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Es la empresa de distribución líder en la provincia de Badajoz. Líder Aliment, que tiene su sede central en Zafra, es la compañía extremeña que ... está detrás de las tiendas Spar y EuroSpar, las antiguas Al Lado. Según el portal especializado Alimarket ocupa el número uno en Badajoz. «Y el número dos en Cáceres, solo por detrás de DIA», puntualiza Óscar Marín, director general de una firma que en 2022 facturó 230 millones de euros y que tiene 202 establecimientos, 17 de los cuales son propios y el resto franquicias, y que cuenta con 1.400 empleados.
–¿Qué supone para Líder Aliment ese liderazgo?
–Es una buena noticia y un reconocimiento que pone de manifiesto una trayectoria y una evolución. Cuando empiezas no siendo nadie hace 22 años y poco a poco te vas convirtiendo en alguien hasta desbancar a multinacionales como Carrefour o DIA, que ocupaba el primer puesto gracias a la fusión entre DIA y Grupo El Árbol, queda la buena sensación de que estás haciendo las cosas bien.
–¿Dónde tienen tiendas?
–En unas 160 localidades de Extremadura y Andalucía occidental, donde estamos presentes en Sevilla, Huelva, Córdoba y Cádiz. Somos 1.400 empleados y cerca de 1.000 más en nuestros franquiciados. Entre directos de Líder Aliment, los directos de franquicias y los indirectos alcanzamos los 3.000 empleos en Extremadura y Andalucía, de lo que Extremadura significa el 80%.
–¿En qué apoyan su crecimiento?
–En un modelo de negocio que en las tiendas propias se caracteriza por ser muy competitivos en precio, por tener un surtido muy equilibrado entre marcas propias y marca de fabricante y entre fresco y seco y en el valor añadido que nos aportan los proveedores locales. Esas mismas fortalezas las aplicamos a nuestras franquicias, a lo que unimos la capilaridad. Llegamos a sitios donde no llegan las grandes cadenas, sobre todo a pequeños pueblos.
–¿Fomentar los proveedores locales es la forma de reducir precios a lo largo de la cadena alimentaria?
–Eso sería hablar en términos reduccionistas. No es tan sencillo. En teoría, ya que el coste del transporte es menor y reduces intermediarios, con proveedores locales los productos serían más económicos en el lineal. Pero nadie garantiza que el productor extremeño vaya a ser más competitivo que el aragonés o el catalán, por ejemplo. Contar únicamente con proveedores locales sí sería garantía de escasez, porque no producimos de todo en nuestros entornos. Todos queremos poder comprar piñas, manzanas o tomates de ensalada que se producen en República Dominicana, Francia o Marruecos. En Extremadura no producimos de todo. El proveedor local tiene que aportar valor y nos enriquece el surtido. Si tienes la suerte de tener cerca un proveedor nacional, como es Inquiba, pues tendrán un detergente muy competitivo. La solución para reducir los precios está en otro sitio.
–¿Dónde está esa solución, entonces?
–El problema está en el origen. Eso no quiere decir que los agricultores, los ganaderos o las cooperativas sean culpables de la inflación. La ministra dice que no están repercutiendo las ayudas que reciben. Lo dice la ministra. Yo ahí no entro porque es un sector que conozco menos. A los políticos les encanta encontrar un enemigo. Nosotros en la pandemia fuimos superhéroes y ahora con la inflación somos supervillanos. Las acusaciones de que la distribución estaba ocasionando la inflación actual eran infundadas y pura demagogia política. Eso se ha rebatido con datos. La inflación no viene ocasionada por los márgenes del sector de la distribución, que han crecido menos que los márgenes en origen. El problema es de inflación de costes en origen, por lo que el productor sube los precios y eso se traslada al resto de la cadena, que es muy eficiente. Ya lo dijo Juan Roig: no se puede hacer otra cosa. La industria ha subido precios y nosotros también, lo que al final repercute en el consumidor. No ha habido más remedio, pero creo que todo se ha hecho con la máxima responsabilidad.
–¿Qué se puede hacer?
–Mientras esto vuelve a la normalidad, creo que el Gobierno sí debería ayudar al eslabón más débil, que son las familias que tienen que hacer su compra y no pueden porque tienen unos ingresos limitados. Se ha actuado de forma muy tímida con la bajada del IVA, pero se puede hacer algo más. Además, una bajada de impuestos no va dirigida a ningún colectivo es indiscriminada. Echo de menos actuaciones concretas y ayudas directas a las familias. En este país hay ayudas para todo y ahora que tenemos un problema cotidiano y diario no hay ayudas directas.
–¿Cuándo se va a volver a esa normalidad de precios?
–Ya se está volviendo. Hay materias primas que están bajando, los insumos están abaratándose, el tráfico logístico mundial está recuperando cierta normalidad. Los precios se están tensionando a la baja, pero igual que ha sido lento el aumento de precios, ahora va a ocurrir al revés. Va a haber descenso, pero será progresivo. Mientras sucede serán necesarias ayudas y bajadas de IVA. El Estado está teniendo una recaudación extraordinaria por la inflación y eso lo debería revertir en el propio sistema.
–En su última previsión, el Banco de España situó la inflación de la alimentación a final de 2023 en el 12%.
–Sí. Tenía previsto algo más de un 7% y ahora ha dicho que será un 12%. Ahora estamos en el 16%, así que el 12% es positivo. La previsión es que en 2024 la curva se siga aplanando.
–La Junta de Extremadura ha aprobado esta semana un decreto para crear un Observatorio de Precios y Cadena de Valor del Sector Agroalimentario y habrá una obligación de registrar los contratos que se firmen con operadores del sector primario. ¿En qué puede ayudar?
–Creo que en nada. Ya tenemos un observatorio a nivel nacional. ¿No vale? El registro de contratos entrará en vigor el 30 de junio y no creo que tampoco solucione nada. Simplemente va a suponer más burocracia para nosotros, para los agricultores, para todos.
–¿Cómo puede pasar lo del aceite de oliva?
–Porque hay piratas y estafadores. En el mercado hay controles y la seguridad alimentaria en Extremadura y en España funciona muy bien. Las alertas sanitarias se detectan muy rápidamente. También con lo sucedido con el aceite de oliva recientemente. La incidencia de estos casos es muy reducida aunque hacen ruido por lo sorprendente que es que haya personas que se dedican a hacer estas cosas. Siempre se cogen estas estafas en situaciones muy incipientes, pero los alimentos pueden llegar al consumidor.
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