Así hemos narrado la manita del Barça al Valencia
La presidenta extremeña, María Guardiola, en su intervención en la Asamblea. J. M. ROMERO

Guardiola se erige como la política de la moderación en el debate y se olvida de las siglas

La presidenta extremeña apuesta por un discurso centrado con referencias a Felipe González y Adolfo Suárez «para dar ejemplo en lugar de espectáculo»

Ana B. Hernández

Martes, 25 de junio 2024, 07:32

«Ninguna sigla está por encima de esta tierra. Ninguna», aseguró ayer María Guardiola al poco de iniciar el discurso de su primer debate sobre el estado de la región. Una frase que fue, sobre todo, una declaración de intenciones que se ocupó de ir ... armando después a lo largo de la hora y media en la que habló desde el atril de la Asamblea de Extremadura.

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María Guardiola dedicó sus primeras palabras al expresidente socialista, Guillermo Fernández Vara, «al que sigo mandando fuerza y cariño tras meses que no han debido ser fáciles», dijo. Lo hizo en la primera sesión en la que el expresidente ya no es diputado autonómico, tras renunciar a su acta la pasada semana.

De hecho, el debate sobre el estado de la región arrancó con la toma de posesión del acta de Fátima Torrado, secretaria general de Juventudes Socialistas en la provincia pacense y concejala en la oposición de Higuera de Vargas, en sustitución de Vara, ausente ya por tanto en un debate en el que sí estuvo el nuevo líder de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo.

Fátima Torrado toma posesión del acta de diputada en sustitución de Vara. J. M. ROMERO

Lo hizo en la tribuna de invitados, flanqueado por los alcaldes de Mérida y Olivenza, Antonio Rodríguez Osuna y José Manuel González Andrade, junto con la senadora Teresa Macías y otros dirigentes socialistas. En una parte de la tribuna en la que también estuvieron el secretario general de la Creex, Javier Penaido, y las responsables autonómicas de UGT y CC OO, Patrocinio Sánchez y Encarna Chacón, respectivamente.

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El delegado del Gobierno, José Luis Quintana, siguió la intervención de Guardiola sentado al lado de la portavoz del PP en el Congreso y secretaria general, Cuca Gamarra, quien acompañada por el expresidente José Antonio Monago, el diputado Carlos Floriano, alcaldes del PP y dirigentes de organizaciones agrarias, entre otros, respaldó a la presidenta extremeña en su primer debate después de alabar, momentos antes de que empezara, su gestión en los 11 meses que lleva al frente del gobierno de la Junta.

Miguel Ángel Gallardo saluda a Chano Fernández a su llegada a la Asamblea. J. M. ROMERO

«Nos sentimos orgullosos de una política que está demostrando cómo en España la política puede ser moderación, cómo es el cambio en positivo, porque María Guardiola está centrada exclusivamente en mejorar el día a día de los extremeños», declaró Gamarra. «Tiene los pies en el suelo y la energía precisa para generar escenarios en favor de los ciudadanos». Gamarra vaticinaba quizás sin saberlo lo que después Guardiola desarrollaría en un discurso sin la energía ni la emotividad que la presidenta suele manejar, monocorde y soporífero en algunos momentos. Pero con claridad en cuanto a la imagen a transmitir. Porque tras los saludos de rigor, la presidenta extremeña enseguida expresó su voluntad de «hacer de la política un lugar de encuentro».

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Echó mano del filósofo José Antonio Marina para reclamar como él que «necesitamos políticos solucionadores, no políticos pendencieros» y subrayó: «Sé donde quiero estar». En ese primer grupo en el que pidió al resto de políticos presentes en la Asamblea que se sitúen. «Entre dar espectáculo o dar ejemplo, les invito a que probemos lo segundo». De nuevo ayer, como hizo en su discurso de investidura, aseguró que «tenemos una oportunidad para construir puentes en un nuevo ciclo político».

Cuca Gamarra, en la tribuna de invitados con Monago y Floriano, entre otros. J. M. ROMERO

María Guardiola se reivindicó como la política capaz de tender esos puentes. «Acabemos con los enfrentamientos vacíos y terminemos con el revanchismo porque no beneficia a los extremeños». La presidenta no habló de ningún partido ayer, no hizo referencia a ningunas siglas políticas, ni siquiera a las suyas. Habló de políticos concretos y no fue casualidad, en la moderación y el consenso que quiere personificar, que ninguno de ellos fuera del PP.

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Felipe González y Adolfo Suárez fueron los referentes políticos que ayer eligió la presidenta extremeña para mostrar distancia con PSOE y Vox, para situarse en el centro. Al primero lo nombró para reforzar su oposición clara a la Ley de Amnistía y al gobierno de Pedro Sánchez, «que una parte de ustedes aplauden», señaló en referencia a los diputados del PSOE. «Todos debemos elegir nuestro lugar en este momento histórico y Felipe González habló hace unos días de coherencia, honestidad y responsabilidad», les dijo casi en la única alusión a los socialistas extremeños que hizo María Guardiola.

De ellos se olvidó, precisamente, en algunos de los logros que ha alcanzado en los 11 meses de gobierno que lleva. Entre los que nombró como propios, por ejemplo, los centros de cuidados y convalecencia, los centros de crisis para las víctimas de violencia sexual o el centro de referencia nacional de ELA, que más allá de modificaciones puntuales, fueron acuerdos e iniciativas trabajadas por el Gobierno de Guillermo Fernández Vara.

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Los cinco diputados de Vox, partido al que Guardiola no nombró. J. M. ROMERO

En la cascada de logros cosechados según Guardiola desde que se pusiera en marcha el primer ejecutivo de coalición en Extremadura, la presidenta se olvidó también de nombrar a su socio de gobierno. Tanto es así que, a diferencia de las filas populares, los cinco diputados de Vox siguieron el discurso de la presidenta como si conformaran un grupo de oposición más. Solo el presidente de la formación y senador autonómico, Ángel Pelayo Gordillo, aplaudió las palabras de Guardiola cuando atacó a Pedro Sánchez por la ley de amnistía y elevó el tono de voz para defender la continuidad de la central nuclear de Almaraz, asunto que también le valió para reivindicarse como la presidenta de todos los extremeños, por encima de cualquier sigla.

«Como presidenta de todos los extremeños no me voy a callar, no me voy a cruzar de brazos, no voy a dejar a esta tierra a su suerte». Frases con las que ahondó en la imagen en la que comenzó a trabajar mucho antes de llegar al gobierno de la Junta, la de una política que defiende su territorio por encima de consignas partidistas. «Gobernamos para todas y para todos», dijo, levantando de nuevo aplausos y abundando en el discurso moderado por el que apostó de principio a fin, volviendo con él a marcar distancias con su socio de gobierno en derechos sociales. A ellos también dedicó ayer Guardiola muchos minutos.

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«Nada va a pararnos para lograr la igualdad real entre hombres y mujeres». «Activaremos el servicio telefónico 028 para dar información y atención integral en materia de derechos a las personas LGTBI». «Vamos a estar con las víctimas de violencia de género, cualquier duda o matiz en este ámbito puede ser fatal».

Las consejeras de Guardiola se fotografían con Cuca Gamarra. J. M. ROMERO

Son solo algunas de las muchas referencias explícitas sobre derechos sociales que ayer lanzó María Guardiola pero que no se libraron, salvo detalles puntuales como el 028 o la subida de sueldo que adelantó para los técnicos de igualdad, de las generalidades que caracterizaron también su discurso de principio a fin. Con una primera parte en la que realizó un repaso demasiado largo de cada una de las áreas de su gobierno, con medidas repetidas a lo largo de los 11 meses que lleva al frente de la Junta, y con una segunda en la que las iniciativas concretas que dibujan la ruta a seguir fueron sustituidas por un aluvión de planes sobre los que adelantó el nombre, pero ya no desarrolló.

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En el colofón final rescató a Adolfo Suárez, para insistir en su perfil moderador: «Pertenezco por convicción y talante a una mayoría de ciudadanos que desea hablar un lenguaje de concordia», dijo.

La hora y media que duró el discurso de María Guardiola en su primer debate sobre el estado de la región se hizo larga para muchos. Pero los 38 grados que marcaban los termómetros a esa hora en la capital extremeña animaban a continuar en el hemiciclo, con una temperatura mucho más amable en una tarde en la que Cuca Gamarra triunfó como si de una estrella de cine se tratara. Pocos abandonaron ayer la Asamblea de Extremadura sin retratarse con la portavoz parlamentaria del PP.

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