![«Llamaron a mi familia dos veces para avisarles de que me moría»](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2025/02/13/alejoleal-Rc40JxPcXicpqElyVFlsPRM-1200x840@Hoy.jpg)
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Alejo Leal se contagió de covid en marzo de 2020. Por aquel entonces tenía 58 años e ingresó en el Hospital San Pedro de ... Alcántara de Cáceres. «Tenía mucha tos y me asfixiaba», recuerda el traumatólogo cuando se cumple un lustro del inicio de la emergencia sanitaria.
«Ya ingresado, al día siguiente llamé al médico de guardia y le dije que me llevaran a la UCI, que yo estaba muy malito y me moría», comenta. «La tos era tremenda, no podía respirar. La médico de la UCI me contó que estaba muy fatigado y que me iban a sedar unos tres días para descansar». Sin embargo, estuvo dormido 53.
«Sentí que me moría en dos ocasiones. A mi familia le llamaron dos veces para decirles que iba a fallecer. Primero el 8 de abril, que era mi cumpleaños y me hicieron la traqueotomía, y luego el 25 de abril. En ese caso ya no era por covid, sino por una infección que cogí en la UCI», detalla Leal.
Cuenta que estuvo literalmente cerca de la muerte. «Veía un túnel en el que caía y mientras le decía a la enfermera que no me dejara porque me moría. Estaba inconsciente, pero yo no dejaba a la enfermera que se fuera de mi lado. Son cosas raras de contar y puede hacer pensar que estoy loco, pero es lo que viví. No puedo decir otra cosa», comenta Alejo. «Aquello fue terrible. A mi lado murió Sebastián Traba, el primer médico que falleció por covid en Extremadura. Al poco tiempo de salir de la UCI, mi cuñada Magdalena, que era pediatra, también murió», añade.
Cuando Alejo abandonó la unidad de cuidados intensivos le despidieron con cariño. «Todos los profesionales del hospital estaban aplaudiéndome. Fue impresionante», dice hoy, cinco años después, con mucha emoción.
«Lo bueno de todo esto es que por un momento fuimos una piña y nos ayudamos unos a otros. La pena es que parece que se ha olvidado», lamenta antes de dar las gracias a todos los sanitarios que lucharon en la pandemia.
Con esfuerzo se ha ido recuperando de las secuelas que le dejó el virus. Perdió 25 kilos y casi toda su masa muscular. «Es una dieta que no recomiendo a nadie», apunta con el sentido del humor que caracteriza a este traumatólogo cuyos pulmones quedaron afectados en un 95%. Aprendió a volver a andar y a los ochos meses empezó a subir en bicicleta eléctrica y con una máquina de oxígeno al santuario de la Virgen de la Montaña. Ahora tiene una afectación neurológica en las manos y en las piernas y secuelas pulmonares. «Sigo teniendo oxígeno por la noche y cuando hago ejercicio», comenta Alejo.
Asegura que ahora su día a día es «fantástico, maravilloso». Lo ha retomado todo. Pasa consulta como antes, sube a ver a la Virgen de la Montaña y toma fotografías como siempre ha hecho. «Lo único es que cuando viajo tengo que ir con la máquina de oxígeno, pero siento que he vuelto a nacer y tengo que aprovechar cada día de mi vida porque esto es un regalo».
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