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Extremadura aprueba el programa de actuación en las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos procedentes de fuentes agrícolas y ganaderas. O dicho de otra ... forma, el plan de nitratos. Se trata de una de las cuestiones por las que la Dirección General de Medio Ambiente de la Unión Europea (UE) había trasladado sus reticencias del proyecto de regadío de Tierra de Barros. Hoy, el Diario Oficial de Extremadura publica la resolución de la Consejería de Agricultura por la que se formula la declaración ambiental estratégica del programa. Se trata de un texto que «pretende regular unas buenas prácticas agrícolas encaminadas a evitar el incremento de la contaminación por nitratos y reducir las emisiones agrícolas de gases de efecto invernadero».
HOY adelantó del pasado 25 de febrero pasado que Extremadura no tenía elaborado el plan de nitratos. Una exigencia de la UE en todo caso, a sus Estados desde 2022 (y en España para cada comunidad autónoma) pero que adquirió más relevancia porque la Dirección General de Medio Ambiente comunitaria la incluía en su paquete de recelos sobre el proyecto de regadío de Tierra de Barros. Un programa de actuación sería de obligado cumplimiento en las zonas designadas en una orden de 2019 como vulnerables a la contaminación por nitratos procedentes de fuentes agrarias. Una de ellas es la comarca de Tierra de Barros.
Las normas que se especifican en este programa se deben cumplir en todas las parcelas situadas en las zonas declaradas como vulnerables en Extremadura. No son pocas. Básicamente casi todas las Vegas Altas y Bajas del Guadiana, la zona regable del Zújar y la masa de agua subterránea de Tierra de Barros.
El plan establece la disminución en los aportes de nitrógeno y otros nutrientes al suelo, con limitaciones marcadas en las dosis de fertilización para agricultores y empresas agrarias, «que implicará afecciones sobre la fertilidad de los suelos destinado a la actividad agrícola».
El programa validado por la Junta propone la reducción de las dosis máximas de abonado nitrogenados (entre un 10% y un 55% según cultivos), se fijan limitaciones de su utilización según el estado del cultivo a tratar; se establecen limitaciones y prohibiciones al uso de fertilizantes en base a lo establecido en el código de buenas prácticas agrícolas y en función de las condiciones meteorológicas y el estado del suelo, y se opta por una mejora y modernización de los equipos de aplicación con el propósito de minimizar la contaminación difusa.
Las granjas intensivas juegan un papel significativo en la contaminación por nitratos por la cantidad de estiércoles que generan. El almacenamiento temporal de estos residuos orgánicos destinados a su aplicación agrícola deberá cumplir con lo establecido en el plan de Gestión de Residuos Ganaderos, donde la explotación requerirá la justificación de una superficie en la que poder esparcir los estiércoles y purines producidos.
De otro lado, la emisión de contaminantes durante las actividades agrícolas asociadas a la aplicación de fertilizantes, emisiones de óxidos de nitrógeno, amoniaco, y otros gases (GEI) procedentes de las deyecciones ganaderas y otros fertilizantes se produce durante los procesos de almacenamiento y de aplicación al suelo.
Las líneas de actuación del Programa proponen el uso de sistemas de fertiirrigación «mejorados que permitan una disminución de la contaminación difusa, donde la aplicación de estiércoles líquidos se efectuará por métodos de aportes localizados con el objeto de evitar pérdidas de nitrógeno por vía gaseosa», optimizando la gestión de los abonos y ajustando las cantidades a aplicar.
Se obliga al enterrado del estiércol sólido o suprimiendo la utilización de difusores de abanico en purines. De esta forma se favorece la degradación del estiércol y se reduce la emisión de malos olores (generado por las pérdidas de amoniaco en contacto con el aire), y la formación de costra en la superficie.
La aprobación de este plan afecta a toda la agricultura y ganadería de Extremadura y está vinculada también al proyecto de regadío de Tierra de Barros. En una carta fechada el pasado 5 de febrero, la Dirección General de Medio Ambiente de la UE afeó a la Junta que aún no tuviera aprobado el plan de acción de los nitratos.
El proyecto de regadío de Tierra de Barros, recordaba Bruselas, se plantea en una zona cuya masa de agua subterránea se encuentra, según el Plan Hidrológico de la cuenca del Guadiana, en mal estado químico debido a los nitratos, «tiene presiones de fuente difusa procedentes de la agricultura y corre el riesgo de no alcanzar el buen estado en 2027». Extremadura «aún no ha adoptado el nuevo Programa de Acción de Nitratos anunciado», se concluía desde la misiva.
La otra preocupación trasladada por la Dirección General de Medio Ambiente de la UE sobre el regadío de Tierra de Barros tenía que ver con el cumplimiento de la Directiva del Agua.
El proyecto de Tierra de Barros tiene la declaración de impacto ambiental favorable y la concesión de recursos hídricos validada por la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) pero la Dirección General de Medio Ambiente de la UE pone reparos. No comparte que este proyecto no suponga una presión significativa sobre el estado de todas las masas de agua afectadas, en contra de lo que dicen la DIA y la CHG. Piensa que no se ajusta al Plan Hidrológico de Cuenca (Confederación, su autor, dice que sí) y que las previsiones de menos agua por sequías futuras cuestiona «la viabilidad del proyecto».
Si faltara el agua mínima para los nuevos regadíos, «o bien las infraestructuras quedan inutilizadas y pasan a ser redundantes, a pesar de las elevadísimas inversiones realizadas, incluso quizás con fondos de la UE, o bien las infraestructuras se utilizan y podrían agotar aún más las masas de agua de forma poco compatible con la Directiva Marco del Agua», se indica.
A estas alturas no hay cambios sobre este asunto referidos al proyecto de regadío de Tierra de Barros.
La aprobación del plan de nitratos no altera radicalmente la situación del proyecto de regadío de Tierra de Barros, en punto muerto. Eso es así porque ahora mismo la Junta de Extremadura ha decidido quitar buena parte de la financiación que tenía reservada con cargo a fondos del PDR para destinarlos a otras medidas. El Ejecutivo regional justifica esta decisión ante la reticencia mostrada por la Dirección General de Medio Ambiente.
En todo caso, contar con un plan de nitratos era un requisito que había que cumplir, con o sin proyecto de regadío, por parte de la comunidad autónoma extremeña según la legislación europea.
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