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De nuevo un país árabe está en el foco de la actualidad internacional y otra vez hay un puñado de extremeños a los que les ... afectan los acontecimientos. Siria se encamina hacia un cambio de régimen como culminación de la primavera árabe que comenzó en 2012. Desde Plasencia siguen las noticias los doctores Ghazi Koussa Dib o Sara Al Abrash; igual que en Badajoz lo hace Reem, otra mujer siria que es enfermera. Todos tienen allí familiares.
Como se sabe, ha caído el presidente Bashar Al Assad, que ha buscado refugio en Rusia tras gobernar el país con puño de hierro, un poder que heredó directamente de su padre, Hafez Al-Assad, cuya estatua fue ayer derrocada y pisoteada en el centro de Damasco. Los militares del régimen han abandonado los cuarteles y los rebeldes han empezado a tomar las riendas de este país de 23,3 millones de habitantes situado en Oriente Medio entre Turquía, Irak, Líbano y Jordania .
Para Ghazi Koussa Dib, pediatra retirado, el futuro que espera a su país «es incierto porque hay intereses de muchos países, tanto de Estados Unidos como de Turquía, Israel, Rusia o Irán». Ghazi vino a España a estudiar en 1978, después se instaló en Sevilla y en 1984 volvió a Siria hasta que en 2012 comenzó la primavera árabe y abandonó el país. «Las balas silbaban al lado de mi consulta, había muchos manifestantes y mis pacientes tenían miedo. Los problemas iban a ir en aumento, así que como mi hijo es médico en Plasencia volví a España», relataba ayer a HOY.
Él es cristiano y en estos momentos, dice, su familia está bien. «Nunca hemos tenido problemas como minoría. Como cristianos nos llevamos bien con todas las religiones y somos pacíficos, no guerrilleros. Los rebeldes, según han manifestado, dicen que no hay nada que temer, pero hay que esperar a ver qué va a pasar porque en Siria la sociedad es muy diversa y la mayoría es musulmana».
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Este lunes por la mañana, prosigue, habló por teléfono con el marido de su sobrina. «Había ido del pueblo hasta la ciudad y me ha dicho que hay toque de queda a las cuatro de la tarde».
En su opinión, «no se va a arreglar el país en dos días y para arreglar la situación hay que llevarse bien con Estados Unidos porque son los que dominan el mundo y someten a los países con sus embargos. Y aquí (en Siria) hay escasez de muchas cosas porque hay embargos y no dejan traer gas o petróleo, y eso termina matando a la gente de hambre», describe este sirio que, con más de setenta años, se confiesa como un descreído de la política.
Con todo, dice antes de cerrar la charla telefónica que él tiene esperanza. «Peor de como hemos estado no creo que podamos estar. Solo espero que los revolucionarios se entiendan entre ellos y respeten a las minorías y los derechos humanos. Pido que haya más libertad, aunque a mi edad crea ya poco en la justicia».
Reem es enfermera y nació en 1991. Vive en Badajoz desde hace dos años y ocho meses, adonde llegó como refugiada después de pasar once años en Líbano, entre 2011 y 2022.
Hay que saber que Siria, su país de origen, lleva trece años en guerra civil, por lo que muchos lo abandonaron ante la falta de expectativas. Reem, su marido y su hijo, que tiene ahora trece años es una de esas familias. Primero huyeron a Líbano y a España llegó primero por la oenegé de Acnur, que ayuda a refugiados políticos, y a Badajoz gracias a un programa de Cruz Roja.
«Tengo a mis hermanas y a toda familia en mi país. La mayoría vive en Damasco, la capital. En Siria la situación ha sido muy mala, sobre todo en los últimos diez días hasta que por fin ayer están en una Siria libre. Todo ha pasado muy rápidamente, pero ahora la gente es feliz y esperamos que ahora todo vaya bien», declaraba este lunes esta mujer en cuyo país de origen, dice, hay demasiadas carencias. «Hay mucha gente sin gas ni luz y no hay vida. Ahora esperamos recuperar esas cosas que no tenemos y también los derechos», Según Reem, no cree que regrese ya a Siria, salvo que sea para visitar a su familia, porque allí ya no tiene casa ni trabajo.
Sara Al Abrash nació en Madrid hace 33 años y hace cuatro reside en Plasencia, donde es médico de familia residente en un consultorio de Malpartida de Plasencia. Pero sus orígenes están en Siria y ella es musulmana. Acabó en España porque su tío estaba estudiando Medicina en Madrid y su padre fue al encuentro de su hermano mayor huyendo del régimen que ahora acaba de caer. «Se fue solo de Siria cuando tenía 13 años en mitad de una dictadura que ha durado más de cincuenta años».
En ese periodo Sara recuerda cuando de niña viajaba a Siria en verano. «Estando en casa de mis primos salió el presidente en la tele, yo era pequeña, hice un comentario que ni recuerdo y todos me hicieron callar aterrorizados. Ese era el ambiente de libertad, no como en España, donde cualquiera hace un 'meme' del presidente del Gobierno».
En su opinión, «esta revolución ha empezado porque han aguantado muchísimo». La familia de Sara es precisamente de Homs, la ciudad que se considera la capital de la revolución porque de ahí salió la primera manifestación de la primavera árabe el 15 de marzo de 2011. «Fue un acto pacífico, pero desde entonces no hemos vuelto porque todo se tornó en una guerra civil con gente desterrada y muchas muertes. Mi tío huyó con el pijama puesto de su casa antes de venir a España con su familia, que es donde estaban sus hermanos».
Según cuenta tras los acontecimientos recientes, ahora están felices, pero no terminan de fiarse. «Estamos contentos de que haya caído el régimen tras 50 años de dictadura, pero con incertidumbre y miedos. De todos modos, el no saber qué va a pasar no queremos que empañe la felicidad y la alegría que tenemos en estos momentos porque son ya muchos años viviendo bajo el miedo, con gente encarcelada por reclamar sus derechos. Creemos que las cosas irán a mejor y que Siria va a volver a florecer», vaticina esta mujer afincada en Plasencia.
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