Borrar
Urgente Un camión incendiado obliga a cortar dos carriles de la A-66 en Monesterio
Preservar nuestra universidad

Preservar nuestra universidad

Hay que pensar muy en serio qué arriesgamos abriendo las puertas a la privatización de la enseñanza superior en Extremadura, donde la UEx apenas tiene 50 años de existencia

Marcelo Sánchez-Oro Sánchez

Domingo, 16 de febrero 2025, 08:06

La película de Charles Chaplin 'Tiempos modernos', sorprende por la clarividencia de su director para captar, con imágenes y secuencias memorables, las ásperas consecuencias que ... tiene para la clase trabajadora la segunda revolución industrial. Con un humor ácido, se retrata, entre sarcástico y crítico, las transformaciones sociales que sufre la sociedad occidental, en la década de los años 20 y 30del siglo pasado. El filme se inicia en una fábrica de Estados Unidos, y todo lo que ahí sucede es premonitorio de lo que acontecerá en países menos adelantados, como era España en ese momento. Pareciera que Chaplin quiere advertir a todos: «Atención, vamos por aquí, y a vosotros os espera lo mismo». En la película aparecen algunas instituciones sociales básicas. Se retrata el rol subsidiario que estas desempeñan para que el sistema productivo fordista, supeditado al dogma calvinista de la eficiencia productiva. Todos los actores sociales se subordinan al imperativo de maximizar la productividad. Podemos ver a la ciencia al servicio de los poderosos: en una de las primeras secuencias, unos inventores ofrecen al voraz empresario una «máquina para dar de comer» a los obreros sin pérdidas de tiempo. También está el aparato policial, encargado controlar a los inadaptados. La judicatura, el sistema sanitario, la beneficencia… Todo coadyuva para que la maquinaria capitalista, que literalmente fagocita al obrero, funcione. Sin embargo, llama la atención que no aparezcan las instituciones educativas en los noventa minutos de metraje de 'Tiempos modernos'. Tampoco la universidad, evidentemente. La hipótesis más plausible para esta ausencia, creo yo, es que hasta ese momento la universidad no se vinculaba directamente con el sistema productivo, era una institución ubicada en la «superestructura». Pasarán un par de decenios para que sociólogos-economistas como Daniel Bell pongan a la educación, y en especial a la educación superior, en el centro del desarrollo, no ya de la sociedad industrial, sino de la sociedad tecnológica, la postindustrial. Para Bell, se trata de un «Principio axial: la centralidad del conocimiento teórico como fuente de innovación y de la política de la sociedad». Alain Touraine será mucho más crítico con la institución, pero para ambos la universidad es la columna vertebral de la sociedad informacional del siglo XXI.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Preservar nuestra universidad