Alejandro Sánchez es un joven colombiano que lleva más de dos años viviendo en Badajoz. Ha sido uno de los viajeros que ha estrenado hoy el nuevo servicio Alvia que conecta con Madrid y que circula por la nueva plataforma de alta velocidad hasta ... Plasencia. Según indica, es un viajero habitual de Renfe y en esta ocasión se ha beneficiado de una oferta por 22 euros el billete en clase confort. La alternativa era blablacar, pero costaba 24 euros. Además del precio y la anunciada reducción del tiempo de viaje, destaca la comodidad del tren. «Está más organizado, más fresco, y el interior es más atractivo», afirma.
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El Alvia es una de las grandes novedades del servicio que permite la mejora de la infraestructura hasta Plasencia, que se prevé tener electrificada el próximo año. El tren destaca por su amplitud y modernidad, con cafetería (el café a 2,30, eso sí), aire acondicionado (incluso muy fuerte para algunos) y televisión. Tras empezar su recorrido se pudo ver El método Williams, la película sobre las hermanas tenistas que le permitió a Will Smith ganar el Oscar a mejor actor. A su conclusión han puesto Grease, un clásico.
En la capital pacense también subieron Antonio García Salas y Pedro Mendo, del Corredor Sudoeste, para conocer los nuevos trenes hasta Madrid. «Queremos ver cómo es el servicio, para evaluar sus posibilidades», explican.
El tren ha partido de la estación de Badajoz con un ligero retraso, a las 7.27 horas. El nuevo servicio debe pasar a la plataforma de alta velocidad a la altura de Novelda del Guadiana, a unos 13 kilómetros de la capital pacense. Sin embargo, en su primer viaje comercial ha hecho todo el recorrido por la vía antigua hasta Mérida, lo que ha limitado su velocidad por las condiciones de la infraestructura. Entre otras cuestiones, está pendiente la mejora de un puente sobre el río Alcazaba.
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Según el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), este cambio de planes se ha debido a un error del centro de control de tráfico centralizado, que envió el tren por la vía antigua. Algo que no deja de ser habitual en la puesta en servicio de nuevas líneas, como reconoce José Ángel Ferrero, responsable de servicios comerciales de Renfe de larga distancia para Andalucía y Extremadura y uno de los viajeros en el primer Alvia entre Badajoz y Madrid. «Esta es la primera piedra de la mejora de la infraestructura», afirma. Pero en los estrenos siempre hay problemas en los primeros días hasta que se consigue el óptimo funcionamiento de las circulaciones.
Este problema ha hecho que se haya llegado con un ligero retraso a Mérida, de donde el tren debía salir a las 8.00 y sin embargo ha partido unos diez minutos después. En la estación emeritense se han sumado muchos viajeros, entre ellos Adrián Rodríguez, Agustín Zavala y Luisma Rodríguez, tres jóvenes de 18 y 17 años que han terminado el Bachillerato en el colegio salesiano y que se van juntos de viaje de fin de curso a Alemania. Por 14 euros consiguieron el billete a Madrid en la oferta comercial de Renfe. «Se nota un mejor servicio, no tiene nada que ver», afirma Zavala. Sobre todo, destacan la amplitud y comodidad del tren.
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Para volver a enlazar con la nueva plataforma de alta velocidad el tren que sale de Mérida debe desandar el camino hacia Badajoz hasta llegar a la estación de Aljucén. En ese punto toma dirección norte, dirección Cáceres. Recorre unos 15 kilómetros por la vía convencional, con una velocidad que no pasa de 100 kilómetros por hora, hasta que llega a la denominada Bifurcación Peñas Blancas, a la altura de la localidad de Aljucén.
Este punto, donde arranca de nuevo la plataforma de alta velocidad, se ha tomado como referencia para dividir en dos proyectos distintos los trabajos de electrificación de la nueva vía. Ahora el tren no puede pasar de 180 kilómetros por hora, pero cuando la línea esté electrificada llegará a 220. A partir de Peñas Blancas y hasta Plasencia ya se puede ver la catenaria y la línea de contacto. Las obras desde este lugar hasta Badajoz van con más retraso.
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Antes de llegar a Cáceres empiezan a vislumbrarse las primeras grandes obras de ingeniería de la línea extremeña, como el túnel de Puerto Viejo, a la altura de Rincón de Ballesteros. El tren continúa por la plataforma de alta velocidad hasta enlazar de nuevo con la convencional al sur de la capital cacereña, pero un nuevo contratiempo ha llevado a reducir la velocidad hasta pararse por completo.
A llegar a Cáceres el retraso acumulado ya pasa de quince minutos. Tras una breve parada en la que suben más viajeros, ha salido a las 8.55 en dirección norte por la vía antigua y a la altura de Casar de Cáceres ha enlazado de nuevo con la plataforma de alta velocidad. A partir de este momento se aprecia la grandiosidad de la línea y las grandes obras que justifican una inversión de 1.700 millones de euros en esta primera fase. Los puentes sobre el Almonte y el Tajo, de referencia mundial para servicios ferroviarios, permiten evitar el recorrido lento y sinuoso del tendido convencional. Y el túnel de Santa Marina, de 3,4 kilómetros de longitud, salva el Puerto de los Castaños en una conexión más directa con Plasencia.
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Pero esta gran línea pronto se desvanece. El tren deja Plasencia al norte y un ramal enlaza la nueva plataforma con la línea convencional en dirección sur, hacia la estación de Monfragüe. En este punto suben más pasajeros, entre ellos un grupo de nueve amigos de Coria que se van a pasar unos días a Alicante. No les faltan las sombrillas. Paula Ortiz y Miguel Díaz afirman que van «a la aventura». Alguno no sabía que hoy se estrenaba el nuevo servicio, que les parece «muy cómodo». Hay ilusión, pero también recelos por toda la polémica que arrastra la región. «Con tal de que llegue...».
Desde Monfragüe el tren continúa por la vía convencional hacia Navalmoral de la Mata, la última parada en territorio extremeño. Los viajeros en dirección a Madrid ya no se benefician de una nueva línea, ni de grandes infraestructuras, pero sí de un servicio más cómodo y fiable. Así lo afirma Fernando Mena, de la Asociación regional de estaciones de servicio de Extremadura (Aresex), quien viaja a Madrid por motivos laborales. Vive en Don Benito, pero prefiere hacer el viaje en coche hasta Navalmoral y desde ahí continuar a la capital. Afirma que no merece la pena subir al tren en Mérida, ya que se ve obligado a dar un rodeo. Por carretera va más rápido por Miajadas y la A-5. «Hay más gente que lo hace», afirma. Usuario habitual de Renfe, destaca la comodidad que implica evitar el coche para entrar en Madrid y la amplitud de los nuevos Alvia. «Lo que hace falta es que venga más gente en tren».
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El recorrido continúa por tierras manchegas, primero por Oropesa y después por Talavera de la Reina y Torrijos. La línea convencional hace que el trayecto ya no sea tan cómodo, hay más botes, ruido y traqueteo. Luego entra en Madrid, donde reduce su velocidad hasta detenerse para atravesar grandes núcleos de población. A las 11.57 llega a la estación de Atocha, con 14 minutos de retraso sobre el horario previsto, un inconveniente que sin duda se mejorará en los próximos servicios con los ajustes sobre la explotación de la infraestructura. El primer viaje comercial de la nueva línea de altas prestaciones de Extremadura desembarca en la capital de España con más de 200 viajeros que han podido tomar parte en un viaje para la historia.
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