
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A.P.
Sábado, 22 de febrero 2025, 09:48
Tener el vehículo en buen estado es primordial para garantizar la seguridad de los pasajeros y, por supuesto, para evitar averías. Además, es fundamental para conseguir que el coche contamine menos y que el consumo de combustible sea el óptimo. También tener en cuenta que no es lo mismo circular con muchos pasajeros y equipaje que únicamente con el conductor. Ó también tiene gran protagonismo el tipo de conducción. Dar acelerones y frenazos de forma constante y exceder la velocidad afectan también al consumo y a la contaminación. Asimismo, si percibes que tanto el consumo como la contaminación del vehículo han aumentado, esto puede ser por varios motivos.
Por ejemplo, una presión de los neumáticos inadecuada. Los neumáticos juegan un papel fundamental en el consumo del vehículo. Por ello, desde Norauto se hace hincapié en la importancia de revisar la presión y adaptarla según la carga. Se puede leer la presión que deben llevar en el manual del fabricante. Además, se suele indicar en la zona interior de la puerta en el lado del conductor o del pasajero o en el interior de la tapa del depósito, habitualmente con dos valores: uno para cuando el vehículo va poco cargado, y un segundo valor para cuando hay con mucho equipaje o pasajeros.
Además de la presión, hay que garantizar que no tienen desgastes y están en estado óptimo. Se estima que el neumático es el responsable del 21% del consumo del vehículo, según Continental. El límite legal corresponde a una profundidad mínima de 1,6 mm, pero desde Norauto se recomienda cambiarlos en cuanto bajan de 3 mm. Se puede comprobar los niveles a través de los indicadores de desgaste, que están situados dentro de las ranuras principales, indicadas por el logotipo del fabricante en el lado.
También el aceite. Éste se encarga de lubricar y proteger el motor del automóvil, además de reducir el desgaste causado por la fricción de los diferentes elementos. Un buen aceite ayuda a reducir el consumo de combustible, las emisiones de CO2 y gases contaminantes y, por supuesto, disminuir el desgaste del motor. Si está en mal estado y no se cambia, puede llegar a dañar gravemente el motor. Es muy importante sustituir el aceite cuando indica el propio fabricante. Además de cambiar el aceite, se debe sustituir el filtro de aceite y consultar el libro de mantenimiento para verificar cuándo se debe cambiar el resto de filtros (habitáculo, aire y combustible).
Sin olvidar el filtro del aire, porque es uno de los que más repercuten sobre el consumo y contaminación excesivos. Su función es la de evitar un desgaste prematuro del motor, permitiendo el acceso de aire limpio al proceso de combustión. Basta con sustituir esta pieza.
Las bujías y los calentadores también deben estar en óptimas condiciones para su adecuado funcionamiento, mejorando así los ciclos de combustión. Uno de los síntomas de una avería en las bujías es, precisamente, el aumento del consumo de combustible. Junto a este aumento, otras señales que puede mostrar el coche son los tirones al circular, un ralentí inestable o dificultades a la hora de arrancar y pérdida de potencia.
Daño de los inyectores. Su función es distribuir el combustible dentro del motor. Si están dañados, la mezcla no será homogénea y aumentará el consumo. También se recomienda revisar el sistema de inyección para que haya una menor contaminación.
Problemas con el catalizador/filtro de partículas. El sistema de escape, puede presentar fugas, rotura del catalizador u obturación del filtro de partículas, lo que provoca una mala combustión. En este caso, el consumo de combustible aumenta significativamente.
Tapón del depósito del combustible dañado. Sirve para cerrar la entrada del depósito del coche. Si el tapón de la gasolina está en mal estado o mal colocada, el combustible se puede evaporar fácilmente y, por lo tanto, hay un mayor consumo.
O también un mal funcionamiento de la bomba de gasolina. Se encarga de impulsar el combustible del depósito al motor. Si hay un mal funcionamiento, la presión de combustible puede no ser la adecuada, provocando una mala combustión.
Latiguillos de freno y pinzas en mal estado. En este caso, las pastillas de freno presionan de forma constante sobre los discos de freno y, por lo tanto, hay un efecto de frenado permanente con el consiguiente gasto de gasolina.
Por último, un mal funcionamiento de la sonda lambda o sensor de oxígeno. Regula de forma precisa la relación aire/combustible en el proceso de combustión. Si no funciona correctamente, hay una mayor contaminación y gasto de combustible.
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