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Empieza la política

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Tras la campaña electoral, comienza una nueva etapa. La estabilidad política y social es uno de los activos que aún conserva Extremadura. No hay que desperdiciarla

Pablo Calvo

Cáceres

Domingo, 26 de mayo 2019, 07:59

Lo que más recuerda una amiga del día que nació su hija es la frase que pronunció el padre de la criatura en el paritorio: «Pues ya está, se acabó». «No» contestó ella, un poco asustada pero con más perspectiva que él, «ahora es cuando empieza». Empezaban de verdad una nueva etapa con la responsabilidad de ser padres y el cambio de vida que implica. Hoy, día de votaciones, termina el largo período electoral, la precampaña y la campaña. Pero con el recuento de los votos no parece que vaya a finalizar nada, sino que empieza una nueva etapa: la formación de gobiernos, el de la Junta y el de los ayuntamientos, que, según los pronósticos, tendrán unos resultados apretados en varios y destacados municipios.

Hoy, lo que cabe pedir es que esta etapa no se prolongue demasiado. No se trata de hacer las cosas con prisas ni firmar acuerdos en falso, pero sí hay que ser conscientes de que la estabilidad política y social es uno de los activos que aún conserva Extremadura, y un factor favorecedor de inversiones, por ejemplo. No hay que minusvalorar esa estabilidad ni desperdiciarla.

A los partidos les corresponde gestionar de forma responsable el resultado que salga esta noche de las urnas. Y eso significa saber interpretar lo que digamos los ciudadanos, por encima de los intereses partidistas. Que sea un 26M que alumbre gobiernos ilusionados por la tarea que tienen por delante, y no posiciones obstruccionistas que perpetúen el enfrentamiento electoral. La campaña, como un embarazo, es una etapa muy importante en una sociedad democrática, pero lo que empieza cuando finaliza lo es aún más.

La campaña en sí ha tenido poca historia. Por no tener no ha tenido ni crispación, sea dicho en sentido positivo. José Antonio Monago contaba a modo de anécdota la extrañeza mostrada por un líder nacional cuando le comunicaron que el acto electoral iba a ser en la calle. Esta paz social, que contrasta con escraches y episodios violentos que vemos en otros territorios, es un valor y un reflejo de la sociedad extremeña, y dicho sea de paso, un mérito también de los principales responsables políticos de esta región, que con su comportamiento sosegado contribuyen a no calentar el ambiente ni a fomentar el frentismo, más a allá de las diferencias ideológicas que se exhiben durante estos días. Esta circunstancia no es una novedad en Extremadura, donde apenas se han producido en el pasado incidentes relevantes en momentos electorales, pero nunca viene mal recordarlo y aplaudirlo.

¿Qué cosas sí se han visto en esta campaña? Pues un mitin de Vox en la plaza de San Jorge de Cáceres con abundancia de jóvenes entre los asistentes. Una parte de la juventud parece estar hipnotizada por toda esa simbología que rodea a Santiago Abascal y su partido. En los actos del PP, en cambio, predominaban las personas que ya han superado la mediana edad. También se ha visto a un Monago en modo expresidente más que en modo candidato, aunque sea las dos cosas. Su paso por la Presidencia le ha dejado conciencia de que los problemas no se arreglan de forma tan sencilla como se vocea en los mítines, y eso se le ha notado. No es necesariamente malo, al contrario. El PSOE ha confirmado en los actos electorales que el 28A reforzó su autoestima como partido y que se sienten muy favoritos, confiados en la conducción tranquila de Guillermo Fernández Vara, lo mismo que Ciudadanos, en su medida, con un Cayetano Polo seguro de sí mismo, incluso sobreactuado en el debate televisivo. Irene de Miguel se ha mostrado coherente con su principal mensaje: Unidas por Extremadura quiere firmar en el DOE, y eso no deja mucho margen para grandes diatribas ni ocurrencias dialécticas.

Durante los últimos cuatro años, desde las autonómicas y municipales de mayo de 2015, los ciudadanos hemos participado o asistido a tres elecciones generales (la última hace un mes), a una moción de censura que cambió el Gobierno central y a dos procesos de primarias a cara de perro en el PSOE y en el PP. Quizás todo esto haya influido en el tono moderado de los partidos durante esta campaña, antesala de esta nueva etapa que esperemos nos traiga también estabilidad.

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