A Domingo Galindo González, agricultor de La Morera (700 vecinos, comarca de Zafra) se lo llevaron de su pueblo en 1940 cuanto tenía 44 años y cuatro hijos, y un año más tarde murió en Orduña (Vizcaya). Su familia ha tardado casi ocho décadas en ... conocer que falleció allí en condiciones infrahumanas. Domingo es uno de los 2.035 presos extremeños que fueron deportados a más de 750 kilómetros desde Extremadura en las postrimerías de la Guerra Civil y la posguerra. Ahora, sus nietos Domingo y Antonio confían en poder recuperar los restos de su abuelo a través de una prueba de ADN a la que también se someterá el hijo mayor de este vecino morereño, José, que tiene 97 años.
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Al menos 32 familiares directos -hijos y nietos, preferentemente aunque también hay bisnietos- de los 127 extremeños fallecidos en la prisión vizcaína se han sometido ya a pruebas genéticas. En el cementerio de Orduña se han realizado dos exhumaciones -en junio de 2014 y en diciembre pasado- y ahora se intenta encontrar a sus descendientes para darles sepultura en sus lugares de orígenes. Se han recuperado restos de 71 personas. No se ha podido identificar a ninguno de ellos tras esas 32 muestras biológicas iniciales.
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Otros ocho familiares se han apuntado para cotejar su ADN tras conocer, por el diario HOY, que en Castuera se iba a celebrar este sábado, este sábado una jornada para explicar en qué punto se encuentra la investigación. «Tomar una prueba es muy sencillo, como hacerse un test o una PCR para el covid. Es una toma de saliva con un hisopo. Una vez que se tome, se manda en un sobre cerrado a San Sebastián y allí la analizarán», explicó Domingo Gutiérrez.
Él y su hermano Antonio, los nietos de Domingo Galindo, fueron dos del medio centenar de personas que este sábado acudieron a la localidad de La Serena. Por el campo de concentración de Castuera, abierto entre abril de 1939 y marzo de 1940, pasaron buena parte de los extremeños que murieron en Orduña.
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Una delegación del Gobierno vasco, encabezada por la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, estuvo este sábado el municipio pacense para buscar a familiares de presos fallecidos en la localidad vizcaína con su programa de 'Búsqueda de desaparecidos de la Guerra Civil'.
De los 225 prisioneros fallecidos en Orduña entre 1937 y 1941, hasta 127 eran extremeños y habían sido trasladados desde el campo de concentración de Castuera. Además, 41 eran de Castilla-La Mancha, 22 de Málaga, 7 de Tarragona y 28 de otras provincias.
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El Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora es el organismo encargado de coordinar estas tareas que buscan poner nombres y apellidos a los restos hallados. «Estamos muy agradecidos a todo lo que se está haciendo. Solo sabemos que mi abuelo está en un cementerio, no en una cuneta. Esperamos que podamos encontrar sus restos», comentaba emocionada Antonia del Amo, de Villagonzalo. Su abuelo, Manuel del Amo Jiménez, murió también en tierras vizcaínas.
«Murieron por las inhumanas condiciones que allí hubieron de soportar: frío, hambre, hacinamiento y enfermedad», subrayó la consejera Artolazabal. «No pudieron sobrevivir a las extremas condiciones. Murieron tras sobrevivir un año en ese infierno», agregó la titular vasca de Justicia.
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A Naiara Garmendia Rodríguez, bisnieta de Bernardo Rodríguez Rincón, labrador de Campanario, se le escaparon varias lágrimas cuando empezó a hablar ante los familiares de otros desparecidos en el centro cultural castuerano. Allí llegó junto a sus tres hijos menores desde Guipúzcoa.
«Necesitaba hacer este camino. A mi abuelo, que nunca habló del tema de la desaparición de su padre, se lo debía. Vengo aquí porque como a otros extremeños se los llevaron de su tierra y los castigaron para dejarlos morir en condiciones inhumanas. Quisieron quitarles la dignidad pero eso no pudieron. No ganó el olvido tampoco», esbozó Garmendia Rodríguez.
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BEATRIZ ARTOLAZABAL
Consejera de Igualdad y Justicia del Gobierno vasco
El Gobierno vasco ha realizado un llamamiento a familiares de desaparecidos y asociaciones de memoria histórica para ampliar la toma de muestras genéticas. Pueden ponerse en contacto con Gogora e informarse sobre el proceso a través del teléfono 944 032 845 o escribiendo al correo electrónico gogora.idazkaritza2@euskadi.eus.
Las familias de los desaparecidos que estuvieron en Castuera también acudieron este sábado al campo de concentración. Por ahí pasaron entre 15.000 y 20.000 personas en un año. Los que lograron sobrevivir a su muerte allí fueron trasladados a Orduña. Algunos con un viaje aún peor que los que tuvieron que hacer los extremeños.
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Antonio Gómez Rueda, nieto de José Gómez Aguilar, de la localidad malagueña de Alozaina, quien pasó por las prisiones de Málaga, Ciudad Rodrigo y Astorga antes de morir en Orduña, además de estar en Castuera, asegura: «Encontrar los restos de mi abuelo sería cerrar el círculo del dolor». Luego, depositó un clavel en lo que fue el campo de concentración extremeño.
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