El sociólogo badajocense Rafael Bardají, miembro del Comité Ejecutivo de Vox. VIRGINIA CARRASCO
«No me importaría que alguien como Trump gobernara en España»
Rafael Bardají López Sociólogo y miembro del Comité Ejecutivo Nacional de Vox ·
Analista internacional y sociólogo, este badajocense dirigente de Vox es uno de los líderes de la derecha 'neocon'. Fue soporte ideológico de José María Aznar y de la guerra de Irak
Es uno de los ideólogos más reputados de Vox, un partido al que se afilió en marzo del 2018 coincidiendo con el multitudinario acto que celebró en el teatro La Latina de Madrid. El anuncio de su afiliación, al que antecedió su baja en el PP, fue precisamente uno de los acontecimientos de aquella reunión que se tiene como un punto de inflexión de la formación de extrema derecha en su despegue hacia la conquista del electorado. Rafael Bardají López (Badajoz, 1959), que inmediatamente pasó de solo afiliado a ocupar un puesto en el Comité Ejecutivo de Vox, nació y se crió en Badajoz. Fue alumno de los Maristas, donde cursó la Primaria, y del Instituto Zurbarán, donde estudió hasta COU. A los 17 años se fue a estudiar Sociología y Ciencias Políticas a la Universidad Complutense.
Sus ideas de entonces, cercanas al Partido Comunista, eran bien distintas a las de ahora, integrado en el grupo de ideólogos del neoconservadurismo (los 'neocon'), la nueva derecha nacionalista y antiglobalización cuyo más conspicuo representante es Donald Trump. Bardají, con profundos conocimientos sobre política internacional que son reconocidos por amigos y adversarios, es considerado el más cercano consejero que, como asesor del Ministerio de Defensa y uno de los miembros más destacados del Grupo de Estudios Estratégicos, tuvo José María Aznar en la coyuntura de la Guerra de Irak y la 'foto de las Azores', un conflicto que entonces defendió doctrinalmente de manera ardorosa y que hoy sigue defendiendo en sus intervenciones públicas a pesar de admitir los errores y las falsedades con que se justificó. Más tarde fue director de estudios de FAES, la fundación creada por Aznar para sustentar su ideología conservadora. Su selecta agenda internacional lo sitúa con teóricos como Steve Bannon, el director de campaña de Trump, con quien tiene amistad de años, y John Bolton, el consejero de Seguridad de la Casa Blanca, cuya Ala Oeste visita con frecuencia.
En esta entrevista, Bardají habla de Vox y de los postulados que defiende para España.
-¿Cómo es la España que quiere Vox?
-Una España orgullosa de serlo, sin fuerzas que intentan acabar con nuestra geografía tradicional; una España libre de las autonomías, que ha hecho que la suma de las 17 partes sea menos que la unidad; y una España con una inmigración controlada.
-¿Quiere decir que el ser español se expresa mejor en una España centralizada?
-Lo que digo es que la España de las autonomías ha demostrado una división absurda. Un ejemplo es la proliferación de las tarjetas sanitarias, que ha creado una falta de igualdad entre los españoles. Las autonomías han alimentado un foco de corrupción y han sido un despilfarro, que España no se lo puede permitir. La centralización es lógica y eficiente para que el gasto no se multiplique.
-¿Cree entonces que el desarrollo que hemos tenido bajo una Constitución que consagra una España descentralizada se ha logrado no, entre otros motivos, por la descentralización sino a pesar de ella?
-Efectivamente. Debemos congratularnos de que tenemos un país muy rico, que a pesar del expolio del Estado de las autonomías ha conseguido sacar adelante a la nación.
-El día que anunció su afiliación a Vox, en el acto del teatro de La Latina, se dirigió a sus correligionarios y les dijo textualmente: «Tienen que volver las fronteras; tiene que volver la identidad nacional». ¿No es ir contra los tiempos?
-Las fronteras existen, no tienen que volver. Lo que pasa es que hay que defenderlas, cosa que no ocurre en la España actual. Si un país no tiene fronteras deja de ser un país, tarde o temprano.
-Estamos en la Unión Europea. Hemos acordado ceder soberanía.
-El proceso de integración europea ha hecho que muchas personas piensen que las fronteras son irrelevantes. Lo son en un territorio culturalmente cercano o si permite la libre circulación de personas, bienes y capitales, pero cuando coinciden dos civilizaciones hay que dejar claro dónde está uno y dónde está otro. Eso no es ir en contra de los tiempos. Muros se están construyendo en todos los países, hasta en Turquía. Es lo mínimo que se le tiene que pedir a un responsable político, que defina quién es nacional y quién no lo es.
-¿Quiere decir que a España le sobra Europa?
-Depende de cómo uno defina Europa. España es parte de Europa y la Historia de España y la de Europa no se podrían explicar por separado. Lo que no es automáticamente aceptable es que Europa sea la Unión Europea. Dentro de Europa hay varios proyectos. Uno es el federalismo extremo y otro la cooperación entre países. Vox y yo defendemos que las soberanías son las que deben ponerse de acuerdo y frenar este proceso de dejación absoluta de una burocracia de Bruselas que no es selecta. Hay que devolver soberanía a los estados nacionales.
-¿Y eso no pondría en peligro la solidaridad intraeuropea, que a España y a Extremadura le han venido extraordinariamente bien?
-Si uno toma una hoja de cálculo de esos beneficios, está bien. La UE, durante unos años nos ha concedido fondos que nos han permitido un crecimiento extraordinario, sobre todo en infraestructuras. Pero el problema es de otro nivel, es si estamos dispuestos a construir un Estado supranacional que se encargue de todos los países y que perdamos lo que nos queda de autonomía en ciertas materias, como por ejemplo la inmigración. Eso sería un grave error y a eso Vox se opone.
«No tiene por qué ser automáticamente aceptable que Europa sea la Unión Europea. Hay otros proyectos»
«Cuando uno analiza los crímenes que se cometen te das cuenta de que existen unos grupos sociales muy marcados»
«En Ceuta y Melilla hace falta un muro donde no se puedan encaramar los inmigrantes todos los días. No sé si de piedra o ladrillo»
«Sólo hay un tipo de familia que cumple su función: la de un hombre, una mujer y unos hijos. El resto son posmodernidades»
«No hay violencia del hombre sobre la mujer. La ley de violencia de género crea una injustificable victimización de la mujer»
-Antes mencionó los muros. ¿Son una herramienta eficaz para la política de hoy?
-Son eficaces si se defienden. Si no, no sirven para nada. Ocurre con el Gobierno actual y su política sobre las concertinas de Ceuta y Melilla, que traslada la idea de que quien quiere entrar puede hacerlo con el uso de la fuerza. Pero, como digo, los muros son eficaces cuando se defienden, y la prueba es Israel y también otros países, como Hungría, que levantó un muro que sirvió para canalizar la inmigración que venía de Oriente Medio. Es cuestión de voluntad política.
-¿Hacen falta en España, por tanto, más muros que las concertinas en Ceuta y Melilla?
-Hace falta un muro donde no se puedan encaramar los inmigrantes todos los días. No sé si hay que construir un muro de ladrillo o de piedra, pero hay que reforzar lo que hay para preservar la identidad de las dos ciudades y la convivencia social.
-Está visto que una de las ideas fuerza de Vox es controlar la inmigración. Llamaba la atención que una de las propuestas de su partido para apoyar al PP en Andalucía era detener a 52.000 inmigrantes.
-No era exactamente así. Lo que se decía es que la Junta se había negado a facilitar a la policía los 52.000 expedientes que le hubiera permitido la correcta identificación de los ilegales. Tenemos que diferenciar la inmigración ilegal y la legal. La inmigración legal es buena siempre que responda a criterios económicos y de necesidades del país. Lo que no podemos es hincharnos a manteros cuando necesitamos ingenieros informáticos. Hay que ordenar la inmigración porque si no estamos poniendo nuestro futuro en peligro, porque vienen a disfrutar de los beneficios del Estado social y porque hay un problema de criminalidad creciente.
-¿Usted cree que los trabajos que hacen los inmigrantes en las campañas agrícolas o en la atención a las personas mayores, los consiguen quitándoselos a los españoles? ¿O los ocupan porque los españoles no los quieren?
-Eso es fruto de que llevamos años en España en que no se ha dignificado el trabajo. En cualquier caso, hay que acabar con el sostenimiento de gente que está en el mundo de la criminalidad o de la subvención pública.
-Pero los datos no sostienen lo que defiende. España es uno de los países de menor criminalidad del mundo y los inmigrantes, que no son más que el 8% de la población, no son los mayores consumidores de ayudas sociales. Es llamativo por qué, siendo la inmigración un problema tan reducido dentro de los que hay en España y que sólo menos del 3% lo citan como el más importante, Vox lo coloca a la cabeza de sus preocupaciones.
-Es que no es tan reducido. Cuando las tasas de ingreso en prisión cuadruplican las de población inmigrante hay un problema y eso quiere decir algo.
-Puede querer decir que entre los inmigrantes hay más pobres y más marginados.
-Aunque fuera así no dejan de ser criminales. Cuando uno analiza el tipo de crímenes que se cometen te das cuenta de que hay ciertos grupos sociales muy marcados.
-¿Dónde está la criminalidad generalizada de la inmigración en España? Es que no se ve.
-De los crímenes que ha habido en enero de mujeres, ¿cuántos han sido cometidos por españoles?
-No lo sé.
-Míralo. Los datos están ahí fuera. Cuando no ha habido ningún español, de otro sitio tendrán que ser. Colombiano, argelino, marroquí... pero algo está pasando. Cuando la Prensa se niega a informar sobre la nacionalidad de los asesinos para no estigmatizarlos se está haciendo un flaco favor a la sociedad. [*]
-No se difunde porque la nacionalidad es un dato informativamente irrelevante, porque uno no mata por ser de un determinado país.
-Pero cuando es español no hay ningún problema en decirlo.
-Vox rechaza a los extranjeros pero no rechaza el dinero de los extranjeros. El diario 'El País' ha acreditado que su partido se fundó con fondos del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán, un grupo marxista que estuvo considerado terrorista por EE UU y la UE.
-No es ayuda extranjera. Son ciudadanos particulares iraníes en el exilio que financiaron la campaña de Vox y de Vidal Quadras al Parlamento Europeo en el 2014. Eso es legal.
-Pero los dirigentes de Vox dijeron que lo comunicaron al Tribunal de Cuentas y este lo ha desmentido.
-No lo sé. En cualquier caso, ahí están las cuentas, auditadas y accesibles. Lo importante es que sea una práctica legal y esta lo es. Además, EE UU y la UE retiraron la consideración de grupo terrorista por la gestión de Vidal Quadras. En agradecimiento, algunos de ellos harían estas donaciones.
-¿Por qué quiere derogar Vox la ley de violencia de género?
-Porque establece una victimización absolutamente injustificable de la mujer y una culpabilidad a priori de los hombres, lo cual nos parece inconstitucional. Además, no creemos que exista una violencia del género masculino sobre el femenino como tal, sino una violencia intrafamiliar que afecta a todos: hombres, mujeres, ancianos, niños...
-Dice que esta ley establece una victimización injustificable de la mujer. Pero alrededor del 90% de las víctimas son mujeres que sufren violencia de los hombres.
-Y nosotros queremos protegerlas, pero no hace falta crear una ley para eso. Los crímenes son actos específicos. Quiero decir: uno no mata a la mujer por ser mujer, sino por ser 'su' mujer, por celos o por lo que sea... No se puede crear una ley que es discriminatoria entre los hombres y las mujeres.
-Pero la ley actual también protege a los hombres cuando son ellos las víctimas.
-En principio, discrimina al hombre porque no se le presume su inocencia y ha convertido al hombre en un rehén en los procesos de divorcio.
-En su intervención en La Latina, de la que antes hablábamos, criticó al PP y le achacó que había pulverizado el concepto de familia, cuyos modelos son hoy muy diversos, sobre todo a raíz de la legislación que ampara a las personas homosexuales. ¿Según Vox, habría que derogar esa ley?
-Si hablamos de matrimonio, nosotros concebimos el matrimonio únicamente como unión entre hombre y mujer. ¿Significa que es la única forma jurídica para reconocer otro tipo de parejas? No. Las admitimos, pero no como matrimonio. A estas parejas hay que buscarles un concepto civil distinto.
-¿Con los mismos derechos? ¿También a tener hijos?
-Con los derechos que se quiera, pero no es un matrimonio. En cuanto a las familias, solo hay una familia, que es la tradicional: un hombre, una mujer y su descendencia. El resto de posmodernidades no cumplen con la función social de la familia. Se respetan, pero ya está.
-¿Y cuál es la función social de la familia?
-Se quiera o no el mantenimiento de la especie.
-¿Entonces, una familia sin hijos es menos familia?
-No es menos familia, pero no cumple la función social que ha cumplido durante siglos, que es procrear y educar a los hijos. Si queremos darle otra función nos pasará lo que nos está pasando, que no nacen niños y nos reemplazarán otros con otra natalidad más alta y se acaba el país.
-¿Qué haría Vox en Cataluña?
-Hacer cumplir la legislación vigente. Yo suspendería la autonomía a corto plazo e incorporaría al Estado central, en el futuro, alguna de sus competencias. Sin duda, entre esas competencias estaría la Educación. La situación de Cataluña es fruto de lo que se ha dejado de hacer. Revertirla es cuestión de años o décadas, más que de poco tiempo, pero con Cataluña hay que ser muy firmes.
-Usted mantiene una estrecha relación con la actual Administración norteamericana. Es amigo de Steve Bannon, que fue jefe de campaña de Donald Trump y uno de sus principales sostenes ideológicos. También lo es de John Bolton, consejero de Seguridad y a quien visita en la Casa Blanca. ¿Es usted el hombre de Trump en España?
-No (ríe). Trump no necesita a nadie en ningún sitio, se basta a sí mismo. Yo lo que tengo son amigos en la Casa Blanca, que ya lo eran antes de llegar y que lo seguirán siendo cuando se marchen. Si puedo ayudarles en algo como amigo español y europeo los ayudo, pero no represento los intereses de nadie.
-Sin embargo, sí hay sintonía entre Vox y Trump. No es casualidad que su partido, con el eslogan 'Los españoles, primero', copie el del presidente americano. ¿España necesita un Donald Trump?
-A mí no me importaría. España necesita un gobernante que no sea prisionero de lo políticamente correcto y llame al pan, pan y al vino, vino. Aquí hemos caído en una forma de hacer política teatral, orientada a los gestos y a los medios, en lugar de a los intereses de los españoles. Sacudir este esquema vendría bien.
[*]Según datos no oficiales, los presuntos asesinos de los seis casos de violencia de género habidos en enero fueron dos alemanes, un ecuatoriano y dos españoles; las víctimas, dos españolas, una alemana y una paraguaya. En uno de estos casos no ha trascendido la nacionalidad de la víctima ni la del autor del asesinato.
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