Longina en la plaza Mayor de Cáceres durante los actos del Día Mundial contra el Cáncer. Jorge Rey

«Cuando me volvieron a detectar cáncer pensé que había que seguir adelante»

A Longina María Arroyo le diagnosticaron un tumor con 38 años y otro antes de la pandemia

Álvaro Rubio

Cáceres

Domingo, 4 de febrero 2024, 07:30

Longina María Arroyo sabe lo que es el cáncer porque lleva conviviendo con él casi toda su vida. Con 38 años le diagnosticaron un tumor de mama y justo antes de la pandemia le detectaron otro de útero. Luego, llegó la metástasis en colón y ... en pulmón.

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«Cuando me diagnosticaron cáncer por primera vez lo que se te pasa por la cabeza es el final de la vida, pero los médicos se encargan de posicionarte en el momento que realmente estás. Luego me volvieron a detectar cáncer y lo primero que pensé fue que había que seguir adelante. Como dice el Cholo Simeone, partido a partido», comenta esta cacereña de 59 años.

Con apenas cuatro frases, rompe muchos de los tópicos que giran en torno a esta enfermedad y que a menudo hacen daño a los que pasan por ella. «Se suele decir que una persona sale hacia delante porque es muy fuerte y eso a priori es una injusticia y roza lo inhumano. Aquí no somos soldados porque no tenemos las mismas armas que el enemigo. No es una guerra. Ser más o menos fuerte mentalmente no significa ganar o perder. Ayuda la actitud porque generas endorfinas, pero eso es solo una pequeña infantería que te ayuda a defenderte», dice antes de centrarse en lo realmente importante.

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Habla de ciencia. «Nuestra lucha es que el dinero que se dedica a imbecilidades sea para una enfermedad en la que se va a ver involucrada una de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres. Y eso no es ninguna idiotez. Hay que dedicar dinero a la investigación con un presupuesto más amplio en la sanidad pública», reivindica Longina.

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«Ser más o menos fuerte no significa ganar o perder; decir eso es una injusticia», afirma Longina para acabar con el tópico

Precisamente, ahora forma parte de un estudio en una sucursal de Madrid de la clínica Anderson de Houston. «Es con biopsia líquida, algo novedoso. Todo lo que investiguen servirá para definir un tratamiento aún más personalizado», detalla Longina, que actualmente está en proceso oncológico.

«Estoy con tratamiento de un tumor de útero que me diagnosticaron en 2019. Primero me operaron, que fue una intervención muy complicada y dura. Luego tuve metástasis en colón y ahora en pulmón. Está todo afortunadamente controlado de momento y sigo mi tratamiento en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres», detalla.

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Lleva con quimioterapia desde que le intervinieron en el verano de 2019. «Es un tratamiento intravenoso en combinación con inmunoterapia», añade.

Longina está en tratamiento oncológico y participa en un estudio de la clínica Anderson de Houston

Ella confía mucho en los médicos. «Con el trabajo que hicieron los facultativos y yo pude salir del cáncer de mama», cuenta Longina, que hasta ese momento había trabajado como guía de turismo de Extremadura. «Tuve que parar ocho meses y coger fuerzas para seguir».

Luego llegaron las revisiones semestrales y las anuales, hasta que poco antes de la pandemia, «el cáncer volvió a hacer toc toc en la puerta», recuerda.

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Ahora se enfrenta a la enfermedad rodeada de seres queridos y grandes profesionales. Su marido y su amiga Sagrario, que es ya como una hermana, están ahí siempre. De hecho, mientras cuenta su historia les cuesta no emocionarse.

Con ella también está la Asociación Española contra el Cáncer. «Hacen una labor muy buena porque el apoyo psicológico es extraordinario», afirma.

Hospital de Día

También tiene palabras de agradecimiento para los médicos de Cáceres y, en especial, para la doctora López de Ceballos, su oncóloga desde hace dos décadas. No se olvida del Hospital de Día. «Allí recibo los tratamientos y hay un personal excepcional. Eso sí, no dan abasto y es necesario contratar a más profesionales y una ampliación», añade.

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«Nos encantaría que el Hospital de Día tuviera luz natural. Ver si está nublado o hace sol. Además, la enfermedad es muy cara y se necesitan cosas que no cubre la Seguridad Social. No todo el mundo puede costearlo o vivir en la ciudad. Hay gente que se levanta a las seis de mañana y llega a casa a las diez de la noche tras recibir el tratamiento. Hay que acercar el proceso a todas esas personas», pide Longina, que prefiere vivir el día a día, no hacer proyectos a largo plazo y seguir apoyándose en sus seres queridos y confiando en sus médicos.

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