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«Es un técnico con una capacidad de gestión increíble». De esta forma resume Ángel Arce, uno de los responsables de Arram Consultores, la figura de José Luis Navarro, quien cambiará el puesto de consejero de Economía e Infraestructuras de la Junta de Extremadura por la presidencia de la empresa pública dedicada a la gestión de los residuos nucleares, Enresa.
Navarro nació en 1958 en Jerez de los Caballeros, pero cuando tenía dos años se trasladó a vivir a Badajoz, ciudad donde reside. Formado en los Maristas, decidió estudiar Ingeniería Industrial. A mediados de los 70 se podía realizar el primer curso en la Facultad de Química de Badajoz, en lo que suponía un año de selección para poder dar el salto a una escuela superior. Superó esa prueba y pudo culminar sus estudios en la Escuela de Ingenieros de Sevilla.
Entre sus inicios profesionales figura un breve paso por la entonces incipiente Administración regional. Entre finales de 1984 y comienzos de 1988 formó parte de la recién creada Junta de Extremadura como funcionario interino, pero una oferta le llevó al sector privado. En concreto, fue nombrado director de una empresa de pequeñas centrales hidroeléctricas, Saltesa, donde permaneció hasta 1990.
En ese año fichó por la compañía Sevillana de Electricidad, germen de la multinacional Endesa. Y en 2001 se marchó a una de las principales ingenierías de Extremadura, Arram Consultores. Allí coincidió con Ángel Arce, quien le define como una persona profesional, rigurosa y honesta, alguien «muy válido», que además destaca por su honestidad.
En 2007 Navarro recibió una de esas llamadas que te cambia la vida, tras la que inició un camino que hoy le lleva a Enresa. Guillermo Fernández Vara había asumido la presidencia de la Junta tras el adiós de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. En su primer gobierno quiso contar para el cargo de consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente con el ingeniero pacense, al que apenas conocía de algún acto público, pero a quien confió una cartera crucial para la región en un momento de especial desarrollo de las renovables.
Su jefe de gabinete en la primera etapa como consejero en la Junta fue Antonio Rodríguez Osuna, actualmente alcalde de Mérida. Según indica, Navarro es una persona muy constante, de esas que no dejan de trabajar hasta que terminan el asunto que tenga entre manos. Y también muy dialogante, dispuesto a escuchar y a hacer lo posible para resolver conflictos.
Tras la derrota electoral del PSOE en las autonómicas de 2011, Navarro regresó a su puesto en Arram Consultores. Allí vivió la supresión de las primas a las renovables y la paralización de un sector del que Extremadura esperaba mucho.
A finales de 2014 decidió seguir camino en solitario y probar suerte con su propio despacho. Pero no le duró mucho la aventura. En julio de 2015, después de que Fernández Vara volviera a imponerse en las elecciones autonómicas, recibió una nueva llamada para hacerse cargo de la Consejería de Economía e Infraestructuras.
En esta segunda etapa en el gobierno regional ha debido lidiar con la salida de la crisis y sentar las bases de la recuperación de las renovables. El avance tecnológico, que permite materiales más eficientes, y las medidas del Gobierno, con un sistema de subastas que no recupera las primas pero asegura unos ingresos a las compañías, han dado un nuevo impulso al sector en la región. En la actualidad la Junta tramita 35 proyectos con una inversión de 1.200 millones de euros.
Para muchos, la labor de Navarro ha sido fundamental para hacer de Extremadura un destino idóneo para estas plantas. La región ofrece sol, suelo, grandes líneas de distribución eléctrica y agua para proyectos termosolares. Y ahora también agilidad en la gestión.
Vicente Sánchez, presidente del Cluster de la Energía (que agrupa a las empresas de la región relacionadas con el sector), señala que las barreras que puso el Gobierno han sido compensadas con una Administración regional que ha conseguido impulsar estas inversiones. «No hay una comunidad autónoma que saque adelante estos proyectos con la celeridad de Extremadura», afirma en relación a Navarro y su equipo.
Por ese motivo, considera que su nombramiento al frente de Enresa es una gran oportunidad tanto para Navarro como para la región, pero también «una noticia triste», ya que van a perder a una persona que ha colaborado con el cluster y «se ha preocupado del sector». Para Ángel Arce, de Arram, «le vamos a echar de menos en Extremadura».
También tuvo buenas palabras para José Luis Navarro la portavoz de la Junta de Extremadura, Isabel Gil Rosiña, quien señaló ayer que la persona que le sustituirá al frente de la Consejería de Economía tomará posesión mañana miércoles.
El máximo mandatario extremeño, Fernández Vara, firmó ayer el decreto de cese de Navarro, que en breve será nombrado oficialmente presidente de la empresa encargada de gestionar los residuos nucleares. «Estamos orgullosos de que un extremeño esté al frente de Enresa», recalcó Gil Rosiña. Pero no todo han sido alabanzas. El presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, afirmó ayer que su nombramiento es «un premio a la ineficacia», ya que a su juicio destaca por la caída de inversiones de la Junta.
Enresa es la entidad que se encarga de recoger, tratar, acondicionar y almacenar los residuos radiactivos que se generan en cualquier punto del país. Asimismo, asume el desmantelamiento de las instalaciones nucleares y radiactivas en desuso y la restauración ambiental de las minas de uranio. Por tanto, en el futuro jugará un papel destacado en la región, con la vista puesta en el cierre definitivo de los dos reactores de la nuclear de Almaraz. Pero de entrada tendrá otros retos, como la construcción definitiva de un almacén temporal centralizado, el cementerio de residuos nucleares.
Para Antonio Rodríguez Osuna, «es un puesto clave en el Gobierno», ya que se trata de una empresa pública que, con el cierre de las nucleares, cobra especial relevancia. «Puede ser un aldabonazo a su carrera política», concluye.
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