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C. J. VINAGRE
MÉRIDA.
Viernes, 13 de agosto 2021, 07:11
Cuenta atrás para que el yacimiento de Casas del Turuñuelo, una joya arqueológica de la cultura tartésica, pase a manos públicas y, con ella, se retomen las excavaciones. La Junta inicia el proceso de expropiación de caminos y parcelas que llevan a esta zona arqueológica, bloqueada para la investigación y la propia conservación de sus restos desde hace dos años. Si no hay cambios imprevistos, las excavaciones volverán al Turuñuelo antes de que acabe este año. Lo conocido hasta ahora solo supone un 20% de lo que puede esconder bajo tierra.
Este yacimiento en el término de Guareña, muy cerca de la pedanía metelinense de Yelbes, se ha calificado como el mayor hallazgo arqueológico del último decenio en España. Confirma el fin de la civilización tartésica, la primera de Occidente, hace 2.500 años en el valle del Guadiana.
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Se empezó a excavar en 2014. Pero los arqueólogos debieron parar a finales de 2018 porque la propiedad privada de la finca en la que se encuentra les impidió el paso. Desde entonces está enterrado bajo una chapa. El Gobierno regional negoció la compra del terreno pero fue imposible porque sus dueños reclamaron una muy elevada cantidad.
En mayo pasado, la Junta publicó la norma por el que se decreta que es un Bien de Interés Cultural con carácter de zona arqueológica, requisito previo para una expropiación.
Ese proceso expropiatorio estará terminado en otoño y abarca una superficie de algo más de 8.200 metros cuadrados. Inmediatamente después, confirma la Junta a HOY, se volverá a excavar. La previsión es antes de acabar este año. Al mismo tiempo habrá que realizar obras de conservación de los restos hallados.
En el Turuñuelo se halla el edificio prehistórico mejor conservado del Mediterráneo occidental. Han documentado la existencia de un edificio de al menos dos plantas y con unos 2.500 años de antigüedad y una escalera monumental única.
El yacimiento extremeño es básico para conocer el mundo tartésico. En su excavación se hallaron los primeros restos de lana de la Península, el primer sacrificio de animales masivos del Mediterráneo y la inhumación de un ser humano en una época, la Edad del Hierro, en la que a los muertos se les cremaba.
El edificio desenterrado destaca por su arquitectura. Conserva muros de hasta tres metros de altura con suelos de pizarra y mobiliario decorado. La fosilización del yacimiento ha permitido identificar maderas, alfombras de esparto o bolsas de semilla. De la habitación principal se ha retirado más de un centenar de piezas de vajilla.
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