
«Me detectaron un cáncer antes de empezar el proceso para ser madre»
Nazaret Retortillo y Alberto Señorán ·
Padres por fecundación in vitroSecciones
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Nazaret Retortillo y Alberto Señorán ·
Padres por fecundación in vitroLa historia de Nazaret Retortillo y Alberto Señorán, un matrimonio que vive en la localidad cacereña de Montehermoso, es como una montaña rusa de emociones. ... Ella tiene 34 años y él 37.
Antes de los 30 intentaron ser padres y ahí llegó el primer bajón, al comprobar que el esperado embarazo no se producía. Así que recurrieron a los servicios de reproducción asistida de la Seguridad Social. «Allí nos indicaron que debíamos iniciar los tratamientos de reproducción asistida y justo antes de empezar con la inseminación artificial para ser madre me detectaron un cáncer de endometrio». Ese fue otro golpe, el más duro de su vida.
«Al principio me dijeron que me olvidara de ser madre porque la única solución era extirpar el útero y las trompas. Sin embargo, uno de los ginecólogos del área de salud de Plasencia me dijo que quizás en el Hospital La Paz de Madrid había algunas opciones». Ahí llegó la primera alegría.
Se aferraron a esa posibilidad y siguieron adelante en busca de su sueño. «Me derivaron a ese centro de Madrid y consiguieron ponerme un tratamiento para frenar el cáncer y poder ser madre».
Ella y su pareja no perdieron nunca la esperanza. Sus posibilidades pasaban por la fecundación in vitro y así fue. «Me quedé embarazada en el primer ciclo y tuve a Narella, que tiene ahora 21 meses», explica.
Su sorpresa llegó cuando acudió a la consulta de oncología para una de las revisiones y le plantearon ser madre por segunda vez con los embriones que tenía congelados. No podían perder tiempo y era ahora o nunca. Lo intentaron y de nuevo se quedó embarazada. Así que nació Ayana, que ahora tiene siete meses.
Tras todos esos procesos, el pasado mes de enero le operaron para extirparle el útero y las trompas con el objetivo de eliminar todo el cáncer. En su caso no ha necesitado quimioterapia.
Era un cáncer que no estaba muy avanzado, en estadio II. «Normalmente este proceso solo suelen hacerlo cuando está en estadio I, pero en mi caso todo lo demás era favorable y los médicos vieron que era posible», comenta Nazaret, que estuvo durante nueve meses con un tratamiento hormonal y haciendo pruebas cada tres meses para controlarlo.
«Mi preocupación era que le pasara algo al bebé. Durante el tiempo que estuviera embarazada era el momento más seguro. Si crece el bebé, no crece el cáncer, me aseguraron los médicos», explica Nazaret, que dice estar viviendo un momento muy feliz.
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