Ella tiene 25 y él 33 años. Beatriz de Silva nació en Cáceres, pero se crió en Badajoz hasta que se mudó a Vitoria, aunque hoy reside en Madrid, donde no hace otra cosa que alumbrar proyectos, mientras que el placentino ya se hizo conocido ... en el sector por 'Abuelos' y su último corto, 'Votamos', entró en la recta final de los Goya. HOY habló con ambos a poco más de una semana de saber si sus trabajos irán a Hollywood.
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Los padres de Beatriz Silva son productores y guionistas y su hermana mayor, Katixa, también hace cine. Beatriz de Silva (1997) está pendiente de rematar con 'Tula', un cortometraje rodado en el baño de un colegio, la exitosa carrera de esta cinta de 13 minutos que podría culminar con una nominación a los Óscar, aunque la extremeña lo que desea es que su historia, de una limpiadora que escucha las confesiones de una alumna que se queda embarazada, se exhiba en colegios.
La productora es Extrapictures, formada por sus padres y Beatriz ya ha perdido la cuenta de cuántos premios nacionales lleva en los diez últimos meses. «Quizás sean más de veinte, puede que unos veinticinco»
– ¿Hay algún premio que le haya hecho especial ilusión?
–Los concedidos por el público.
–¿Más que los del jurado?
–Sí, mucho más. En Llerena el premio fue al de mejor comedia (Festival el Pecado), pero ese me hizo especial ilusión porque fue en mi tierra y además el premio era un jamón que me dio mucha felicidad (se ríe).
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–¿En qué punto está el corto 'Tula' de cara a los Oscar?
–Ahora soy candidata. Se hizo una primera votación en la que se vieron cientos de cortos de todo el mundo y votaron los mejores quince, que es donde está Tula. De esos, la Academia de Hollywood seleccionó cuatro españoles de los que dos son extremeños, el de Santi Requejo y el mío. Ahora estamos haciendo publicidad en Estados Unidos para en la siguiente ronda entrar entre los cinco nominados. Esto se sabe el 24 de enero. Si nos votan iríamos a la gala en marzo.
–Hace un año en Badajoz habló con chicas en silla de ruedas, ¿qué hay de ese proyecto?
–Estaba documentándome para un guion de largometraje que estaba escribiendo y que espero rodar cuando alguna productora esté interesada. Es una historia sobre una chica en silla de ruedas que quiere dedicarse al atletismo. Contacté con Cocemfe para conocer a chicas con discapacidad física y construir mejor el personaje.
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–Sus padres se dedican al cine, ¿recuerda en qué momento se dijo que quería hacer lo mismo?
–Desde que alcanzo a recordar, ya escribía relatos, veía mucho cine y tenía esto en la cabeza.
–En esa época iba a un colegio del Opus en Badajoz, ¿era el ambiente más propicio para despertar esta vocación profesional?
–Con mis amigas del cole grabábamos cortos por las tardes. Con doce años le cogía a mis padres una cámara antigua y lo pasábamos pipa. Luego en la tele de casa los veíamos y nos echábamos unas buenas risas las amigas del Puertapalma. Todo ese material lo guardo. Con catorce años hice un curso de edición y monté otras películas algo más 'pro'. Pero sobre si el ambiente era o no propicio a mí lo que me influyó fue mi familia y mi imaginación.
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–Un comentario sobre su corto 'Tula' es que el mensaje que lanza es necesario, ¿por qué?
–Todo el mundo ha tenido alguna vez dudas sobre sexo o sexualidad. No es fácil preguntar, da miedo o vergüenza, por eso es fácil empatizar con el personaje, verse reflejado y, al mismo tiempo, pensar que es necesario que no sea tan difícil hacerse determinadas preguntas.
–Ha comentado que las escuelas de teatro en los colegios son muy apropiadas para madurar, ¿por qué lo cree?
–El teatro te enseña a diferenciar los matices en las emociones, a ponerles nombre y a conocerse a uno mismo mejor. No solo a nivel artístico, sino a nivel personal, eso es muy valioso. Tratar la educación sexual es necesario, pero la emocional también y el teatro puede ser buena herramienta.
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–¿Usted ha sufrido bullying y este corto le ha servido para espantar esa etapa de cuando se sentía aislada en el instituto al mudarse a Vitoria?
– Sí, a mí la escritura me salvó. Fue mi refugio y de hecho escribí una novela en ese año en que lo pasé peor. Construir algo de una situación así da mucha fuerza.
–¿Ha vivido situaciones parecidas en el baño de un colegio o su corto es pura ficción?
–Los baños son un sitio donde somos nosotros mismos. Ahí se descubren cosas importantes, se habla de la intimidad y se toman decisiones. En los baños somos auténticos y vulnerables. Yo en su día me refugié allí y quería explorar todo eso.
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–Si no consigue luchar por un Oscar, ¿le da pena que acabe el recorrido de este corto?
–Espero que a 'Tula' todavía le quede mucho recorrido, al menos a nivel educativo. Me encantaría moverlo por escuelas para que la gente lo utilice como antesala de un debate con alumnos y alumnas. Que los educadores lo aprovechen para romper el hielo. Tras un año de festivales molaría que ahora hubiera pases escolares.
– ¿Qué otros proyectos tiene sobre la mesa?
–Estoy distribuyendo otro corto documental sobre una familia de refugiados ucranianos en un pueblo Jaén. Esta pendiente de estreno y es una historia muy bonita sobre un tema actual. También tengo la mitad del presupuesto para rodar este año otro corto, además del largometraje que comenté antes sobre esa niña con discapacidad que quiere ser atleta y que me gustaría rodar en Extremadura y no llevarlo a otro sitio.
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– Tiene muchas ideas, ¿pero hay recursos a disposición de una chica de 25 años para dedicarse al cine o tiene un plan B?
– La respuesta a eso es constancia y tener esperanza. Yo lucho por dedicarme a esto. Ahora me ha ido bien, pero habrá momentos peores y tendré que tirar de ingenio y paciencia. En este mundo hay que ser constante porque siempre habrá dudas sobre los recursos. El cine no es glamour, es mucho más artesanal de lo que parece. Esta industria es de aguantar, más que de suerte. Eso lo he visto yo en mis padres y también en mis propias carnes.
Santiago Requejo
'Votamos' le está dando muchas alegrías al director Santiago Requejo (Plasencia, 1985). «Y que me siga dando muchas más», desea tras conocer que su cortometraje de ficción es uno de los 15 preseleccionados por la Academia de Hollywood para la próxima concesión de los premios Oscar. «En la lista larga había 200, de aquí han elegido 15 y de momento seguimos», afirma. El próximo 24 de enero se conocerá cuáles de esos 15 son los cinco nominados que estarán presente en la gala. Un reconocimiento que le llega a Requejo por el mismo trabajo que también le valió la nominación a los premios Goya.
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«La verdad es que entonces y ahora fue una sorpresa y una tremenda alegría», asegura a este diario en conversación telefónica. Tanta, de hecho, que «no sabría decir cuál más de las dos, porque ambas nominaciones son muy difíciles de lograr». No obstante, «estar en la 'shortlist' de los Oscar es quizás un poco más especial porque estamos hablando de un reconocimiento a nivel mundial» , añade
Por eso, el director placentino asegura que en su trayectoria profesional ya hay un antes y un después de un corto que se grabó en un único plano de secuencia, dura 12 minutos y está protagonizado por nueve actores: Neus Sanz, Raúl Fernández de Pablo, Miriam Díaz Aroca, Charo Reina, Teresa del Olmo, Alberto Chaves, David Enreiro y los hermanos Agustín y Fernando Ustarroz.
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«Para saber si tiene una repercusión en la posibilidad de que nuevos proyectos salgan adelante es pronto aún para saberlo». Aunque «lo que llevo con este corto es muchísima alegría».
'Votamos' ya acumula 88 premios conseguidos, superando los el recibimiento que tuvo 'Noche de paz' de 2017, que ya le valió el Premio Miradas en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona. «Es una tremenda satisfacción especialmente porque cada reconocimiento supone una ayuda más para visibilizar la enfermedad mental, para romper el estigma que hay».
Porque de eso va el galardonado corto de Requejo. Si usted supiera que una persona con enfermedad mental va a ser vecina suya y pudiera evitarlo levantando la mano, ¿qué haría?
Es la pregunta que centra 'Votamos'. «Me contaron que el propietario de un piso no pudo alquilarlo porque el resto de vecinos del bloque votó en contra al conocer que el futuro inquilino padecía una enfermedad mental», recuerda Santiago.
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«Creo que es preciso acabar con el estigma de la enfermedad mental, por eso he hecho este cortometraje, porque cualquiera de nosotros podemos ser un día ese inquilino», subraya el cineasta extremeño. Su lucha contra el estigma de la enfermedad mental da ahora un salto de gigante con su preselección para los grandes premios del cine.
'Votamos' se llama en Estados Unidos 'All in favor', el título en inglés con el que compite en la carrera de los Oscar. «Un título adaptado, porque así nos lo recomendaron, al espíritu del corto», explica el director que ya logró un amplio reconocimiento con su primer largometraje, 'Abuelos', rodado en 2019.
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