Ana B. Hernández
Domingo, 3 de septiembre 2023, 07:32
La caída de la natalidad hace mella desde hace ya muchos años en la escuela extremeña. De hecho, la bajada constante de alumnos es algo ... que se viene produciendo desde que comenzara el siglo. Y lejos de mitigarse, parece que va a más.
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Así lo ponen de manifiesto los datos de matriculación publicados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional en lo referente a las enseñanzas del régimen general, en las que se incluyen las diferentes etapas educativas, las que son obligatorias y las que no lo son: Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional.
Los datos del Ministerio de Educación confirman la bajada continuada de los alumnos en la escuela extremeña. En el curso 2002-2003 la región contaba con 192.520 escolares. Esa cifra bajó diez años después hasta los 184.777 que había en el curso 2012-2013. En una década, por tanto, los colegios e institutos de la comunidad perdieron 7.743 estudiantes.
Pero si el descenso ha sido notable en esta primera década del siglo, el mismo casi se ha duplicado durante la segunda, porque el pasado curso, 2022-2023, la matrícula en Extremadura bajó hasta los 171.015 alumnos o, lo que es lo mismo, 13.762 estudiantes menos con respecto al curso 2012-2013.
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Lo que no ha cambiado a lo largo de este siglo es el peso de la educación pública en la escuela extremeña, porque la región sigue siendo eminentemente rural y, por tanto, aunque en las localidades de mayor tamaño conviven centros públicos, concertados y privados, en los pueblos la presencia de estos últimos es casi inexistente. Es el motivo por el que de los 171.015 alumnos matriculados el pasado curso en la región, 137.467 estudiaron en colegios públicos y 33.548 lo hicieron en centros concertados y privados. Una diferencia que se viene dando desde comienzos del siglo XXI.
No obstante, y a pesar de que la escuela extremeña viene perdiendo una media de más de un millar de alumnos cada curso, motivado por la bajada de la natalidad especialmente, la anecdótica presencia de alumnos extranjeros en las aulas de la región, lo que no ocurre en otras comunidades, se revela insuficiente para contrarrestar el descenso de nacimientos.
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Este curso, a falta de conocer los datos oficiales, parece que la tendencia se consolidará y que de nuevo volverán a quedar pupitres vacíos en Infantil. Son 14.040 las plazas disponibles, pero solo 7.812 los menores de tres años –los nacidos en 2000– que se incorporan por primera vez a las aulas.
Si bien la pérdida de alumnado es ya casi una seña de identidad de la escuela extremeña, no tiene una repercusión proporcional ni mucho menos en las plantillas docentes. De hecho, el número de maestros y profesores en la última década ha venido rondando los 16.000, la misma cifra que se espera para el nuevo curso.
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«No es proporcional porque el descenso de alumnos no supone en todos los casos ni mucho menos la pérdida de una plaza docente», afirma Alfredo Aranda, del sindicato Pide. «Porque, además, hablamos de una pérdida paulatina, de tal modo que si un colegio tiene un curso un aula con 23 alumnos y el siguiente pasa a tener 19, la plantilla docente no varía», explica.
El calendario
Por eso también los cierres de centros educativos son hechos excepcionales en Extremadura, donde se contabilizan alrededor de 700. Porque la política educativa que se ha venido desarrollando en la región es evitar el cierre de colegios, especialmente en la zona rural, fijando de hecho la matrícula en un mínimo de cinco alumnos para mantenerlos abiertos, dada la importancia que estos centros tienen para las localidades en las que se asientan.
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Mantener abiertos por tanto la mayoría de ellos seguirá siendo el objetivo prioritario de la administración educativa en un curso que comenzará el próximo 11 de septiembre para el alumnado del primero y segundo ciclo de Infantil, Primaria, Educación Especial y Educación Secundaria Obligatoria y que finalizará, con carácter general, el 20 de junio de 2024.
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En cuanto al resto de las enseñanzas, en primero y segundo de Bachillerato las clases comenzarán el 12 de septiembre y finalizarán el 18 de junio, en primero, y el 10 de mayo, en segundo. El 11 de septiembre también será el día en el que se inicie la actividad lectiva en el segundo curso de ciclos formativos de grado medio y de grado superior y el primero y segundo curso de grado básico. El 14 del mismo mes comenzará para el primer curso de ciclos de Formación Profesional de grado medio y superior y en todas estas enseñanzas de FP el último día de clase será el 14 de junio de 2024.
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De Llerena a Mérida
En cuanto al cierre de colegios, los tres últimos cursos han sido especialmente duros para la comunidad educativa. Porque en cada uno de ellos la escuela extremeña ha contado con un centro menos.
Hace más de una década que los nuevos institutos de Llerena y Castuera, creados por la fusión de dos, supusieron la pérdida por tanto de uno de los centros de secundaria con los que contaban estas localidades. Pero al mismo tiempo también se crearon colegios. Ocurrió, por ejemplo, en Malpartida de Plasencia y Talayuela, en ambos casos por el desglose del único centro de primaria que tenían.
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La realidad en los tres últimos cursos, sin embargo, es diferente. En el curso 2020-2021 cerró de forma definitiva el colegio San Miguel Arcángel de Robledillo de la Vera, una localidad, como tantas otras, afectada por una bajada constante de población. Educación tomó la decisión de cerrar este colegio en 2019 cuando contaba solo con cuatro alumnos.
De ellos, tres alumnos cursaban entonces sexto de Primaria y solo uno estaba en quinto. Esto significaba que los tres del último curso de Primaria pasarían al siguiente a Secundaria y solo quedaría una alumna en el colegio porque no había más niños en el pueblo que pudieran incorporarse a las aulas.
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La falta de matrícula también fue el motivo alegado por Educación para el curso siguiente cerrar el colegio El Cristo de Villanueva de la Serena, cuando contaba con 53 alumnos que suponían menos del 12% de su capacidad, que ascendía a 450 plazas. Y el mismo argumento justificó el cierre este último curso del Juan XXIII de Mérida, cuando tenía 39 menores desde Infantil a sexto de Primaria, aunque el centro fue concebido con dos líneas de 25 escolares por clase.
El sindicato Pide llevó este cierre a los tribunales, pero el TSJEx desestimó su recurso y sentenció que la decisión administrativa de cierre estaba «debidamente motivada» y que había sido adoptada «de manera justificada».
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Alfredo Aranda, no obstante, mantiene que el descenso de matrícula no siempre justifica el cierre de un centro. «No, hay centros que son rescatables, lo era el Juan XXIII, presentamos un proyecto para ello, pero ni se nos contestó». Pide mantiene que «no se pueden cerrar colegios públicos en localidades en los que se continúa con los conciertos educativos».
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