Directo Viernes Santo en Extremadura: el Santo Entierro suspende su procesión en Badajoz

No éramos amigos. No militábamos en el mismo espacio político. No sentíamos especial simpatía del uno por el otro. Esas connotaciones negativas se mantuvieron siempre ... en el espacio de respeto que caracterizó a la política y a los políticos de la Transición. No hubo ni insultos ni descalificaciones personales y nada me impide ni nada me obliga a reconocer a una de las figuras más destacadas de la política regional allá por los finales de los años 70. Sánchez de León era el líder natural de la derecha y del centro derecha extremeños. Como líder gozaba de la simpatía de buena parte de los ciudadanos que se ubicaban en ese espacio político, pero también de la inquina de quienes aspiraban desde sus filas a desplazarle para ocupar ese liderazgo.

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En esos tiempos de finales de los 70 existían dos tipos de políticos: quienes vivían en Extremadura y tenían cierta afinidad entre ellos independientemente de su color político, y los que vivían en Madrid que oteaban la Extremadura que ellos dejaron, pero que ansiaban despegarse del centralismo madrileño que tanto daño hizo en nuestra tierra que fue tratada poco menos que como se trataba a las colonias que España mantenía en África. Sánchez de León pertenecía a ese segundo grupo que, al igual que Alberto Oliart, Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, Eugenio Triana, Pablo Castellano o Luis Yáñez, disponían de mayor experiencia institucional que se veía difuminada por su desapego al terruño.

Con el paso de los años aprendí a conocer y valorar a quienes tuvieron un protagonismo especial en la Transición política española. Ese reconocimiento me llevó a respetar a todos los que participaron en ese proceso. Sánchez de León fue uno de ellos y, tal vez, en Extremadura, el más sobresaliente de cuantos gozamos de esa oportunidad histórica. Su paso por el Ministerio de Sanidad dejó su huella en el Hospital Universitario de Badajoz, bautizado inicialmente como Infanta Cristina.

Mientras Sánchez de León lideró las listas al Congreso en 1977 y 1979, UCD fue el primer partido de Extremadura, seguido a muy corta distancia por el PSOE. No sé cómo hubiera evolucionado la autonomía extremeña si Sánchez de León no se hubiera opuesto a la nominación de Antonio Hernández Gil como primer presidente preautonómico extremeño o si el mismo Sánchez de León hubiera impuesto su candidatura para ese cargo en lugar de endosárselo a uno de su cuerda. Nunca se sabrá como hubiéramos marcado nuestras diferencias y nuestra diferente visión de Extremadura si él hubiera sido el candidato del centro derecha a la presidencia de la Extremadura autonómica. No pudo ser y ahí queda la duda.

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Sánchez de León nunca valoró positivamente el mandato de los socialistas al frente de la autonomía extremeña. Estaba en su derecho. Yo, desde estas líneas, sí valoro su figura y su papel en la Transición y en el despertar de un regionalismo político de corte conservador. En el supuesto de que Sánchez de León haya sido consciente de que su final estaba a la vuelta de la esquina, seguro que podría haber pensado: «Yo he sido un español que hizo algo por mi patria». Y hubiera tenido razón.

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