Presos con menos libertad que nunca por el coronavirus

Álvaro Rubio

Cáceres

Domingo, 15 de noviembre 2020, 11:17

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Presos aún más presos. A los que cumplen condena la pandemia les ha robado casi todo lo que les conectaba con el exterior. Ni comunicaciones familiares sin cristales de por medio, ni 'vis a vis' íntimos, ni permisos de salida. La covid ha traído a las prisiones de Extremadura más restricciones que nunca. Si durante el confinamiento se convirtieron en auténticas burbujas, ahora vuelven a ponerse en marcha medidas similares. Lo confirman a HOY los directores de las cárceles de Badajoz y Cáceres. También las educadoras sociales que trabajan buscando la reinserción de los que están entre rejas.

En octubre, en Extremadura se suspendieron las comunicaciones de los presos con sus familias en salas sin mamparas. Duraban entre una y dos horas y, en ocasiones, también se permitía que los que tienen hijos pasaran tiempo con ellos en espacios específicos. Además, los conocidos como 'vis a vis', los encuentros con las parejas que eran de unos 90 minutos, se prohibieron.

A esas restricciones se suma ahora la suspensión de los permisos de salida, una limitación que afecta a los internos de todas las cárceles de España, excepto a las de Canarias y Baleares.

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«Estas restricciones generan mucha ansiedad a los internos»

Esa medida entró en vigor el lunes, 9 de noviembre. «Surge para proteger a la población reclusa, considerada colectivo de alto riesgo, y a los trabajadores. En un principio durará tres semanas», detalla Nahum Álvarez, director de la cárcel de Cáceres. «Antes, cuando volvían de esos permisos guardaban una cuarentena», añade. Su homólogo en Badajoz, José Manuel Guerrero, matiza que no se trata de una eliminación de permisos. «No los pierden, solo se aplazan», aclara.

Por el momento, lo único que les queda a los que cumplen condena es la comunicación en los locutorios, cabinas en las que no hay ningún tipo de contacto físico. En ellas, los presos permanecen a un lado del cristal y los visitantes al otro, por lo que se comunican a través de unos telefonillos. «En cada cabina antes podían permanecer cuatro familiares por interno, pero ahora solo pueden hacerlo dos como máximo», cuenta Nahum.

En Badajoz, las reglas son las mismas. Sin embargo, hay una complicación más. «Por la estructura del edificio también se han reducido al 50% los espacios utilizados para los locutorios con el objetivo de evitar que se concentren en un mismo periodo de tiempo varias comunicaciones y así que no haya posibles contagios», explica Guerrero.

Pueden tener dos visitas a la semana en los locutorios, durante 20 minutos, y después de cada turno de comunicación se desinfecta cada espacio.

Guerrero y Álvarez apuntan que no han recibido quejas directas de familiares ante este tipo de restricciones. «Estamos intentando hacer una labor pedagógica para que entiendan que se hace por su salud y la de todos», comenta el director del cárcel pacense. Además, para paliar las restricciones, desde Prisiones aseguran que «se ha aumentado el número de llamadas telefónicas a las que tienen derecho los internos y se ha potenciado el sistema de videollamadas».

En las dos cárceles extremeñas no las han dejado de hacer desde el inicio de la pandemia, según afirman sus dos directores. Los internos que lo solicitan disponen de la pantalla de un ordenador para comunicarse con sus familiares. Son unos diez minutos por preso, el mismo tiempo que una llamada de teléfono.