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A las bingueras de la playa de Chipiona no les asusta el levante. Al atardecer hacen un corro con sus sombrillas y así se montan una coraza que protege sus canillas y sus cartones de la suerte de ese viento cálido del este que a más de dos les ha amargado las vacaciones en el litoral gaditano. También el poniente, o sea, el viento frío del oeste, puede frustrar los planes playeros si sopla con fuerza y obliga a revisitar la maleta para tirar de la manga larga.
La costa gaditana es territorio ventoso. Es un riesgo a asumir cuando el viajero elige esta zona del país. Bien lo sabe Carlos Toledano, cocinero madrileño que se pasó media vida veraneando por estas alturas de Andalucía y acabó por quedarse a vivir en Vejer de la Frontera, quizás el más representativo de entre los pueblos blancos gaditanos. «Yo me pasé más de veinte años veraneando en esta zona, y lo que hacía si soplaba el levante era hacer turismo de interior», resume él, tirando de sentido común. «Aquí, en cada pueblo hay algo que ver», amplía. Y pone un par de ejemplos: «En La Barca de Vejer hay una pared en la que anida una especie de pájaro que prácticamente solo se puede ver ahí (el ibis eremita, que fue a elegir este sitio para establecer su primera colonia en Europa), y en el mismo Vejer, si hay viento de poniente y el aire está limpio, te vas por el camino que aquí llamamos de los militares y puedes ver Marruecos».
Quien no se conforme con avistarlo a kilómetros y sacarse una foto, y prefiera pisar suelo extranjero, no tiene por qué quedarse con las ganas. Desde Tarifa salen hoy ferris con destino a Tánger cada dos horas desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche. Para volver los hay desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche también cada dos horas. El trayecto, lo mismo en un sentido que en otro, dura unos sesenta minutos.
Si el barco no se coge en Tarifa sino en Algeciras, el viaje es de hora y media, y para un día como hoy hay servicios cada tres horas, desde las 03.00 horas hasta las 23.59. Para la vuelta, los ferris empiezan a salir a las dos de la mañana y lo siguen haciendo cada tres horas hasta las once de la noche, con la compañía FRS, que también comunica Algeciras con Ceuta. E igualmente conecta Tánger con la colonia británica.
El Peñón está a 44 kilómetros por carretera desde Tarifa, la mayoría por una vía convencional (algo menos de una hora de viaje) a la que habitualmente no le faltan coches. Y a 148 de Sanlúcar de Barrameda, casi todos por autovía (sobre una hora y cuarenta minutos de trayecto a velocidad legal).
La información sobre las conexiones con Marruecos está disponible en la mayoría de los hoteles de la costa de Cádiz, en paneles habilitados junto a la recepción. En esos estantes rebosantes de folletos de colorines se mezclan caballos, delfines, ballenas, toros, monos (los del Peñón), cuadros flamencos, ferris, barcos para un paseo tranquilo, un restaurante indio, una escuela de surf, otra de buceo, un zoo, un par de parques acuáticos, una pista de karting...
CARLOS TOLEDANO | VECINO DE VEJER
Por opciones no será. Una ruta por Doñana descendiendo el río Guadalquivir, una visita a una yeguada o a una bodega con degustación de vinos incluida, pasear a campo abierto entre pitones en una ganadería de bravo, avistar cetáceos desde un barco en el estrecho de Gibraltar, recorrer Cádiz o Jerez de la Frontera en un autobús de dos pisos con terraza, bucear en una piscina o en mar abierto, iniciarse en el kitesurf o el paddlesurf o asistir al conocido espectáculo 'Cómo bailan los caballos andaluces' en la Real Escuela de Arte Ecuestre de Jerez.
Y luego está la programación cultural, con la diversidad propia de un territorio tan extenso como la costa gaditana, que supera los 250 kilómetros de litoral. Más el interior, en el que están algunos de los municipios más poblados, entre ellos Cádiz y Jerez. En Trebujena están de fiestas desde mañana y hasta el martes. Dos días después, el jueves 17, empieza el segundo ciclo de las carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda. Y están las compras, con los centros comerciales de Jerez de la Frontera (Luz Shopping y Área Sur) como una de las referencias porque aglutinan a las franquicias más populares. Y siempre quedará la piscina del hotel o las playas a resguardo -más o menos total o relativo según el día- del viento. Entre ellas, la del búnker en Zahara de los Atunes, la de los Castillejos en Caños de Meca o la cala del Aceite en Conil.
De todas formas, según Carlos Toledano, el madrileño de Vejer, no hay motivos para preocuparse. Él sigue un oráculo particular para anticipar cómo va a ser el verano. «La clave para saber qué tipo de viento vamos a tener en estas fechas nos la da la noche de san Juan -asegura. Lo que haga esa noche es lo que va a haber en verano, y este año, ese día tuvimos poniente con un poco de levante, por eso hasta ahora solo hemos tenido un par de días de levante». Acierte o no, y haga más o menos levante o poniente, siempre quedará sentarse a ver el atardecer, algo que aquí es único. Y gratis.
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