Cultura derriba una casa de la calle Holguín para ampliar el templo imperial

Con esta intervención, Cultura liberará el entorno para excavar sobre un monumento rodeado de casas viejas o abandonadas.

Los restos de visibles se muestran al público desde el 9 de agosto de 2019, pero solo un tramo porque las casas colindantes impiden hacer estudios arqueológicos. La demolición del número 27 es el primer paso para ampliar el yacimiento. Luego se harán las excavaciones siguiendo los datos que tienen los arqueólogos de las que se hicieron en esa misma manzana en los años ochenta.

Cuando se abrió el tramo parcial en 2019, desde el Consorcio dijeron que aspiraban en un futuro a estudiarlo por completo porque se trata de un templo relevante para entender mejor la transformación del foro provincial que se levantó desde el Arco de Trajano.

Como es imposible excavar todo lo que ocupó el foro provincia, en el Consorcio pidieron que con el tiempo la consejería fuera comprando las casas abandonadas y abriendo terrenos para que emergiera la arqueología. Y lo comparan siempre con el de la calle Viñeros número 17, otra aspiración del Consorcio para rescatar del subsuelo privado un antiguo templo romano y reconvertirlo en recinto público visitable.

El imperial de Holguín se descubrió en los años 80, pero su integración urbana es relativamente reciente.

Los mecenas de la ciudad votaron en 2018 sufragar la rehabilitación del solar. Revistieron los muros, instalaron una pasarela de madera y colocaron una valla de acceso para protegerlo.

Hay que entender el templo como parte de un entramado urbanístico romano más amplio: el conjunto provincial de culto imperial, el llamado foro provincial, se construyó con Tiberio como emperador. El solar elegido estaba ocupado desde la fundación de la ciudad por cuatro manzanas de viviendas que fueron amortizadas para la construcción de un gran complejo arquitectónico al que se accedía por el Arco de Trajano. Se construyó una gran plaza pavimentada con placas de mármol, delimitada por un pórtico y el centro de la plaza se erigió el templo de grandes dimensiones siguiendo el modelo del de la Concordia de Roma. Y eso es parte de lo que se ve ahora en la esquina de Holguín.

Entre las piezas que se exponen, destaca el fragmento de la inscripción del revestimiento de mármol de un pedestal que sostuvo la escultura un personaje y en el que lee el nombre de Lucio Cornelio Boccho, responsable de la construcción del templo. Augusto, mientras vivió, no permitió que se hicieran cultos hacia él, pero cuando murió fue divinizado por el Senado y por Tiberio. El culto a los emperadores se convirtió en la religión del imperio hasta el siglo IV y en un instrumento de propaganda ideológica a favor de los emperadores.

Las capitales hispanas de Tarraco, Augusta Emerita y Corduba construyeron sus templos en honor al divino emperador y ahora se da en Mérida un paso más para conocerlos mejor.