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Los pinares del valle de Jola son el combustible perfecto para los incendios veraniegos J.V. ARNELAS | VÍDEO: @AT_Brif

El peor incendio del verano castiga una zona de La Raya que ardió hace 15 años

El Infoex y el Estado movilizaron doce medios aéreos para combatir un fuego que tuvo a su favor el viento, el calor y la gran frondosidad de pinar

Antonio J. Armero, Natalia Reigadas y AGENCIAS

Cáceres | Badajoz

Domingo, 5 de agosto 2018, 08:40

El fuego se encontró ayer una alfombra roja en el oeste de Extremadura, y la aprovechó. 43 grados de temperatura, rachas de viento de 45 kilómetros por hora y una humedad relativa del 19 por ciento.

Son las condiciones que se daban en algunos puntos de la comarca de Alcántara a las cinco de la tarde, cuando comenzó un incendio forestal, que está estabilizado tras una noche sin incidente, según ha informado a primera hora la Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura. Debido a la falta de visibilidad, los medios áreos se retiraron durante la noche, pero los terrestres han logrado mantener el perímetro sin que avance.

A la meteorología desfavorable se añadió un segundo factor: el paisaje. Un pinar con una frondosidad como no hay muchos en la región, con una densidad de árboles por hectárea que lo convertían en un polvorín. Un panorama similar al de hace quince años y un día, cuando el fuego procedente de Portugal entró en España y se llevó por delante 9.750 hectáreas en Valencia de Alcántara (el peor suceso de este tipo en la historia de la región tras el que arrasó 9.904 en Las Villuercas en el verano de 2005).

Hace quince años, las llamas pasaron por La Codosera o Jola. Y estos mismos nombres vuelven a aparecer ahora, en una triste casualidad, que no es la primera de este verano. El pasado viernes, un incendio en Pinofranqueado (Las Hurdes), que al igual que ayer obligó a movilizar todos los recursos del Infoex, afectó a un paraje que ardió hace también una década y media.

El lugar registró 43 grados de temperatura, 19% de humedad relativa y rachas de aire superiores a 50 kilómetros por hora

El incendio de ayer se localizó en el término municipal de San Vicente de Alcántara, y afectó al valle de Jola. Las llamas encontraron alimento de sobra en el combustible acumulado en ese paisaje, en el que se concentraron hasta doce medios aéreos: ocho helicópteros, tres hidroaviones y un avión de coordinación, este último para regular el tráfico aéreo en el lugar. Se desplazaron a la zona una decena de retenes de diferencias localidades de la región, además de la BRIF (Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales) de Pinofranqueado. También participaron en el despliegue durante todo el día agentes del Medio Natural de la Junta, patrullas de la Guardia Civil y personal de Cruz Roja Extremadura, que en La Codosera atendió a siete personas que habían inhalado humo, seis de ellas leves y una pendiente de evolución.

Vecinos de la zona siguen la actuación de los medios J.V. ARNELAS

Esa nube gris con trazos negros que entró en La Codosera era visible desde varios kilómetros, lo mismo en Extremadura que en Portugal. El país vecino envió a la región varios equipos, pese a tener en ese momento a más de mil seiscientos bomberos repartidos por su territorio, combatiendo treinta incendios. El paisaje fronterizo que ayer estuvo toda la tarde ardiendo incluye zonas con una pendiente importante, un factor que también aceleró la propagación de las llamas y dificultó la lucha contra ellas. Este factor puso de su parte para que se diera un incendio de copas, que es aquel en el que el fuego avanza a través de la parte alta de los árboles.

Las condiciones llegaron a ser tan desfavorables que por momentos imposibilitaron la tarea de los retenes terrestres y obligaron a fiar todo el trabajo a los medios aéreos, que como es preceptivo, se retiraron del lugar poco antes del anochecer. El personal que enfrentó el incendio desde tierra hizo contrafuegos, es decir, prendió la vegetación de forma planificada y controlada en puntos clave del paisaje, tratando de anticiparse a la evolución de las llamas para ralentizar su avance. También se hicieron cortafuegos en los flancos del incendio, ayudándose de maquinaria pesada del Infoex.

Los hidroaviones tuvieron que dejar las labores de extinción al anochecer J.V. ARNELAS

Todo para tratar de cercar al incendio, visto que la zona donde empezó está rodeada de arboledas sin apenas interrupción. Una continuidad vegetal a la que hay que sumar otra particularidad más: el área está salpicada de viviendas. De hecho, esto último obligó a declarar el nivel uno de peligrosidad, que es el preceptivo si pueden resultar amenazados bienes no forestales (casas, carreteras, naves o una gasolinera, en los casos más comunes). En definitiva, en la zona se dan unas circunstancias (bosques frondosos, continuidad en el paisaje y abundancia de construcciones aisladas) que unidas a las meteorológicas, llevaron a tomarse el incendio con preocupación.

Otro en Barcarrota

En sus primeros momentos, el fuego en La Raya coincidió con uno que se declaró en Barcarrota -y que quedó controlado al final de la tarde-, lo que obligó a desplazar hasta allí algunos medios aéreos que de no haberse producido ese segundo suceso, habrían estado en la comarca de Alcántara. Hasta ella llegó al final de la tarde la lluvia, que apenas ayudó a combatir el incendio, pues lo hizo acompañada de la amenaza de tormentas secas con rayos. Para esa hora, la dirección del viento llevaba ya tiempo echando una mano, dirigiendo las llamas hacia una zona con menos combustible grueso.

Con el atardecer, se retiraron los helicópteros, aviones e hidroaviones de la Junta y del Estado y permanecieron en él los bomberos forestales, trabajando para que los cortafuegos y contrafuegos cumplieran su función y el incendio no fuera a más. Una situación que a todos en la zona recordó a la de hace quince años y un día.

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