Los vecinos sobre el imán detenido: «Solo podemos decir que es un hombre de paz, una buena persona»

«El siempre hablaba en contra de la violencia, yo le he escuchado decir muchas veces que estaba totalmente en contra», confirmaba un vecino de la calle Gurugú que acostumbraba a hablar con él. «Siempre ha sido muy buen vecino, no hemos tenido ninguna queja».

Comentarios parecidos se escuchaban en Adel Pinna Casas, una calle en pendiente en la que tiene su domicilio el imán, casado y con dos hijos.

Su piso, sencillo, se encuentra en los altos de un bar en el que también hablan bien de él. «Desde luego es muy buena gente. Educado, correcto, siempre con sus hijos, con su mujer, con su mezquita... Es una sorpresa».

En esa calle viven varias familias musulmanas, todas ellas integradas en un entorno en el que no se han producido problemas de convivencia. «Él tendrá sus creencias, pero eso no ha influido nunca».

Tampoco en la calle Gurugú, donde está la mezquita, se ha producido conflicto alguno a pesar de que en los días de rezo se complicaba el aparcamiento. «Igual se juntan 50 o 60 personas, pero todo se ve con normalidad», asegura un vecino.

Del entendimiento de Adel Najjar con los representantes sociales habla su participación en el Proceso Comunitario de la Margen Derecha, donde están representadas las asociaciones de vecinos, los centros de promoción de la mujer, los colegios, el centro de salud y otros colectivos.

Igualmente han sido buenas sus relaciones con los representantes políticos de primer nivel, con los que ha compartido multitud de reuniones.

A ello se une su decidida apuesta por el diálogo interreligioso, hasta el punto de firmar en febrero pasado en el arzobispado de Badajoz, en presencia del arzobispo Celso Morga, un comunicado de adhesión al Día de la Fraternidad Humana.

Toda esa acción decidida por el respeto religioso y social quedó en entredicho el miércoles cuando la policía lo detuvo. «Ojalá no haya hecho nada y vuelva pronto», suplicaba una vecina.