola que no citara a Vox el lunes y pusieron en duda el alcance de las medidas aprobadas por el gobierno de coalición en su primer año de andadura.
En nombre del PSOE intervino José María Vergeles, presidente del Grupo Parlamentario, pero también rival en las primarias del nuevo secretario general del partido en la región, Miguel Ángel Gallardo. Un intento por coser las heridas abiertas. El exconsejero de Sanidad con Fernández Vara aseguró que Guardiola no tiene proyecto para la región, le acusó de favorecer a la extrema derecha y afirmó que las medidas adoptadas por el gobierno de coalición no están dando tan buenos resultados como cree.
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Irene de Miguel, de Unidas por Extremadura, ha demostrado su experiencia en estas citas parlamentarias. Al igual que el PSOE, criticó el acuerdo del PP con Vox y su incidencia en cuestiones como la reforma fiscal, que permitió eliminar el impuesto de patrimonio. También lamentó que se elimine el criterio de renta en la concesión de ayudas en educación y que no se hayan solucionado los problemas de la sanidad extremeña.
En su réplica, la presidenta de la Junta reprochó a los grupos de la oposición lo que considera una crítica poco constructiva que pone trabas al desarrollo de la región. También afirmó sentirse insultada y despreciada. En su última intervención, Guardiola aseguró que quiere una Extremadura «moderna, inclusiva y progresista», para lo que espera que en los próximos años de legislatura haya espacio para el acuerdo, a pesar de que estima que «el griterío ha quitado espacio al debate».
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