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Lukas Sajonia-Coburgo Royo-Villanova, el miembro de la familia real búlgara que estaba haciendo el MIR (Médico Interno Residente) de Psiquiatría en ... el Servicio Extremeño de Salud, ha renunciado a su plaza, en la que debía estar cuatro años y en la que llevaba cinco meses. Lo ha hecho «por una decisión personal», resume él. Otras fuentes indican que dio ese paso de común acuerdo con el hospital Virgen del Puerto, al entender las dos partes que era lo mejor para ambas.
«Plasencia es una ciudad preciosa, con gente muy alegre y jovial, me ha encantado conocer esa zona de Extremadura, me gustaba mucho coger la moto o el coche y conocer sitios, y en el hospital hay profesionales buenísimos, pero se dieron una serie de circunstancias personales que me llevaron a tomar la dura decisión de renunciar», comenta por teléfono el joven doctor (27 años), que el mes pasado regresó a Madrid, donde está preparando el que será su tercer examen MIR. Hay que recordar que estas siglas identifican al periodo formativo práctico que debe pasar todo licenciado en Medicina para poder ejercer. Antes de empezar la residencia en un centro sanitario, los titulados deben hacer un examen que determinará su posición en un listado nacional en el que las opciones para elegir destino en el país van disminuyendo según se desciende en esa clasificación.
«Yo esperaba quedar entre el puesto 1.500 y el 2.000, porque había estudiado mucho y era ya mi segunda oposición–explica el príncipe–, pero el examen coincidió con una mala semana y finalmente quedé en torno a la posición 6.500. Eso hizo que ya no hubiera plazas libres en Madrid ni tampoco en otros destinos que eran mis preferidos. Entre las distintas opciones que tenía en España, elegí Plasencia porque me lo aconsejaron varios psiquiatras que conozco, que lo tienen como un buen servicio y no se equivocan. Prueba de ello es que en él hay cuatro plazas para residentes, una cifra alta en comparación con la mayoría de hospitales. En Madrid hay hospitales grandes con solo una o dos plazas MIR de Psiquiatría».
«Empecé muy ilusionado, pero la verdad es que poco a poco me fui desanimando», reconoce Lukas Sajonia, que insiste en que «en el hospital Virgen del Puerto hay profesionales muy buenos, y en que el servicio de Psiquiatría es admirable, tanto por sus médicos como por el personal de Enfermería, yo lo recomendaría totalmente».
Entre las razones que le llevaron a desmotivarse, cita «el sentimiento de que había demasiadas miradas puestas en mí». «Quizás mi extravagancia en el modo de vestir, más formal de lo habitual, no ayudó a mi integración», apunta el nieto del zar Siemón II, último monarca de Bulgaria.
Lukas es hijo de Carla Royo-Villanova y Kubrat Sajonia-Coburgo y Gotha, tercer hijo de Simeón II y Margarita Gómez-Acebo. Aunque el país es una república desde el año 1946, su familia real conserva su relevancia en el ámbito de las realezas europeas. Particularmente en la española, dada la presencia de nuestro país en su árbol genealógico.
El ya ex médico residente del SES se licenció en mayo del año 2021 en Medicina por la Universidad de Navarra, al igual que su padre y su hermano Mirko, que está en el cuarto año de MIR en el hospital clínico San Marcos (Madrid), en la especialidad de Medicina general y del aparato digestivo.
Lukas optó por Psquiatría, aunque su breve estancia en Plasencia le ha movido a contemplar la posibilidad de decantarse por la Neurología. «Me lo he llegado a plantear por la influencia tan extraordinaria del doctor (Bernardo) Cueli, a quien he tenido la inmensa suerte de conocer en estos meses en el hospital Virgen del Puerto», comenta el doctor.
Conoció ese servicio porque rotó en él durante unos días. Esas estancias temporales de los residentes en otros servicios hospitales son habituales, porque se entiende que enriquecen su formación. De hecho, Sajonia también estuvo unos días en Medicina Interna, área de la que asegura no guarda un buen recuerrdo.
También hizo guardias en Urgencias, un servicio en el que «aprendí muchísimo», dice, pero que en su opinión «está claramente sobrecargado de trabajo», afirma Sajonia, que lamenta «la reacción desproporcionada» de sus superiores ante su impuntualidad a la hora de iniciar su jornada laboral algunas veces. «El 99% de los días empecé mi turno en hora», asegura el joven, que agradece mucho «que desde el primer momento de empezar el primer año de residencia, se preocupan mucho por ti y te dan responsabilidades, algo que es importante para aprender».
Frente a los fallos que haya podido cometer, él pone en valor «la ilusión con la que he afrontado mi residencia desde el primer día, el interés por aprender que siempre he manifestado y la empatía con compañeros y pacientes, porque defectos tendré –afirma Sajonia–, pero la empatía y ser una persona abierta creo que no se me puede discutir».
Sin embargo, acabó pesando más «sentirme demasiado observado, más la falta de vida social una vez acabado mi turno a las tres de la tarde, más la distancia a Madrid». «En agosto, con un calor tremendo, de más de 40 grados, acabé por decidir que tenía que volver a Madrid, con mi círculo», apunta el joven, que no obstante, admite que echa de menos «al hospital y la gente que conocí allí», asegura. «Yo quería salir de la burbuja en la que me he criado, pero hacerlo en un lugar del tamaño de Plasencia y a la distancia a la que está de Madrid no es fácil, y menos siendo un residente de primer año, que cualquiera en el ámbito sanitario sabe que es una etapa muy difícil».
«Soy consciente de que renunciar al MIR es jugar al 'black jack' con mi carrera, porque igual ya no vuelvo a conseguir una plaza en Psiquiatría, pero quiero pedirle a la vida otra oportunidad», reflexiona el doctor, que aspira a lograr plaza «en Madrid, Bilbao o Pamplona, ciudades que me ofrecen más posibilidades en muchos ámbitos de la vida».
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