Tonatiu (Leyenda Negra)

No sabemos cuánta gente habrá leído el libro de Bernal Díaz del Castillo, ni la que se haya asomado a las páginas de Gomara, ni siquiera si han dado un vistazo a las 'Cartas de Relación' que escribió el mismísimo Hernán Cortés. Pero como la idea que tengan los televidentes sobre todo aquello que sucedió en México sea lo que vieron en aquella serie de TV, no le arriendo las ganancias a uno de los mayores genios de la estrategia socio-político-militar que ha habido en la Historia.

Por si era poca la inquina que le profesan a «los Conquistadores» unos y otros, con esto ya apaga y vámonos. Y no es que quiera uno denostar a los que realizaron la serie dicha, ni cosa parecida; pero el parecido, de lo que se contó ahí sobre la Conquista de México con lo que realmente pasó, es un triste remedo de la realidad.

Nada que objetar a los actores que interpretan a los personajes conocidos, que lo hacen lo mejor que pueden y saben, pero vamos que parece que cuatro gatos, o sea soldados, se adueñaron de un imperio después de repartir cuatro tiros y soltar algunos espadazos.

Lo habremos dicho una y mil veces: si los americanos fuesen los protagonistas de la Conquista de América, madre bendita cómo nos sabríamos las gestas de Cortés, Pizarro, Soto, Valdivia y compañeros mártires. Sí, mártires, mártires de la ignorancia, el recelo y el odio; porque hay que ver como se vierte inquina sobre nuestros paisanos y compatriotas hoy día, y qué poquita gente sale en su defensa.

Otros estarían orgullosos y ufanos de ser de la tierra donde nacieron ellos; pues aquí algunos se avergüenzan e incluso los vilipendian, con lo que demuestran que no tienen ni idea de qué fue lo que pasó hace quinientos y pico de años, ni de la clase de hombres que protagonizaron aquellas gestas. Por cierto 'Tonatiu' (el sol) era como llamaban los indios a Pedro de Alvarado (era rubio o pelirrojo), que ni por asomo aparecía en la susodicha serie; ni Gonzalo de Sandoval, un tipo excepcional, por cierto, y absolutamente olvidado. Lástima.

Hay que ver qué barato resulta poner como pingos a los protagonistas de nuestra historia. Menos mal que hay personas que se han empeñado en limpiar la vapuleada verdad de nuestros desaparecidos compatriotas, como Doña Elvira Roca Barea, a quien el señor guarde muchos años, para que continúe con su labor de desmontar la falsa y torticera Leyenda Negra. Porque mira que hay maledicencia en esos mundos de ahí fuera, los clavos de Cristo. ¿A que no saben los que pasaba en San Agustín de la Florida, primera población de Estados Unidos? Pues que allí llegaban, cuando importaron a tantos esclavos de África, los pobres negros que podían zafarse del trato cruel de las colonias anglosajonas del norte, y eran acogidos de forma muy diferente por la población hispana de San Agustín. Y como ese ejemplo, otros cien, otros mil cien más.

¿Qué estará haciendo el todopoderoso Instituto Cervantes en América, sobretodo en Estados Unidos, para desmontar la inmensa retahíla de mentiras y ofensas que lanzan de continuo allí contra la presencia del español?

Por cierto, un recuerdo especialísimo para ese infatigable historiador de La Conquista y su magnífica obra sobre Nuflo de Chaves, paisano suyo, y nuestro, y de todos. Digo, Paco Cillán, que desde Santa Cruz de la Sierra, Puerto de Santa Cruz y el alfoz de Trujillo despeja nuestra oxidada memoria y nos ofrece el fruto de sus desvelos. Ellos, desde la Eternidad, te lo agradecen, Paco. Seguro. Y ahora viene el señor López Obrador con que pidamos perdón. Tómese otro tequila, hombre. SCM.