Fue la unión de diversas variables, algunas más previsibles y evitables que otras, las que provocaron que el fuego se descontrolara y terminara arrasando 2. ... 775 hectáreas –398 de ellas del Parque Nacional de Monfragüe– justo ahora hace un año.
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El incendio forestal se declaró a primera hora de la tarde del 14 de julio de 2022 en el término municipal de Casas de Miravete; en las proximidades del parque nacional. Las llamas se originaron cerca de la antigua carretera Nacional-V. Todos los indicios apuntan a que el fuego fue provocado, pero no existe una confirmación oficial al respecto.
En un primer momento, el incendio avanzó a gran velocidad debido al fuerte viento que azotaba la zona y a la gran cantidad de materia combustible que había sobre el terreno. «Se venía arrastrando, y seguimos igual, una sequía extrema en la vegetación y cuando entra en combustión arde de manera muy intensa», aporta Carmen López, directora del Parque Nacional de Monfragüe, al repasar los motivos que hicieron incontrolable el fuego en sus inicios.
Carmen López
Directora del Parque Nacional de Monfragüe
La reacción del dispositivo de extinción de incendios no pudo ser la deseada. Otro fuego, el peor del pasado verano en Extremadura, llevaba en ese momento tres días activo en Las Hurdes.
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Muchos efectivos, incluidas las brigadas del Ministerio de Transición Ecológica, estaban desplazados en ese foco –que se llevó por delante 3.241 hectáreas de territorio extremeño y saltó a la provincia de Salamanca– y no pudieron atacar el incendio que amenazaba Monfragüe con toda la fuerza y la rapidez necesaria.
El fuego terminó entrando en el territorio protegido del parque nacional. Menos de 400 hectáreas quemadas, algo más de 2% de su superficie total. «El mordisco de las llamas a la reserva de la Biosfera de Monfragüe sí fue más importante», recuerda López.
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En todo el terreno afectado por el incendio, la flora y la fauna sufrieron daños graves. «Los efectos fueron desastrosos», asegura la directora del Monfragüe.
Una vez extinguido el fuego, comenzaron los trabajos de recuperación en los que han colaborado el Infoex, la Confederación Hidrográfica del Tajo y efectivos del propio parque. La mayor preocupación fue proteger el suelo de la erosión tras el paso de las llamas, lo que se hizo dejando sobre el terreno el arbolado quemado que se cortó y reforzando el terreno con paja.
Los resultados están siendo positivos. «La zona se está recuperando bastante bien; ya hay madroños, brezos y helechos que han crecido y están grandes y han brotado alcornoques», comenta López, que considera que habrá que esperar unos cuatro años para ver si es necesario apoyar con reforestación. «Después de ver todo negro, ves que la vida se abre paso y que hay futuro», añade.
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La fauna también ha vuelto. El fuego se llevó por delante varias plataformas de nidificación de buitres negros y algunos pollos murieron a causa del humo y las llamas. Aun así, dentro del parque –en las fincas cercanas que tenían ganado fue otra historia– no se encontraron muchos animales quemados, a lo que pudo contribuir que la elevada intensidad del fuego calcinara todos los restos. «Al mes ya había buitres negros en la zona; vimos a parejas volando sobre el terreno en una época que no es la de hacer nidos», expone López.
En este caso, las tareas han consistido en implementar varias plataformas artificiales para facilitar el regreso de las aves. En diciembre se dejó de intervenir para que la naturaleza continuara su curso con mayor tranquilidad. En las próximas semanas será el momento de hacer el análisis, de comprobar las plataformas que han utilizado los buitres y de contabilizar los nuevos pollos.
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Más difícil será el estudio de otras especies. «Los ungulados tienen mayor facilidad para escapar de un fuego; más afectados se vieron los reptiles y los insectos y la recuperación en este caso es bastante lenta», advierte la máxima responsable del parque.
Fuera del terreno protegido de Monfragüe, el incendio provocó múltiples daños y situaciones de riesgo. En la misma jornada en que se iniciaron las llamas, el viento –con una enorme fuerza que hizo que las llamas saltasen dos carreteras– cambió de dirección a última hora de la tarde y eso obligó a evacuar la población de Casas de Miravete.
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Los desalojados, que durmieron en el pabellón polideportivo de Almaraz, fueron muy críticos con las decisiones tomadas a la hora de enfrentarse al fuego: «Los que vivimos aquí sabemos que todas las tardes viene una brisa hacia el pueblo y no lo han tenido en cuenta», manifestaba un vecino ante las cámaras de televisión tras su evacuación.
Guillermo Fernández Vara, en ese momento presidente de la Junta, recibió en primera persona las protestas de los habitantes de Casas de Miravete el día que fue a visitar la zona acompañado de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. «Han priorizado evitar que se queme Monfragüe a impedir que el fuego llegara a las zonas habitadas». Era la queja más repetida por los vecinos cuyas casas estuvieron en riesgo y que vieron como el fuego quemaba sus fincas con olivos y ganado.
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Cinco días tardaron los efectivos de extinción en controlar el incendio que afectó a los términos municipales de Casas de Miravete, de Jaraicejo y, en menor superficie, al de Romangordo.
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