La presidenta del Congreso firma en el libro de honor de la Asamblea de Extremadura. J.M. Romero
Análisis

Extremadura ya no es la misma

Se puede debatir si se ha aprovechado al cien por cien, pero estos 40 años de autonomía constituyen el periodo de mayor prosperidad conocido por la región

Pablo Calvo

Cáceres

Sábado, 25 de febrero 2023

Extremadura está de celebración por el aniversario de sus 40 años del Estatuto de Autonomía. Cuatro décadas transcurridas desde que somos una comunidad autónoma, algo ... que no se pidió pero que nos vino dado por los deseos de otros de ser más autosuficientes e independientes. La solución constitucional fue reconocérselo a todos para no asustar demasiado.

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A los extremeños nos metieron por la vía lenta, que es algo en lo que nos hemos convertido en expertos, pero disfrutar de autogobierno ha sido enormemente positivo para la evolución de Extremadura. Si a esto le sumamos lo que vino tres años después, la entrada de España en la Comunidad Europea y, con ello, el reconocimiento práctico a través de miles de millones que han ido llegando de que la región era una de las más atrasadas, podemos coincidir con el poeta que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Es imposible saber cómo habría sido la evolución de Extremadura si no nos hubiéramos convertido en autonomía. Sí podemos intuir que estaríamos peor, pues eso nos enseña la Historia con muchos años de ejemplos, en los que el centralismo ni benefició ni se preocupó por tierras periféricas como la nuestra. Todavía hoy no es complicado observar lo difícil que resulta que los centros de poder situados lejos tomen decisiones que nos favorezcan o que prioricen esta región sobre otros lugares, y es fácil pensar que aún lo sería más si no existiera un gobierno autonómico, del signo que sea, procurando hacer su trabajo.

No es cuestión de meterse aquí en un mar de cifra y datos que avalen la tesis de cuánto se ha mejorado en estos 40 años (para chasco que no se hubiera evolucionado a mejor en tanto tiempo), ni en el más complejo debate de si otras comunidades han corrido más y aprovechado mejor la España autonómica, de forma que, según algunos, no estaríamos más cerca sino más lejos ahora de los demás.

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Componer un himno y dibujar una bandera no bastan por sí solos para obrar milagros, pero si se hiciera un repaso exhaustivo del conjunto de indicadores se comprobaría que muchas de esas brechas, en educación por ejemplo pero también en nivel de renta, se han ido estrechando.

Además, hay otros intangibles que acaban teniendo sus efectos materiales positivos. La autonomía, quiero decir, ha actuado también en la dirección de conformar una identidad, ha contribuido al fortalecimiento de una autoestima, aún por mejorar, y ha definido un territorio no solo geográfico, sino con personalidad propia. Que eso se haya aprovechado política y económicamente al cien o al cincuenta por ciento, las torpezas y aciertos cotidianos en los que se haya podido incurrir en estos 40 años, puede ser objeto de debate, por supuesto, pero de que la España autonómica que alumbró la Constitución y de la que Extremadura celebra su aniversario estatutario ha resultado beneficiosa para esta tierra, no creo que haya duda.

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La forma de desarrollar un sistema es perfectible, y sin ir más lejos la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de una mayor coordinación en lo concerniente a la sanidad; pero una parte no debe anular el todo, como propugna alguna fuerza política que pone el énfasis en la desproporcionada creación de estructuras administrativas para defender la vuelta a modelos nostálgicos y centralistas, aunque su manual se haya vuelto más tibio una vez que ellos mismos han empezado a gozar del poder autonómico.

Discutir, por otro lado, por el día de celebración de la autonomía es quedarse mirando el dedo en lugar de a la luna, entretenerse en la hojarasca del periodo de mayor prosperidad que ha conocido esta región, en gran medida porque quien tiene que tomar las decisiones te lo puedes cruzar por la calle. Esa mayor cercanía y el mejor conocimiento de los problemas reales de tus vecinos es también la Extremadura de la que celebramos los 40 años de vida.

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