
A vueltas con la Plaza Alta
El entorno de la antesala de la Alcazaba no deja de degradarse por abandono y falta de atención, ofreciendo un estado lamentable de ruina
Alberto González
Cronista oficial de Badajoz
Viernes, 28 de febrero 2025, 23:05
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Alberto González
Cronista oficial de Badajoz
Viernes, 28 de febrero 2025, 23:05
Tras el proceso de renovación constructiva iniciado en Badajoz a mediados del siglo XIX, que se prolonga el siguiente, a fines del XX se abre ... una etapa de decadencia del Casco Antiguo causada por actuaciones urbanísticas erróneas, entre las que resalta la eliminación del mercado metálico de la Plaza Alta. Un potente foco de actividad cuya supresión provocó en poco tiempo la degradación de todo el barrió histórico, del que era el soporte principal.
Su desmontaje a mediados de los pasados años setenta, en operación impulsada por el arquitecto e historiador de arte Luis Menéndez Pidal, que con diversas personalidades locales esbozaba la restauración de la Alcazaba y su ámbito, fue determinante sobre la dinámica de la zona. Desde el punto de vista historicista resultó positiva, pues dejó diáfana la plaza facilitando la vista de las arquerías y murallas, y propició la rehabilitación de la Casa de la Audiencia y otros edificios.
Pero a efectos comerciales y sociales fue un desastre, pues la supresión del mercado y cierre de los establecimientos y servicios auxiliares que proliferaban a su amparo y le daban vida, paralizaron el enclave al cortar el flujo de gente, que sin comercio ni actividad que justificara la asistencia, dejó de acudir al barrio alto. Y como no se previeron planes económicos ni sociales alternativos a la supresión de su actividad, la zona se degradó muy pronto para quedar reducida a un ámbito marginal en creciente ruina y refugio de indeseables.
Prueba de la falta de visión y cálculos de futuro con que se realizó la operación, es que la propia estructura metálica monumental estuvo al borde de perderse, pues, considerada mera chatarra, se pensó venderla como tal hasta que, in extremis, ante las protestas ciudadanas, fue trasladada al campus universitario.
Desde entonces la Plaza Alta ha sido objeto de numerosas actuaciones para su puesta en valor, habiendo recuperado virtualidad como zona vividera, de ocio, atractivo turístico antesala de la Alcazaba, y marco de mercadillos, actos y festejos. Pero solo ella, pues su entorno no deja de degradarse por abandono y falta de atención, ofreciendo un estado lamentable de ruina, ya que salvo algunas actuaciones públicas parciales de corto alcance, o de instituciones privadas, ninguna corporación ha encarado con decisión su rehabilitación integral. Solo ahora se ha creado para afrontarla un consorcio integrado por diferentes instituciones. Esperemos que sea operativo y que la pluralidad del órgano y la burocracia no malogren el intento.
Evidenciando que pese al crecimiento y diversificación de la ciudad, el enclave sigue siendo un punto neurálgico referente del Badajoz antiguo, la Plaza Alta ha vuelto a estar presente estos días en el panorama ciudadano. Esta vez por unas carpas para vender hamburguesas que, ocupándola en su totalidad, como antaño hacía el mercado metálico, la han llenado de grasa y suciedad, provocando la protesta ciudadana por estimar inapropiada la idea.
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