

Secciones
Servicios
Destacamos
La última vez que Francisco Morgado (63 años, de Torremocha) hizo la trashumancia fue el pasado otoño. «Salí de Herreruela de Castillería (Palencia) el ... 17 de septiembre y llegué a Sierra de Fuentes (Cáceres) el 25 de octubre», cuenta el ganadero, que asegura ser el único que queda en Extremadura que hace un viaje tan largo con su ganado.
«Lo peor –recuerda– no fueron las temperaturas, sino la borrasca que nos pilló en Navalmoral de la Mata, que nos calamos. Nos llegaron a caer más de cien litros». En esa tesitura, «poco se puede hacer –explica–, como no sea dar un rodeo si te encuentras algún riachuelo crecido o algún puente inundado, y hacer diez kilómetros al día en vez de veinte».
La mayoría de los que mueven a sus animales de sitio según la estación del año lo que hace es cruzar el país en camiones, y de hecho él hizo así el viaje de ida. Quedan también algunos trasterminantes, es decir, que hacen un trayecto que no supera los cien kilómetros, normalmente en la misma comunidad autónoma o entre dos limítrofes.
En el caso de Morgado, hizo la trashumancia por primera en 1975. Repitió durante 17 años seguidos, y luego estuvo dos décadas sin completarla. La retomó en el año 2021, con su hermano y su primo. «El reconocimiento de la Unesco es una buena noticia, pero lo importante es que arreglen los caminos, que están hechos una pena», asegura. «Están sucios, abandonados, mal señalizados, no se respetan las anchuras exigidas por ley, y al final, te encuentras con muchos tramos intransitables».
Y luego está lo de las subvenciones. «Al final, a la mayoría no nos llegan», asegura Morgado. «Acaban cobrándolas algunos trasterminantes, y no los que hacemos la trashumancia», asegura el ganadero extremeño, que no duda un segundo cuando se le pregunta por qué cree que solo él mantiene esta tradición. «Porque es muy dura –afirma–. La del trashumante es una vida dura y mal pagada, y la gente quiere comodidades, te tiene que gustar mucho para seguir haciéndolo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.