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Entre los 59,2 millones de alemanes que el domingo están llamados a pasar por las urnas para elegir al próximo canciller hay tantos motivos ... para decantarse por uno u otro candidato como papeletas. Sin embargo, las encuestas apuntan a que dos asuntos determinarán el voto por encima del resto: la inmigración, una cuestión que preocupa al 27% de los ciudadanos, y la economía, que quita el sueño al 24%. A pie de calle, según ha podido comprobar este medio en un paseo por Berlín, se cumple lo que dicen los sondeos y se proponen todo tipo de alianzas -ultraderecha incluida- para el nuevo Ejecutivo germano.
«La economía es un factor decisivo para mí, pero también otros temas como la inmigración», cuenta Stefan mientras camina por un centro comercial de la futurista Postdamer Platz en la capital alemana. Ingeniero de 61 años, este berlinés no tiene aún claro su voto. Duda entre apoyar unos comicios más a los conservadores, con Friedrich Merz como candidato a canciller, o apostar esta vez por la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), la opción que parece convencerle más a escasos días de la cita electoral. «La CDU me gusta, pero Merz, no», explica sobre el aspirante al que todas las encuestas sin excepción dan como vencedor de las elecciones.
El cordón sanitario impuesto a la ultraderecha en Alemania impide la coalición de gobierno deseada por Stefan, que querría ver una alianza entre la Unión Cristianodemócrata y la bávara Union Socialcristiana (CDU/CSU) con los extremistas de Alice Weidel y defiende a quienes les apoyan. «Conozco a gente que vota a AfD. Yo diría que no son de extrema derecha. Son gente normal, no son nazis», sostiene este sexagenario, convencido de que sus simpatizantes «simplemente están hartos» de que otros partidos no den soluciones a los problemas del país.
El propio Merz borró cualquier posibilidad de acuerdo con la ultraderecha tras la polémica generada por él mismo al apoyarse a finales del pasado enero en los votos de AfD para sacar adelante una moción parlamentaria para endurecer la política migratorio en Alemania. La inmigración se ha convertido en uno de los pilares de esta campaña electoral, salpicada por varios atentados -el último la pasada semana en Múnich con una mujer y una niña de dos años muertas- cometidos por solicitantes de asilo. Los conservadores temen que este tema les suponga una fuga de votos hacia la formación ultra, segunda en intención de voto, que promete el cierre de fronteras y deportaciones masivas en un país donde, entre 2015 y 2016, con Angela Merkel en la cancillería, entraron 1,2 millones de refugiados, la mayoría sirios.
Felix M., economista nacido en Hamburgo y residente en Berlín, prefiere poner el acento en la crisis económica que arrastra la antigua locomotora europea. «La situación está completamente marcada por el freno al endeudamiento, que decidimos introducir constitucionalmente y que, en cierto modo, nos limita tanto que no podemos hacer gastos en infraestructura ni invertir en tecnologías del futuro, por lo que yo diría que, si lo elimináramos, las cosas irían algo mejor», plantea mientras empuja un carrito de bebé por la plaza Viktoria-Luise en el barrio berlinés de Schöneberg. Él votará por La Izquierda, un partido fundado en 2007, y asegura que «la coalición más deseable» sería la de esa formación con los socialdemócratas (SPD) de Olaf Scholz, actual canciller, y Los Verdes. «La peor, la formada por la CDU y AfD», zanja.
La Izquierda, que podría verse favorecida por el hundimiento del SPD, seduce también a Karl, un pensionista que defiende su elección sentado en un banco de la misma plaza. «Es el único partido que todavía hace oposición en el Bundestag», afirma. Claudia vuelve el foco a la situación del bolsillo de los alemanes como factor clave para los comicios legislativos del domingo: «Estamos en una recesión y eso siempre tiene un impacto en los ciudadanos. Todo se ha encarecido», asume esta berlinesa que podría también jubilarse en unos pocos meses pero tiene intención de continuar en el trabajo para obtener una mejor pensión.
El último barómetro de ARD advierte de otros asuntos de relevancia para los alemanes, más allá de la inmigración y la marcha de la economía nacional. A la población le importa también la política exterior relacionada con conflictos armados (20%), con Ucrania en el centro de atención, el auge de la extrema derecha (18%), la situación política en el país (16%) y la criminalidad y la seguridad interior (15%).
En tres días los ciudadanos podrán volcar esas preocupaciones en las urnas. Los sondeos más recientes dan la victoria a los conservadores (CDU/CSU) con el 29% de los votos, seguidos de la extrema derecha (AfD) con el 21%, los socialdemócratas (SPD) con el 16%, Los Verdes con el 13% y La Izquierda, con el 6%. El resto de fuerzas se quedaría fuera del Bundestag.
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