Tres de cada cuatro extremeños que dejan de trabajar para cuidar a familiares son mujeres

Siete de cada diez excedencias que se registran en esta región para atender a la familia las piden ellas. De las 136 concedidas en 2023, último año del que hay datos según el Ministerio de Igualdad, 98 son de mujeres.

Aunque con el paso de los años, cada vez son más hombres los que las piden, aún queda mucho por hacer. En 2005, el 80% pertenecían a mujeres, lo que supone que ha habido una caída de ocho puntos porcentuales.

En la mayoría de los casos fue para atender a personas mayores, pues las excedencias por cuidado de hijos disponen de su propia estadística y, en ese caso, la desigualdad también es evidente. De las 424 concedidas, 370 fueron a madres, un 87%.

El porcentaje es similar al de la media del país, donde las mujeres tienen el 86% de las excedencias por cuidado de hijos y el 75% por cualquier familiar. Son cifras que evidencian que lo de cuidar en España sigue ligado a ellas, igual que el hogar.

En Extremadura, mientras que ellos destinan una hora y 53 minutos al mantenimiento de la casa y la familia, ellas invierten cuatro horas y 19 minutos, según la última encuesta del INE sobre este asunto.

Las diferencias se van acortando, pero a un ritmo muy lento. Además, en Extremadura la desigualdad en este sentido es mayor que en otras regiones del país. De hecho, la media nacional registra una diferencia entre ellas y ellos de 2 horas y 13 minutos y en esta comunidad autónoma asciende a dos horas y media.

Por poner un ejemplo, ellas dedican a la cocina una hora y 24 minutos, mientras que ellos no llegan a la media hora diaria. Y esas cuestiones del uso del tiempo están relacionadas con el mercado laboral.

Aunque las mujeres se han ido abriendo camino, el desempleo, la temporalidad y las jornadas parciales lo sufren ellas más. Además, sus carreras profesionales suelen verse afectadas cuando llega la maternidad.

Su tasa de paro roza el 18% y la de los hombres no alcanza al 13,5%. De los casi 73.000 desempleados en la región más de 46.000 son mujeres.

En lo que cobran también hay diferencias. Ganan de media 20.637 euros al año, 2.553 menos que los hombres, según un informe de UGT en el que también se observa una mejoría.

Por séptimo año consecutivo se reduce esa brecha en Extremadura hasta el 10,94%. «Las trabajadoras extremeñas sufren más parcialidad, temporalidad, precariedad y menor presencia en sectores productivos con salarios más elevados como la industria. Hay una mayor relevancia en actividades productivas más inestables y precarias del sector terciario como el comercio y la hostelería», indican en el último informe del sindicato UGT publicado sobre esta materia en el que esgrimen las causas de la brecha salarial en Extremadura.

En él muestran cifras para demostrar que la precariedad sigue presente porque en 2024 el 43% de los contratos celebrados con mujeres en Extremadura duraron menos de 30 días. Su tasa de temporalidad es del 27%, la segunda más alta del país y muy por encima del 18,3% de los hombres.

Y todo pese a que ellas, por regla general, están más formadas. Son mejores estudiantes y su porcentaje de abandono escolar es menor. La población de 18 a 24 años que no ha completado la segunda etapa de Secundaria y no sigue ningún tipo de formación es del 9,9% en mujeres frente al 16,2% en hombres.

Además, llegan más a la Universidad. De los 18.805 matriculados, un total de 10.512 son mujeres y 8.293 son hombres.

Ellas se siguen decantando por estudios relacionados con los cuidados, como las ciencias de la salud, y los hombres son mayoría en las carreras relacionadas con las ingenierías. En la facultad que más se matriculan ellas es en la de Formación del Profesorado y ellos en la Escuela Politécnica.

Pese a ser más las que llegan a las aulas universitarias, son menos las que ostentan altos puestos en instituciones como la Universidad de Extremadura. En su medio siglo nunca ha habido una rectora y ya han pasado once hombres por ese cargo. Asimismo, solo hay 52 mujeres catedráticas frente a 206 hombres, según la Oficina de Transparencia de la UEx.

En el escenario político, las diferencias han disminuido mucho en los últimos años. En la primera legislatura de la Asamblea de Extremadura, en 1983, solo había tres mujeres diputadas. Hoy llegan casi a 30 y en la Mesa ellas llevan la voz cantante, con cuatro puestos (presidenta, vicepresidenta primera, secretaria primera y secretaria segunda) frente a los dos que ostentan hombres. Nada que ver con la imagen de la primera legislatura (1983-1987), cuando ellos ocupaban todos los asientos.

Sin embargo, queda mucho por hacer en el ámbito local, donde las alcaldías las dirigen hombres en la mayoría de los casos, 107 frente a 281.

Pero si hay un ámbito que han conquistado, ese es la justicia. Se han ido abriendo paso en los tribunales. María Félix Tena preside el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura y nunca antes una mujer había estado al frente del órgano judicial más relevante de la comunidad. Además, desde 2012 hay más juezas y magistradas (68 mujeres y 47 hombres).

Precisamente, en los tribunales acaba la peor cara de la desigualdad. Cada año hay hombres que matan a mujeres por el hecho de serlo. En Extremadura, 12 mujeres han sido asesinadas en los últimos 22 años.

Aunque esta tierra es una de las regiones que menos víctimas mortales registra del país, desde que hay datos, en esta comunidad las denuncias por violencia de género han aumentado. Superan las 4.000 anuales frente a las 1.700 que se pusieron hace 15 años.

Las condenas a hombres por violencia contra la mujer, en consecuencia, también se han incrementado. Han pasado de 400 a casi 700 en los últimos 15 años.