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El Tribunal Supremo ha dado la razón a un soldado de la Brigada Mecanizada Extremadura XI con sede en el cuartel general de Bótoa (Badajoz) ... que denunció que la Guardia Civil había rechazado su solicitud de ingreso por el hecho de tener lentes intraoculares. En sentencia dictada el pasado 13 de septiembre, la Sala de lo Contencioso-Administrativo admite su recurso de casación, anula una sentencia anterior del TSJ de Madrid y ordena su «inmediata incorporación» al centro docente de la Escuela de Cabos y Guardias a la que aspiraba a entrar. La sentencia sienta doctrina, y es citada en al menos otras dos posteriores sobre hechos similares.
El denunciante ingresó en el Ejército de Tierra en el año 2009, y en 2013 pasó por el quirófano para instalarse unas lentes intraoculares precristalinas o fáquicas, una solución quirúrgica muy extendida en el mundo desarrollado para varias de las enfermedades de la visión más comunes, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo.
En mayo de 2019, la Guardia Civil convoca plazas de ingreso del cupo para militares profesionales de tropa y marinería. El soldado de la BRIMF XI se presenta, pasa las pruebas selectivas y es admitido. Pero le excluyen en el reconocimiento médico, argumentando que incumple las bases de la convocatoria y más en concreto, que la orden que detalla las causas de exclusión de estos procesos selectivos incluye una que dice que «en ningún caso se admitirán lentes fáquicas».
El afectado presenta un recurso contra esa resolución de la Dirección General de la Guardia Civil, pero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid lo desestima. Ante este revés, opta por seguir la vía judicial y acude al Supremo, que el pasado diciembre le dio la razón en una sentencia que sienta jurisprudencia. La magistrada ponente es Celsa Pico Lorenzo, y el abogado del militar, Antonio Suárez-Valdés González.
«La respuesta a la cuestión de interés casacional –concluye el Supremo– es que las causas de exclusión previstas en la orden PCI 155/2019 (la que aprueba «las normas por las que han de regirse los procesos de selección para el ingreso en los centros docentes de formación para la incorporación a la Escala de Cabos y Guardias de la Guardia Civil») no se han de aplicar de forma automática, sino que han de interpretarse a partir del principio de proporcionalidad».
Este párrafo abre las puertas de la Benemérita a todo aquel que tenga estas lentes que empezaron a implantarse hace dos décadas. El fallo fija que no se puede rechazar a un aspirante solo porque las tenga, sino que ha de comprobarse si son o no un impedimento para su cometido en el instituto armado.
«Valora la Sala –recoge el Alto Tribunal– que ha sido el hecho de usar esas lentes el determinante de su exclusión, pese a que no impedirle desempeñar sus funciones actuales, como tampoco consta que las funciones a las que aspira exijan un mayor esfuerzo, de forma que el uso de esas lentes impida su correcto desempeño». «No cabe presumir mayor complejidad en las tareas de un guardia civil que en un militar profesional», añade la Sección Cuarta, que en el caso concreto del soldado acuartelado en Bótoa refiere también la experiencia desarrollada ya con las lentes fáquicas en sus ojos. El recurrente estuvo destinado en Afganistán en el año 2015, y en los estados de alarma por la pandemia de covid trabajó junto al GRS de la Guardia Civil en la la protección, seguridad y vigilancia de la central nuclear de Almaraz.
«No resulta congruente –argumenta la Sala de lo Contencioso– que el recurrente sea idóneo para el ejercicio de tal actividad llevando las lentes intraoculares implantadas, superando las revisiones oportunas efectuadas en el seno de las Fuerzas Armadas (una al año desde 2009), y que no lo sea con carácter general para la promoción externa en el cupo de pruebas selectivas reservado en la Guardia Civil a los militares profesionales».
La sentencia ordena «la inmediata incorporación al centro docente y si supera ese periodo, deberá ser nombrado miembro de la Escala de cabos y guardias del cuerpo de la Guardia Civil, escalafoneándose (sic) en el puesto que le hubiese correspondido en la promoción saliente de la convocatoria en la que participó con la misma antigüedad y efectos económicos y administrativos que los obtenidos por quienes superaron esa convocatoria».
Una sentencia del Supremo anterior a esta dio la razón a un militar del Ejército del Aire que quería cambiar de escala por promoción interna. Aquella aludía a procesos de promoción externa, y esta a «lo que podemos considerar una promoción externa», explica el Tribunal Supremo.
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